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figuras de la culturosada tijuanaca

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Si vas a imitar a alguien, no imites al Charkomen. Imita a los dioses por encima de las figuras de la culturosada tijuanaca.

la inspiración es un desecho menstrual

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Gerundios desgastados más de cinco ritornelos paradojas bobas aborrezco las alegorías amo las necedades onomatopéyicas peino los prefijos siguiendo metáforas borrachas ofendo con ironías convierto fonemas en aullidos amo y odio la repetición imito la imperfección de un símil los tropos ahogados en la tinta en la garganta amontono sílabas reverberas ardiente es el furor de los puntos suspensivos la inspiración es un desecho menstrual musa cuarentona dinero recurso estético o símbolo poético en la bolsa de valores piernas de mujer lasciva dispuesta a fornicar así se entreabren los paréntesis vocales que se apretujan entre colores y fragancias galopan los gerundios apócope con cara de niño pervertido una grafía enana me atosiga sustantivo que se carcajea una sinestesia ebria se orina frente al triptongo un adjetivo sucio quiere bailar y toma de la cintura al diptongo el hiato lo abofetea copetín de una eñe

EN TODA DESGRACIA HUMANA SIEMPRE HAY UN MOMENTO DE PLACER

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EN  TODA   DESGRACIA  HUMANA  SIEMPRE   HAY  UN  MOMENTO  DE  PLACER

A no ser que sufra delirio poético innato, un hombre sin vicios ni perversiones difícilmente podrá alcanzar una auténtica inspiración.

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A no ser que sufra delirio poético innato, un hombre sin vicios ni perversiones difícilmente podrá alcanzar una auténtica inspiración.

El crítico es un escritor que habla de otro escritor

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El crítico es un escritor que habla de otro escritor (claro, de su altar literario), asumiendo un compromiso ambiguo y desfigurado, tamizado de cautelas para no lesionar los egos e intereses de los pichones y palomas que surcan los cielos de la burocracia estatal y del empresariado cultural. Al tiquitaca, de lo que se trata es de amarrarse a Juanita en la fiesta y no hacer buracos

A los culturosos

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¿Acaso quieren que vivamos dándoles mordidas a los libros?

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—¡Malditos sean! --les gritan sus conciencias—, han hecho trato con la policía." —"Se trata de salir en la foto" --contesta el bato, y luego pregunta—: —¿Acaso quieren que vivamos dándoles mordidas a los libros?" —¿Están mandando a la mierda sus ideales y principios!" —espetó una de las conciencias y agregó—: —"Estas jodido, men. Es más decente robar un banco que alquilarte en esa puta case ta de información del Pentágono. Pero tú sabes lo que haces, yentelman." —"Sí, que te compre el que no te conoce" —dijo la otrora conciencia que enseguida le reclama a la ruca: —"Y tú feminista sin pancarta, ¿le vas seguir el rollo a este eyaculador precoz? ¿No te das cuenta que sólo eres una amante de ocasión? Mejor, regálale una foto tuya en braguitas y con escotes, y mándalo a dormir a la carraca de doña Soledad." —"No la hagan tanto de pedo —alega el bato—, pues total, lo que no separa la realidad lo separa la con

La vida obliga a chupar el caramelo de la tristeza

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La vida obliga a chupar el caramelo de la tristeza; el que no quiso lamer Caín cuando era un niño y terminó arrojándolo a los pies de Abel.

Pero ahora es tan valiente que inclusive soporta al aburrido y denso maricón de Marcel Proust

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Asignatura pendiente en la escuela de humanidades; gracias a Marx y a Sartre él se creerá un napoleón chiquitito. Pero nunca ha roto un plato ni ha matado una mosca. Dicen quienes lo conocieron de niño que se asustaba al escuchar las canciones de cuna. Pero ahora es tan valiente que inclusive soporta al aburrido y denso maricón de Marcel Proust.

toda relación amorosa es enfermiza

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Huyeron hacia Taiwanajuato del sureste asiático porque la monotonía empezó a devorarlos como perro hambriento. El nerd boy hace tremendas muinas de la nada, y, además, padece uno de los más temibles vicios de la humanidad: el egoísmo; que combinado con el pecado nefando de la soberbia lo hará creerse un genio, a tal extremo de burlarse de las limitaciones intelectuales de la morra. No pudieron sa carle partido a los ideales deteriorados de la burguesía. Solamente los sofistas logran, y a veces, conciliar las contradicciones del postmodernismo. Así que cualquier intento panegírico que hagan los amasios será en vano. Se sabe de muy buena tinta que toda relación amorosa es enfermiza; no es más que un montón de hierro que se enmohece tarde o temprano. Y eso es tan sabido como el hecho de saber que en el invierno hace más frío que en el verano. En pocos meses ha brotado el tedio y el desencanto. La relación es ya un desparpajo y todo ese

¡Todas las mujeres son iguales!

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La habitación esta cargada de mal humor; es un preludio avisando que las cosas entre los enamorados se van a poner feas, color de hormiga. El huésped parece un león enjaulado que se niega a comer la carne de burro porque ya probó la de gladiador. Esa noche el batillo soñó con serpientes y perdió los estribos cuando su amasia llegó con una cara que anunciaba que había tenido sexo con otro macizo. —"¿Dónde estabas?" —"Salí con la Natacha a tomar una sangría." —"¡Sangría la que te voy a sacar del hocico! ¡No me mientas! ¡La Natacha estaba en su casa y en ningún momento salió!" La ruca no dijo nada, se quedó absorta pensando que había sido pillada de ingenua, víctima de un cuatro. Y en efecto, la Natacha con una astucia que la misma serpiente bíblica envidiaría, semanas antes había aceitado la máquina de la perfidia planeando reventar los delgados hilos de la relación disfuncional. Supo convencer a la jaina y p

LOS ESCRITORES “UNDERGROUND” DE LA CULTURA OFICIAL

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LOS ESCRITORES “UNDERGROUND” DE LA CULTURA OFICIAL

ramalazos de opacidad literaria

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Figurones que se precian de ser escritores independientes, underground y contestatarios. Luminares de la falsa contracultura que —gracias al charlatanismo, al chupapollismo y al cuatachismo— han contribuido a engrandecer los basureros de papel y a dar de comer a los roedores con sus ramalazos de opacidad literaria que logra establecer comunicación con la pelusa deseosa de leer. Dueños de un hermet ismo deliberado y de ciertas antinomias, manejadas por comodidad, han publicado libros que ni siquiera alcanzan el mínimo rango en los estatutos de las mercancías rentables en la industria editorial. No hay otra manera para gestionar su reconocimiento ante los demás. Oh, pero cuidado. Les gusta andar disfrazados de «demócratas avanzados», usando una jerga «seudomarxista» (que nada tiene que ver con Marx) tomada de los discursos que la izquierda arrepentida de los años 60 y 70 no cesa de repetir en los salones de clase (fantoches que nada tienen qué ver con los marxistas de ca

cuando menos un poco seso en la faena escritural

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Cuando encañono mis baterías cretinescas lo hago en contra los cretinos que se lo merecen y, además, como ya lo he dicho en uno de tantos textículos que he redactado, la crítica de los asuntos de la literatura y el arte no se puede orientar con simples melindres y bagatelas cuando no dispone de armas teóricas, ya que toda faena escritural exige cuando menos un poco seso y contener elementos demostrativos para no quedar en la contumelia, el baldón y el gazpacho clamorero.

Dichosa María

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Dichosa María que, habiendo parido al mesías, continuó siendo doncella de la inmaculada concepción.

jinetes dementes que mendigan su pitanza

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Ya no somos legisladores del pensamiento, somos reclutas imberbes, corriendo como caballos extenuados bajo jinetes dementes que mendigan su pitanza.

EL CLICHÉ CONSUMISTA EN GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

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 Sin hacer menoscabo de la vertiente mítica que subyace en su narrativa, ni subestimar la magistral capacidad de aprehensión de representaciones simbólicas que revelan sus libros, y que le h a dado legitimidad de virtuoso hombre de letras, con sus dos últimas obras («Vivir para contarlo» y «Memorias de mis putas tristes») que, en comparación con alguna de las novelas precedentes, son simples elaboraciones de secuencias descriptivas, Gabriel García Márquez ha evolucionado hacia el cliché consumista. Ahora escribe para satisfacer las necesidades del mercado, escribe para que sus libros sean consumidos en vez de leídos. La praxis escritural ha sido transformada en estrategia y el autor de «Cien años de soledad» se acomoda en un mercado de libros que se encuentra atestado de subproductos mentales. Como quien dice, su repudio al capitalismo coincide con una similar fascinación que demuestra al involucrarse en sus mecanismos de mercadotecnia voraz e insertar y someter sus pro

Lo que en realidad campea en el ámbito cultural y artístico de Tijuana y poblaciones circunvecinas de la Baja California,

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La mediocridad intelectual, el protagonismo de diva, el feminismo aburguesado y la frivolidad cínica, son lacras que tienen a la pintura y a la literatura al borde del abismo. ¿Eso puede entenderse como arte ambicioso? Lo que en realidad campea en el ámbito cultural y artístico de Tijuana, y poblaciones circunvecinas de la Baja California, además de lo banal, es un provincianismo rascuacho que agobia a quienes se dedican a la artisteada y a los asuntos vinculados con la literatura, la pintura o la poesía. Puede que en acciones y conciencia sean proclives al cosmopolitismo pero, al final de cuentas, se delatan como lo que son: aldeanos sin convicción ni compromiso serio con los rollos de la estética. Y ya se sabe que, al final de la comedia, una vez desenmascarada la concha de nácar, aparece la penuria localista de seres simplones, rústicos, vulgares y pueblerinos que explayan el recogimiento individualista y la cerrazón telúrica (es decir, sicológica) de un entorno sociocultural dond

pedanterías indescifrables

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    Ensayistas, críticos, investigadores, literatos y poetas (a quienes llamaremos «intelectuales» sólo para estirar el término), raramente ablandan la rigidez de su jerga abstracta e indescifrable; su retórica obnubilada. Se entregan al despilfarro verborreico como si compitieran para ofrecer un producto literario no apto al sentido común; y con tal nebulosidad expresiva acaban espantando a los lectores. Toda lectura conduce siempre a este resultado: o el pensamiento se aclara o se confunde. «Si la literatura —declara Ignacio Taibo II— no baja de las supuestas alturas, para convivir con los ciudadanos comunes y corrientes, no tiene un espacio real, está fuera de la realidad» [Letras sobre papel, abril de 2000]. Y las alteraciones parecen hechas a propósito, quedando traslapadas las normas léxicas corrientes en un hermetismo o en ambigüedad de arrebatada elocuencia que huele a oportunismo, sin más compromiso que responder al encargo de la autocensura para generarse ventajas o

una forma atrasada de cartesianismo

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    El gran sistema de la retórica chapucera y la maroma mental es todavía una especie de patente de corzo en el submundo de los literatos. Y es que detrás de esa palabrería confusa y enmarañada se esconde una forma esnobista de expresión discursiva. Y habrá quien alabe o exprese satisfacción ante esa desbozalada incoherencia. Qué cómoda es la conciencia que no piensa en los demás y obliga al lenguaje a distanciarse de la realidad para erigirlo en sustitución de ésta. Esperpento de metafísica a la que recurre la competencia lingüística; una forma atrasada de cartesianismo.   Pero —como ha dicho Timpanaro— el lenguaje no puede concebirse como realidad en sí mismo. Pues, «lo concreto es lo concreto», como ha dicho míster Marx.