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Mostrando las entradas de abril 2, 2017

revalorización nietzscheana de los instintos irracionales l

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La parte más vital proceso de entendimiento lingüístico ha sido absorbida por las nuevas dicotomías «antiliterarias» que, desde principios del siglo XX, se iniciaron con el dogma del «caos». La negación de la afirmación de las primeras vanguardias —que representaban una protesta liberadora en sus inicios, y que acabaron como chancludas reaccionarios— sucumbió ante la gran falacia, se convirtió en aquello que detestaba, en una miopía de la realidad. El famoso «rollo  chino» de Julio Cortazar terminó convertido en un papel de escusado. El despiadado escrutinio crítico se convirtió en su reverso mismo, en un ilusionismo retórico y de pantalla.  Nació entonces la suprarrealidad emotiva en y el callejón invisible de las antinomias quedaron atrapados en sus propias contradicciones los viejos renegados de los movimientos (políticos, sociales y culturales) y corrientes de avanzada estética. La primera línea de demarcación la trazó Nietzsche cuando mandó al basurero tecnológico el expedient

garnacha de esnobista

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Este es el rumbo que se sigue: el artista reducido en eunuco, el filósofo en charlatán teledirigido, el pintor en un acartonado diseñador de objetos basurientos y el poeta en un maniquí del soliloquio que ya no tiene literatura. Es el rumbo sin nitidez y que engrupa cualquier cosa como obra de arte. La presunta revolución antiliteraria, ayer impetuosa de fuerza trasmutadora, hoy es una garnacha de esnobistas y de oscurantismos delirantes.
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TRAVESTISMO IDEOLÓGICO Y FARSA  MEDIÁTICA  EN PEPE  MUJICA Obra maestra de la tartufería política Una campaña global de marketing  lo ha convertido en un ente fantástico, en un espejismo de la representación colectiva. En la apología de los signos, la mentira debe parecerse a la verdad para trasmutar la filosofía del progreso en mito. Entonces, se recurre a la parafernalia y se monta el circo mediático. Se ha elegido a un bufoncillo de mediocre inteligencia (pero con ciertos visos surrealistas): José Mujica, alias El Pepe . Taxativamente, el viejo se encuentra atrapado en su propia mentira, en el juego consensuando de imposturas. José Mujica representa la figura emblemática de la izquierda  descafeinada, el adalid de un discurso poroso que no fomenta el trabajo, pero sí promueve el ocio,  la vagancia y la dejadez entre los  jóvenes. Disipada la turbulencia tupamara y aplacados los ánimos de su aventurerismo revolucionario (o infantilismo de izquierda) los fabricadores d