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Mostrando las entradas de febrero 22, 2009

LA METAFICCION

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Metaficción es, supuestamente, hacer literatura desde la literatura misma. Sí es cierto, pero en forma paródica, humorística y sarcástica. No desde la forma pastichera y fusilando las estructuras joyceanas que se han vuelto ya un cliché. Además, y considerando aparte que la mayoría de la metaficción es literatura terriblemente mala, quienes la escriben son, en su inmensa mayoría, noveles y diletantes que nada más siguen las influencias de dos o tres escritores; y pareciera que solamente han leído al Tito Monterroso, al che Borges y al Julio Cortázar. Más de allí, comercialmente no pasan.

EL ENVILECIMIENTO LINGÜÍSTICO DEL METARRELATO

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A los montoncitos de letras insulsas y que no sirven ni para una sopa analfabetera, algunos depistados la llaman literatura. Y son batallones de bípedos descerebrados los que figuran como personajes de esa picaresca oligofrénica. No bastando que el marxismo maldigerido haya hecho de la filosofía una ideología, ahora lo que ahora se pretenden sus tránsfugas es convertirla en metarrelato y teoricismo semántico, otorgándole con mucho el burdo cliché de antifilosofía; una especie de neometafísica pero sin ontologia, mediante la cual sus postulantes pretenden indagar, describir y valorar el mundo con el rasero de la hermenéutica y del discurso semiótico. Esta «nueva reina de las ciencias» desemboca en un nominalismo pragmático que sustituye la categoría del ser por la noción de lo relativo y parapeta los problemas de la sociedad en las covachas del nihilismo y la incultura. Hay gente que carga su vida como si llevara una fiera colgada al cuello. Pero lo más sorprendente

CUENTOS Y LEYENDAS DE CARLOS LÓPEZ DZUR

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Mi araña predilecta en el congal Desde Los Angeles, California, una hermanita me escribió y dijo: Veníte vos. La jefita se muere porque no le gusta la ciudad. Mientras saca las tortillas del comal estaría llora que te llora, pensando que me van a matar como a los jotros tres. Ya muertos ellos, mis hermanos mayores, en los combates a favor de la guerrilla sandinista, la jefa se acusaba, mortificándose, de que nos abandonó. En vano fue a Guatemala, se pasó a México, terminó en Los Angeles, siempre trabaja y trabaja, por el mínimo salario, o engañada, mica chueca y el pedo y no pudo mandar sus ahorritos pa'l Salvador. Es cierto: no proveyó para el sustento, como quiso... Yo no la culpo. La quiero desde niño, aunque me habría gustado que viviera más años a mi lado. Aún no supe que murió. Aquí en Tijuana, como mudo y culcumeque, yo hago el feo. Una choya me aplasta. Miro a una cipota que me atrae. Es como el agua bonita de Atecozol y la adoro tan pachito que ni sé. Ella me surte de agua

LUISA FERNANDA LINDO

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Replegar las palabras, volverse silencio. Repetir las formas sin caer en el error de la copia. No ser siquiera la imitación de otro. Todo se torna extraño, todo se torna lo mismo. Yo, sumergida en la ciudad abandonada, presa de historias que ya todos olvidaron menos yo, que me fui y me quedé en un tiempo suspendido. Me fui quedando, y quedo en fantasmas. Quedada es aquella que se deja estar. Quedada también, la que se fue jurando no regresar. Ahora el espejo roto, y mi empecinamiento por reconstruir una imagen astillada. El silencio está hecho de mentiras. Pero no me convenzo. No puedo mentirme. No puedo adherirme al silencio. Hipotecar mi palabra y vestirme de otra. Alguna vez alquilé frases hechas, habité lugares comunes y vendí baratijas. Ahora, no perdono el hecho de sentirme embaucada en casas sin techo, en donde suenan objetos hechos de vitreaux. El vidrio me lastima. Duele el vidrio soplado. Siento vértigo de adentrarme en la feria de objetos artesanales. Hecho en casa. Hecho a

MARCELA PARRA

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Fábula de la divina providencia y una lata de jurel Abierta de cuajo y de piernas abiertas de un tajo metálico hijos muertos va pariendo pariendo aunque más vale por vómito que por parto. Por parto más valdría seguir pujando por vómito abierto un cuajo de tajo metálico. Una vez he aceptado ya ser cómplice de este daño y esparcido en un segundo el cementerio en el mantel. Me distancio del encuentro con la lata de jurel por comer sobre una herida y les digo, yo también poseo mi tajo metálico. Me vale más decirlo y no descubran por la fuerza que de fuerza yo he vivido he fingido por la fuerza la que arrastra objetos a la hierba esas desmayadas, objetos de todo condón umbilical. Me desvío y vuelvo a ratos en aquello que se conserva algo del bestiario del jurel y las arvejas. Pero por qué no mis manos (por mi culpa) por qué no mi regla (porque sangro). Preguntaste cuando niña ¿por qué yo sangro? si nunca me he pegado entremedio ni en la nuca sólo en las rodillas de ahí para abajo de las pie

SOLEDAD CASTRESANA

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advertencia a los que se pierden por deseo para no llorar Capitán prefirió que le arrancaran el ojo moscas verdes le copulaban la cuenca yo sí lloraba papá se acercó con la navaja el ojo era chiquito en su mano de héroe el perro no se movió sostuvo la mirada del filo mordió el aullido nunca dejó que le taparan el hueco • charco en calma arde la lluvia si roza las rodillas la huella de las chalas la marca de la hoja empecinadas las ortigas se niegan al peso del agua sus aguijones inquietan el ritmo hostil de la cintura el rebenque lastima la calma del charco sudor de mujer y de yegua confunden el cuero la hembra de cara en el barro busca el sentido del tacto cerdos y gallinas deshacen los rastros • la suerte del que come un pollo salta va dejando sobre la arena el rastro de sus tripas la sombra tibia de los órganos que insisten cada paso lo ahueca cuando queda vacío huesos y plumas cae sobre otro pollo rendido en un rincón del gallinero con la cloaca del ave todavía entre los dientes el