ramalazos de opacidad literaria
Figurones
que se precian de ser escritores independientes, underground y
contestatarios. Luminares de la falsa contracultura que —gracias al
charlatanismo, al chupapollismo y al cuatachismo— han contribuido a
engrandecer los basureros de papel y a dar de comer a los roedores con
sus ramalazos de opacidad literaria que logra establecer comunicación
con la pelusa deseosa de leer. Dueños de un hermetismo
deliberado y de ciertas antinomias, manejadas por comodidad, han
publicado libros que ni siquiera alcanzan el mínimo rango en los
estatutos de las mercancías rentables en la industria editorial. No hay
otra manera para gestionar su reconocimiento ante los demás. Oh, pero
cuidado. Les gusta andar disfrazados de «demócratas avanzados», usando
una jerga «seudomarxista» (que nada tiene que ver con Marx) tomada de
los discursos que la izquierda arrepentida de los años 60 y 70 no cesa
de repetir en los salones de clase (fantoches que nada tienen qué ver
con los marxistas de carne y hueso).