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No soy de esa índole viciosa, pero acepto el pacto

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Supongo que hay un trasfondo —digamos— «obsceno» que no se puede enmendar ni poéticamente. No soy de esa índole viciosa, pero acepto el pacto. Y nosotros que creíamos más en el espíritu que en el cuerpo. Esta lengua de gato te va a saber a delicias. Siempre lo he dicho, no basta la virtud. Hummmm. Bueno. Le exprimiré hasta el tuétano y le sacaré todo el aire que tengan acumulado en su cuerpo. Vas a amanecer amoratada, igual que la profesora. Échale entonces cerrojo a tu puerta para que nadie se entere de esta lujuria.

una cultura dominadora que impone la falsedad de sus monigotes

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Revueltos todos en viejas y nuevas camarillas donde ya no se sabe quiénes son los léperos y los hombres de talento. Cualquiera sabe cómo se precisa el “apoyo” o la parola hacia los protegidos y recomendados, es decir, la complicidad de capilla, simplemente se les pide a la terna de los «dadores» en turno la dejadez de su responsabilidad moral en aras del prevaricato y la arbitrariedad. Con una cultura dominadora que impone la falsedad de sus monigotes ya no se le puede devolver al arte la inocencia creativa, su libre ejercicio espiritual. Y ante tal imposibilidad de enderezar lo torcido, la única salida de combate ha de ser entonces una crítica despiadada y de carnicería analítica en el tratamiento de los temas.

los acicates de la violencia

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Muchos soñadores, ilusos, ingenuos y caraduras hablan de la violencia y la criminalidad como si tales fenómenos derivaran de fuentes ajenas al sistema que los ha engendrado; como si se trataran de monstruosos inventos, creados por seres que no tienen pinta ni vela en los entierros del conglomerado social. Las antípodas de las contradicciones y conflictos que dan origen a los acicates de la violencia también se explican por los alcances simbólicos; y si nos remitimos al pasado mitológico de las sociedades precolombinas, encontramos que allí hasta los dioses se alimentaban con sangre.

descerebrados, neolalistas y diletantes

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El arte está hoy abierto a las arbitrariedades y todos quieren ser artistas, poetas, escritores o periodistas culturales. Y la utilería publicitaria sirve muy bien como propaganda mediatizadora para vender, embaucar, atolondrar, manipular, ofuscar y castrar la tesitura lógica, permitiendo que viles descerebrados, neolalistas y diletantes sean encumbrados como auténticos hacedores de arte y productos culturales.

Mi escritura es una cosa y yo soy otra

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Mi escritura es una cosa y yo soy otra... que no me vengan con mamadas que uno es lo que escribe... Yo nunca he sostenido ni apoyado esa teoria de que somos lo que escribimos; o esas mamadas de que "todos somos marcos" y pendejadas así...

Soy siempre materia dispuesta

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Desde que era muy chamaca padezco fiebres uterinas, o calores vaginales, como decía mi abuela. Lo que, al chile pinto, quiere decir ninfomanía. Soy una mujer sedienta de placer sexual. Hay en mí un fulgor que me domina y me arrastra al desenfreno cachondero. No puedo frenar la voracidad de la megaputa que llevo dentro. Como histérica, soy el deseo del que mis padres carecen. Para la "gente bien nacida" soy una obscena, una pervertida, una viciosa del pene, una busca-pitos. Cuando llegan los estragos de calor, mi vagina se vuelve una vorágine. Soy siempre materia dispuesta, open-panocha, a cualquier hora y situación. Inoperante es el control mental de mis acciones. Por eso me quiere expropiar el cuerpo, y porque soy objeto el deseo narcisista de mis padres.