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Y yo me siento incapaz de escribir cuando estoy frente a tus nalgas

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El sol está en su cenit y el alma no es más que un vapor. —Que la gente no conoce el estado de los espíritus. ¿Quién dijo eso? ¿Dónde está pues el espíritu? ¿Se esconde en un cesto de ropa sucia? Le da golpes a la tapa del ataúd. Antes de que te mueras déjame entrar a tu vagina, señora poeta. Devolver el cadáver a la tierra. Sí, pero antes quítame el calificativo de puta y te daré este nido de piojos blancos, este cacharro de pulgas de burdel, este bebedero de vibraciones lubricas, este receptáculo de peces carbonizados, esta planicie empastada de carne sudorosa. Turista del paraíso sexual cuya extraversión lingüística sobrepasa los menesteres de la textualidad académica. Y no se puede hacer nada para mitigar la fosforescencia de los órganos genitales, dijo una vez don Camilo Cela. Yuxtaposición de elementos contrarios, que la materia se pegue al verbo. Y yo me siento incapaz de escribir cuando estoy frente a tus nalgas.

Un débil capital cultural

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«En tanto que mercado lingüístico estrictamente sometido a los veredictos de los guardianes de la cultura legítima, el mercado escolar está dominado por los productos lingüísticos de la clase dominante y tiende a sancionar las diferencias de capital preexistentes: el efecto acumulado de un débil capital cultural, y de la correlativa débil propensión a aumentarlo por la inversión escolar, condena a las clases más desprovistas a las sanciones negativas del mercado escolar, es decir, a la eliminación o a la autoeliminación precoz que unos mediocres resultados entraña» Pierre Bourdieu

Entre feminismo y mojigatería

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El placer, como a veces el canto poético, deriva de los vínculos del engaño y la manipulación, del postulado de dar y recibir satisfacción. Qué loable intención didáctica. Egoísmo y adoración como principales alimentos espirituales de una relación amorosa-sexual, casi feudal como la que le incumbe a una dama y a su séquito de vasallos. El autosacrificio de la fémina es una autodestrucción porque en la clara idolatría que suscita el mito, y lo que se denomina naturaleza femenina es un producto totalmente artificial. Se ha injertado en la idiosincrasia la creencia de que la naturaleza forjó a la mujer, dotándola de dulzura, encanto y delicadeza. Y muchas jainas son vocingleras de ripios neofeudalistas y ridículas paladinas del patriarcado, y sin saberlo o haciéndose giles, se han allanado a la dependencia sexual creyendo que se trata de un acto de afirmación. Abstracción cosificada y mella de confusión entre feminismo y mojigatería. Y, en efecto, la sensualidad no ha perdido aún su aura

El mejor sexo lo proporcionan las papanatas

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Ya lo dicen las feministas desahuciadas y arrepentidas, los amantes ideales son aquellos dos extraños que acaban de cruzar palabra y el mejor sexo lo proporcionan las papanatas, las de poco o nulo entendimiento, es decir, las pendejas son las que más disfrutan la cochadera. Y la estrategia de la obnubilación mental es la ideal para convencer y seducir a morras bobas. —Aunque hay putillas muy delicadas que quieren poseer alma y conciencia, carnal. ¿Cómo la ves? —Por eso —y por otras mengambreas no menos prioritarias— se legitima la putería, puesto que, en determinadas situaciones de premura o de hartazgo, es mejor pagar que persuadir. Y he ahí el motivo por el cual los batos, sea por comodidad o satisfacción, prefieren tirarse a una puta. Y, ciertamente, como dijera un cholo metrosexual de la «Anabel», no hay cosa más estorbosa en una pirujilla que su pinche refinamiento que, a decir la neta, se trata de una actitud mamona que hace la vida estorbosa e impide disfrutarla.

Llegó, cojo y me voy

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¿Para que tanto adorno y rimbombancia cretina? El trayecto para llegar al afluente de los hidrófilos genitales es corto y el troquelado del proceso de estampón también es muy fácil: con la desenvoltura de un «pleyboyín» el bato llega y conoce a la ruca; acto seguido la embabuca; se la ensarta y luego «babai», ai te ves. El paralelo de las transacciones es para satisfacer la egolatría sexual (llegó, cojo y me voy). —Naaa. Que nariz de la luna, que rayo de luz… y la chingada.

El verdadero actor del coito es el pene

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En los apriorismos ideológicos y moralizantes no hay otra prueba de amor que flores, chocolates y bombones. Entonces el «yo» se sublima en una experiencia casi platónica de las blandengues nalgas carnosas. Otra vez los estereotipos oficiales del amor; y lo que bien podría haber sido un detalle genuino de erotismo queda sepultado por el pundonor. ¿Cómo se mide la resistencia sexual que la fémina opone a sus deseos lúbricos? ¿Es un acto de afirmación? Digo, porque la frigidez, la castidad y la negativa contra el coito son estratagemas sicológicos del patriarcado, tendientes a limitar y restringir la libre cochadera. Falacias que las feministas aplican para no capitular ante la hegemonía del macho. Y así se arrastran las frustraciones cuando en tales comedias el verdadero actor del coito es el pene.

Autoelevación femenina que no se alcanza por culpa de rufianes

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En los procesos de abstracción de la mística uterina hay una variopinta presteza de las turgencias erótico-sexuales. Y en la competencia literaria se sacan a la colada toda clase de trapitos y bisuterías retóricas. En la difusión del sermón erótico se reporta con prez el surtido de la despensa, desde una perorata de sermones y flores, pasando por vocingleos de viejas gruñonas a canturreos de adalides del matriarcado, sacramentos del coito, sublimaciones de la penetración fálica, autoelevación femenina que no se alcanza por culpa de rufianes a cuyos pies se arrodillan putas y maricones, rapsodias de liberación sexual obstruida por el pecado y el sentimiento de culpa, objetivación del egocentrismo y la vanidad. Todo esto en la inveterada situación de la mujer convertida en encanto lúbrico. Además de una catarsis, prexiste un compendio de histeria sexual expresada en confitería poética. Sobre la mujer recae todo el peso del erotismo, la candidez épico-sexual. Por lo regular, casi todos lo

En la producción de emociones lúbricas

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Como en san Pablo, y de acuerdo con el precepto seglar, la mujer —ante la autoridad del señor que todo lo puede— le rinde culto a una superioridad nociva y contranatural. Prosaicos reflejos de la vida real. Por el amor del «señor» —que todo lo ilumina— la himenea letrada está dispuesta a que la chicoteen, a andar a gatas, a que le introduzcan un azotador por la vaina y hasta por donde le ronca el sapo. Toda una táctica sicopolítica del sistema vicario en la más sutil manipulación encuadernada en mitos. Hay también un rico surtido de fábulas relativas al negocio del amor compenetrado. Y explícita es la fusión entre el hombre y la mujer en el preciso instante del chacachaca. En similitud con las figuras legendarias —a la par de Tristan e Isolda, Mellisanda y Pelleas, María y Efraín—; nulidad y mutilación de la individualidad como el «motif» o tema recurrente. Fundirse en un solo componente de unidad significa mellar la autonomía porque se anula la existencia tanto material como formal de

LAS OPINIONES DE LA COGESORA

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LAS OPINIONES DE LA COGESORA.- Podría pasarse de largo el camelo ese de que Tijuana ya es una “metrópoli” del arte y la cultura, y considerarse como una ocurrencia romántica, sino fuera porque mamadas como esas son elevadas a teorías axiológicas que seducen a la borregada que se cree esos panchos. Vivir de ensueños y de pedorreras es un candor de optimistas bobalicones, pero lo gacho de tales tontejadas es que luego se convierten en arcanos de la alineación y pasan al subconsciente histórico nacional. No se trata solamente de un frenesí idealista —como el de aquella ficticia «Ciudad de Dios» que ideó el indiscreto africano que usaba solamente la sandalia izquierda—, es una utilería política de vivales y arribistas, o sea, propaganda mediatizadora empotrada en el circuito de la vendimia para embaucar, atolondrar, manipular, ofuscar y castrar la tesitura lógica de la conciencia. Pero cada quien está en su derecho de tragarse el camote o descreer en el alijo que inventan los mercenarios

LAS OPINIONES DE LA COGESORA.

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LAS OPINIONES DE LA COGESORA.- El mérito de los artistas y escritores no está en su profundidad sino en su finalidad. No intentan ofrecer algo más que no sean obritas afectadas con lo más rancio, podrido y vetusto que hay en las academias, escuelas de arte y talleres de literatura. En cuanto a los que se jactan de ser escritores, su actividad letrera es pura pedorrera, miserias escriturales revelan en sus textos raquíticos y superficiales. Por ejemplo, las poetas, en su mayoría, son unas bobas de notoria incultura, paridoras de vacuidades, más preocupadas por el glamur sempiterno que por el talento y la creatividad. Niñitas pequeñoburguesas que viven —y malviven— perdidamente enamoradas de la holganza parasitaria y son adictas duras de la banalidad. Y todavía anuncian que el monte es todo de orégano y que Baja California está rebozando de literatos y pintores chinguetas. Pero lo cierto es que estamos casi en trance de muerte. La mediocridad intelectual, el protagonismo de diva, el femi

LAS OPINIONES DE LA COGESORA.-

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LAS OPINIONES DE LA COGESORA.- Ahora, quienquiera salir de los confines del ninguneo y subir al pedestal de alabastro o, simplemente, que lo acepten en determinada cofradía; que le concedan algún espacio para montar una exposición de pintura o conseguir que le publiquen un libro, es menester, sino se tiene otra opción, recorrer caminos fecalosos. Y como siempre hay una deuda que saldar, considerando que la dignidad y la ética se han malbaratado, la mendicación requiere debutar de cobero, contagiarse de lambisconería y hasta andar oliendo las erupciones de las nalgas para encontrar cabida en los nichos y mafias tertuleras. Y, además, sin reparar en gastos, el chiripero debe estar en la mejor disposición, en grado tal, hasta de cogerse a Dios por el culo. Todo sea por el anhelo de erigirse en un personaje célebre o, por lo menos, comenzar a comer con manteca. Ya no importa tanto el talento y camellar como galeote, pues para armarla en estos lares se depende de los apalabres y el pitazo d

Las meras-meras revolucionarias

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La prostitución —que antaño constituyó para el carajal de gamberras un acto de libre elección— ahora representa una forma de sobrevivencia condicionada por una necesidad económica, una alcancía vaginal; se ha desvinculado el placer del acto sexual, y como la esposa tradicional (al fin y al cabo también prostituta, pero encubierta) no tiene más opción que venderse a cambio de seguridad material. Y como las putas siempre viven en el pecado, no resulta desatinado afirmar que debido a tal situación sean consideradas meras-meras revolucionarias.

Fontanería en la mística uterina

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La sensualidad no ha perdido aún su aura nefanda de mojigatería. Pensamiento y frustración. Virtud de la fontanería en la mística uterina, eyaculación de las tensiones y escurridero de jugos hacia la cloaca. El alma escindida de las ambivalencias. Según cálculos precisos, «a la hora en que los pelos erizados forman agujas». ¿El acto sexual es una «entrega» y un acto de sometimiento? De placer, contestarán las más bravas y avezadas.

LINKOS DE SITIOS DEL CHARKITO

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GRAMÁTICA Y LINGÜÍSTICA VERBENA CALICHERA OPINIONES DE AZUCAR Y SAL PUTEANDO LA SINTAXIS EL PERRITO • BLOGNOVELA GLOSARIO CALICHERO SUPOSITORIOS CRETINESCOS DESFILE DE CRETINOS Y CRETINAS ERASMO KATARINO YÉPEZ REGÜELDOS TERTULEROS blognovela GALERÍA CHARKIANA ARTICULEJOS AFORISMOS Y CHINCHULINES EL PRO RUBÉN VIZCAÍNO POEMAS Y PROTOPOEMAS PERSONAJES Y PERSONAJEROS RUCAS, LETRAS Y GUAGUANOS PASEANDO POR MISS MUNDO DOSSIERES

El que se va con la rama de laurel

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Acepto los fetiches, pues a mí me enseñaron a respetar las quimeras, siempre y cuando fueren propuestas de innovador empuje y no premisas de porvenir dudoso. Lo digo porque no siempre es la coherencia la que triunfa; regularmente —y por desgracia— suelen ser las acciones elásticas y mediocres las que salen avante, debido a que cumplen muy bien su compromiso con el idealismo. O sea, el que se va con la rama de laurel es un don nadie o un esnobista. Mientras aquellos que permanecen en la retaguardia y en los rincones oscuros de la fama son gente como Joaquín Fernández de Lizardi o Francisco Zarco .

CULTUROSAS BORDERLINE

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CULTUROSAS BORDERLINE Despilfarrando frases y blasfemando sobre el cáliz Las mandaron con el traje que usaba el tonto Adán antes de la golosina Decididamente el cuerpo les pedía jarana No se encontró noticia alguna que no fuere aceptada A pie juntillas como verdad evangélica Cofradía poética oficial profesando sin verdadera vocación Cuánta palabra brotaba de su inspiración recolera Se azotaban con el látigo de la disciplina sin reparar en gastos Los cilicios apenas dejaban libres las coyunturas de los codos Acompañadas de unos lobeznos que no temen ni a Dios ni al Diablo ¡Trucha con esas tías! Fogosas sobre la inflamable poesía Se hicieron de pencas Pero el escándalo surgía en el momento de cobrar primicias Las femeniles dolamas eran más feas que una excomunión Sin embargo esas mujeres eran como el mismo pie de Judas Se afanaban en dar al Diablo la carne para ofrecer a Dios los huesos Soñando como sueña un libertino para curarse de la dispepsia Lo grave del asunto es que realizan una p

Estulta propaganda mezquina y estrecha

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La crítica de hoy rebaja o adula, pero esa actitud sicológica bien sabemos que es insuficiente para constituir una verdadera crítica; su significado es parcial y no contribuye a crear una auténtica crítica. Ahora, agréguese el diletantismo, las descocadas afirmaciones arbitrarias, la turbación de la conciencia provocada por los problemas existenciales, la errónea o desviada percepción de la realidad que se tenga, las fulgurantes crisis morales, la limitada capacidad de discernimiento, etcétera. Sumando todo este bagaje ¿qué es lo que se obtiene? Un mazacote de palabras que no rebasa el nivel de una estulta propaganda, mezquina y estrecha. El máster Gramsci decía que la cualidad más delicada, incomprendida y, sin embargo, esencial del critico de las ideas y del analista de desarrollo histórico consiste en saber encontrar la verdadera identidad bajo la diferenciación y la contradicción aparentes, y en encontrar la diversidad sustantiva bajo la identidad aparente [ Cultura y literatura

Proferir burla y escarnio

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¿Se puede hablar de crítica cuando lo que se hace es proferir burla y escarnio? Han existido personajes que equivocadamente manejaron esas fórmulas llanas, pero al hacerlo contaban con la suficiente autoridad para lanzarse como hienas hambrientas sobre sus víctimas; caso singular fue León Tolstoi , quien dijo que la obra de Shakespeare era una mierda y su autor un pinchi plagiador. El tiempo le dio la razón al creador de Otelo . ¿Porqué Tolstoi al criticar a Shakespeare lo embadurna de giña? Porque Shakespeare no fue moralmente superior a la época que vivía. Porque en la obra del escritor inglés no encontramos una sola palabra que muestre simpatía por el pueblo. Shakespeare se colocó al lado de la clase alta; sus dramas son esencialmente aristocráticos. «Cuando introduce en escena a burgueses y hombres de pueblo —dice Gramsci — los presenta casi siempre en forma despreciable o repugnante, los convierte en tema de burla». La opinión de Tolstoi a este respecto ¿estaba correcta o el r

Balizajes estrepitosos

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Una «crítica» ejercitada con balizajes estrepitosos es la que yo me impongo; una critica rompedora de madres. Se trata de combatir el carácter trascendentalista y epifenoménico del discurso mamón y pendejo que abunda; despojar de su abstracción esa retórica hueca, frívola y mezquina que repiten los promotores y los agentes publicistas del establecimiento cultural oficial y empresarial y ofrecen como panacea absoluta de la engañosa libertad de expresión; hipérbole de la humillación y la segregación cultural. Palabrería encubierta como un mojigato remedo de la tradición estética y artimaña del superego despiadado y del conformismo social disfrazado de erudición postiza. Por otra parte, hay que evitar los trucos del amiguismo y las estrategias de socialización. Aunque esto, a mí ni me va ni me viene.

En el más ruin discurso escolástico.

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La coerción, la mediatización y la imposición de valores inicia en los niveles superestructura les de la cultura. Los proyectos culturales adquieren connotaciones políticas casi imperceptibles que refuerzan los bastiones del poder. Si la cultura se ha de entender como sociedad (capitalista) de relaciones pervertidas y sublimadas, entonces los intelectuales, desde el punto de vista ideológico, son coincidentes con los intereses de las clases dominantes. A un manojo de mitos que son una serie de contradicciones le intenta dar el nombre de uniformidad cultural. El punto de arranque para toda consideración histórica-cultural sigue siendo la mistificación y la falsedad, degradación de las cualidades creativas del arte en el más ruin discurso escolástico.