Las meras-meras revolucionarias


La prostitución —que antaño constituyó para el carajal de gamberras un acto de libre elección— ahora representa una forma de sobrevivencia condicionada por una necesidad económica, una alcancía vaginal; se ha desvinculado el placer del acto sexual, y como la esposa tradicional (al fin y al cabo también prostituta, pero encubierta) no tiene más opción que venderse a cambio de seguridad material. Y como las putas siempre viven en el pecado, no resulta desatinado afirmar que debido a tal situación sean consideradas meras-meras revolucionarias.

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