superestructura emocional
El máster Pepe Revueltas afirma que en el momento en que la razón se disfraza, parlando el lenguaje de Esopo, los filósofos han de convertirse en perros, caballos, elefantes o cabrones que hablan y piensan antropomórficamente a través de una «crítica» elusiva, indirecta, pusilánime y complaciente. Ascesis de escribir sin decir nada o puerta abierta al oportunismo, la doblez y la ambigüedad: el escritorzuelo, articulista o gacetillero, mediante imposturas y falseamientos, se sirve de dicho lenguaje; y cuando es llamado a moverse teóricamente, lo hace aplicando groseras fórmulas anfibológicas o lanzando lisonjas de filisteo con el fin de acomodarse u obtener la prebenda de rigor. De esa manera, su «crítica» merece ser leída o escuchada, se vuelve glorioso ejemplo y se acepta el meritorio discurso porque se ha desprendido del «núcleo racional» —transustanciándose en una «crítica-acrítica»— en la que prevalecen únicamente los raseros de la «superestructura emocional», de una conciencia vac