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JOSÉ VICENTE ANAYA O EL HAMBRE DE LOS PIOJOS EN UNA PELUCA

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JOSÉ VICENTE ANAYA O EL HAMBRE DE LOS PIOJOS EN UNA PELUCA En cierta ocasión y circunstancias, ya dispensadas por mis correcciones, estuve tentado a creer que José Vicente Anaya era un escritor decente en el mundo de las alegorías desmedidas, pero el viernes 9 de noviembre de 2007, alrededor de las siete y media de la tarde, me cercioré que el don se malquista entre otro más de los chupancones de pijas habidos y por haber. Vino a Tijuana, supuestamente, para dar una “magistral conferencia” —como dicen los cretinos— “en el marco” del «V Festival de Literatura del Noroeste» que, entre sus chuchadas de mala pécora, organiza la burocracia cecutiana en este culo de San Diego. Gracias a los estipendios autorizados por el presupuesto estatal, y como buen marsupial del poder letrado, el señor José Vicente Anaya se ha vuelto un especialista en no decir nada, en un «niúmen» sin origen ni destino. Y muy eficiente fue para bruñir y dragonar falacias, con algunas pequeñas verdades de refilón,

ALEJANDRO RODRIGUEZ Y JAIME CHÁIDEZ BONILLA: UN MOMENTO DE SATRAPÍAS CULTURALES

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¿Qué entiende el señor Alejandro Rodríguez por vanguardia que no sean los residuos de los viejos grupos culturales diseminados hoy en nuevas capillas? CORDEROS EXPIATORIOS O VÍCTIMAS DE LA MODA La palabra es un recurso adyacente al fenómeno de la reproducción ideológica para la concatenación de ilusiones y de fluctuaciones especulativas. Y en los confines de la práctica mundana no han de faltar los avezados que se convencen de hacer suyas, por emoción o por conveniencia, falsas ideas. Los conceptos abstractos son indispensables para las tareas pragmáticas que intentan justificar el discurso de aquello que no es lo que en realidad es. Lo mismo decían Voloshinov o Benedeto Croce con relación a la estética, en el sentido de que no puede haber intuición sin la expresión, porque no solamente hay espíritu sino también ideologías. Aunque esas ideologías tengan su base en simples percepciones de ocurrencias disparatadas como las que aquí voy a dar cuenta. Hay ciertos aspec

PERSONAJES DISÍMBOLOS E IMPARALELOS RELACIONADOS DIRECTA E INDIRECTAMENTE CON EL FOCUC

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Jorge Sánchez . Hijo de papi que se autoapoda como el «Jofras» . Siguiendo la misma tónica que el Gerardo Navarro , es un yúnior renegado, ingenuo, un poco pendejín y con aires de intelectual. Chamaquito Ibero que se cuelga al hombro una camarita fotográfica (de mil dolares) con la que intenta ser solidario con la pelusa más jodida de este tafanario fronterizo. Cree que andar mal vestido es sinónimo de proletario o de izquierdista pero, en cuestiones de pobretería empírica, es puritito pájaro nalgón. Se siente muy orgulloso de pertenecer al FOCUC . Marisela Jacobo . Directora del Instituto de Cultura de Baja California ( ICBC ). Compañera de armas —desde Parvulito hasta la fecha actual— del mechudo canonista de Chicali, Gabriel Trujillo Muñoz . Ya pagó su tributo a la culturosada tijuanense y, en correspectivo desagradecimiento, los focuctianos la tratan como a los apóstoles en la época que nació el cristianismo: cuando no la ahorcan, la apedrean o la escupen. Daniel Ruanova

JAIME CHÁIDEZ BONILLA: EL ESMEGMA DEL FOCUC

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—Profe, a ver si está bien el parangón o la analogía: me dijeron que Jaime Cháidez era como la Paty Chapoy de la «intelectualidad». —Más o menos. Lo que es más: él mismo se considera un frívolo. Así, con todo cinismo. Eso es, eso es. Es un vacilador. Y es lo mismo que la Paty Chapoy. Es un de los programas que más ve. —Jajajajá. —Exactamente. Es basura, es chisme. Eso es lo verdaderamente simpático, cuando se mete en la vida íntima de la gente. Rubén Vizcaíno Valencia , entrevista de fecha 3 de julio de 2003. Que los «sabios» y los «virtuosos» sean los que dirijan las instituciones no es más que un planteamiento bobo, falso, ingenuo y hasta oportunista; porque tales «sabios» o «virtuosos» son los representantes de las clases dominantes. Maquiavelo ya había echado por tierra en sus observaciones estas falsas virtudes que no eran otra cosa que actitudes cínicas, amoralidad y falta de escrúpulos de los soberanos de aquella época y encarnados perfect