SOLEDAD CASTRESANA
advertencia a los que se pierden por deseo
para no llorar
Capitán prefirió
que le arrancaran el ojo
moscas verdes
le copulaban la cuenca
yo sí lloraba
papá se acercó
con la navaja
el ojo era chiquito
en su mano de héroe
el perro no se movió
sostuvo la mirada del filo
mordió el aullido
nunca dejó que le taparan el hueco •
charco en calma
arde la lluvia
si roza las rodillas
la huella de las chalas
la marca de la hoja
empecinadas las ortigas
se niegan al peso del agua
sus aguijones inquietan
el ritmo hostil de la cintura
el rebenque
lastima la calma del charco
sudor de mujer y de yegua
confunden el cuero
la hembra
de cara en el barro
busca el sentido del tacto
cerdos y gallinas
deshacen los rastros •
la suerte del que come
un pollo salta
va dejando sobre la arena
el rastro de sus tripas
la sombra tibia de los órganos
que insisten
cada paso lo ahueca
cuando queda vacío
huesos y plumas
cae
sobre otro pollo rendido
en un rincón del gallinero
con la cloaca del ave
todavía entre los dientes
el perro se relame
no conoce
la suerte del que juega
con la comida del amo •
Soledad Castresana
Soledad Castresana
del libro Carneada (Buenos Aires, Alción, 2007)