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Jesucristo regresó y ahora es una droga dura y sintética.

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Jesucristo regresó y ahora es una droga dura y sintética.

Eres free love

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No eres puta. No, no lo eres, no cobras . Eres free love y me apunto antes de que te confisquen

PONLE CANDADO A TU CORAZÓN Y TIRA LA LLAVE

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PONLE   CANDADO A     TU   CORAZÓN    Y   TIRA   LA   LLAVE Tertulia de    comatosos   y una   canción    blusera Había buenos   escritores   hace   treinta   años Monoencéfalo sin actividad   cerebral Lidocaína y   500 voltios   de   amor Caminata del   sueño como los   animales   que   huelen el   miedo Un pudín   de   voces     –    un grumo de   palabras Así   es   la   historia Nunca   se   queda   quieta Recen    /     pray Punto de inflexión   antropológico: el   hombre   asumido por   Dios In-formación (espiritual)   de   los   seudointelectuales Decir   la   verdad   es    una   cuestión de   honor Blanco   aullido    –    humanidad   de    humo Efectos de   la   pirotecnia   nacional ¿Buena   calidad   de   vida? Viejo   mapa   de   la   sabiduría No se   conoce   al   ser   humano   intrínseco Se   propician   las actividades    o se   frustran Se   pierde   la   curiosidad   de   amar Se da   lo que   se   recibe Populism

la indeterminación de la fantasía

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Siempre en la realidad objetiva persiste el problema de la indeterminación de la fantasía, la discusión entre   la retórica del ensueño y supuesta verdad. El solapado juego de trasgresiones y rupturas inicia formalmente con «Gargantúa y Pantagruel» de Rebeláis (siglo XVI),   retintineando pasa por   los avatares alucinógenos del   reverendo   Charles Lutwigd Dogson (más conocido como   Lewis Caroll ), hasta topar con la «Rayuela» de don Julio Cortázar. Y en ese inmenso   proceso, cuyo receptáculo y espejo del mundo es la escritura, la ficción se   hunde —y se funde— en las entrañas de la construcción verbal, no como una falsedad deliberada, sino como un atributo potencialmente imaginario,   como una manera de reivindicar la credibilidad. 

rockstarismo mamón

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              Sé de escritores que pregonan ufanos el amor a la escritura, pero eso lo aseveran de la geta pa fuera, pues anteponen a su devoción literaria   el metal ón o al «rockstarismo» mamón.

El ensueño o la fantasía del «yo» interno

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Se postula el oficio de escritor-poeta en adecuación al idealismo como forma de sobrevivencia académica y conceptuación ininteligible que concibe la escritura como un simple juego de palabras, de ciencia novelada, o como diría Gramsci, de «un modo de plantear las cuestiones apto solamente para hacer fantasear a las cabezas huecas». En sus mediaciones catárticas (que también son extrañamientos y enajenaciones), parece que los «creadores» alcanzan «horizontes» que sugieren espacios indefinidos, abiertos al flujo verbal de la imaginación, al ensueño o la fantasía del «yo» interno. Y, de acuerdo con esos «horizontes», prevalece «un oscuro lenguaje» (codificado, confuso, nada diáfano y difícil de comprender; aunque funcional para la irrupción de lo irreal, toda vez que facilita la inclusión de esquemas fantásticos y simbólicos tanto en la poesía como en el relato), identificable por sus imágenes estereotipadas o idealizaciones surrealistas (o sea, se retrata a una chamacona querendona

Pero Dios no existe

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Se ha modificado el rumbo de la vida en la gradación de las polaridades antitéticas (luz-oscuridad), lo profundo y lo abismal se asocian con lo infernal y lo inconciente; la interioridad del alma es la negación ideológica de la contradicción, el ego es un realismo trasmutado en sueño y en perturbador encanto de novia vuelta cadáver. Todo lo que existe es presencia unificadora, pero al mismo tiempo es la nada. Para la poesía lo «uno» es lo «otro». Así, la vida es la muerte y la muerte es un sueño, el sueño es la realidad y la realidad soy yo, y yo soy Dios. Pero Dios no existe.