Pero Dios no existe
Se ha modificado el rumbo de la vida en la gradación
de las polaridades antitéticas (luz-oscuridad), lo profundo y lo abismal se
asocian con lo infernal y lo inconciente; la interioridad del alma es la
negación ideológica de la contradicción, el ego es un realismo trasmutado en
sueño y en perturbador encanto de novia vuelta cadáver. Todo lo que existe es
presencia unificadora, pero al mismo tiempo es la nada. Para la poesía lo «uno»
es lo «otro». Así, la vida es la muerte y la muerte es un sueño, el sueño es la
realidad y la realidad soy yo, y yo soy Dios. Pero Dios no existe.