garnacha de esnobista


Este es el rumbo que se sigue: el artista reducido en eunuco, el filósofo en charlatán teledirigido, el pintor en un acartonado diseñador de objetos basurientos y el poeta en un maniquí del soliloquio que ya no tiene literatura. Es el rumbo sin nitidez y que engrupa cualquier cosa como obra de arte. La presunta revolución antiliteraria, ayer impetuosa de fuerza trasmutadora, hoy es una garnacha de esnobistas y de oscurantismos delirantes.

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