DANIEL SALINAS O LA PORQUERÍA ÉTICA DE UN BULCHETERO



DANIEL SALINAS
O LA PORQUERÍA ÉTICA DE UN BULCHETERO


El 18 de noviembre de 2003, el «relativista» Daniel Salinas, en su blog, cunadeporqueria.blogspot.com, con un desprendimiento antitético de los entreoídos sordos, escribió el post que intituló «En torno al Festival de Literatura del Noroeste», mismo que hoy rescato de los archiveros silenciosos:

«He leído sobre lo poco concurrido que estuvo el Festival de la Literatura del Noroeste y lo desangelado de las conferencias. Algunas voces señalan que eso refleja el nulo interés y atención que se la da a la literatura en Tijuana. Falso. No puedes medir el interés en la literatura de una sociedad por el número de personas que acuden a un acto de esos. A mí, por ejemplo, me interesa mucho esa cosa que llaman literatura y sin embargo no tengo el más mínimo interés en acudir a esas mamadas. La literatura, el acto literario, consiste en leer y escribir. Así de sencillo. Paren ustedes de contar. Todo lo demás son una sarta de pendejadas prescindibles que nada reflejan sobre el estado de la literatura de una región o un país. Yo soy el mejor ejemplo. Un adicto a los libros cuyo bolsillo contribuye en gran medida a las finanzas de las librerías locales, al que nunca verás aplastando el culo y cayéndose de sueño en un pinche evento de ésos. Compro un promedio de dos a tres libros semanales y no exagero si digo que invierto 300 pesos cada semana en adquirir lecturas nuevas. En ese sentido, soy el mejor negocio de la Librería El Día y de las editoriales TusQuets y Anagrama principalmente. De esa manera apoyo a la literatura, además de recomendar los libros que leo en una columna semanal. Por fortuna no aparezco en el censo de los eventos culturales. No asisto a lecturas, foros y encuentros, lo que bajo esos criterios me ubica dentro del alto porcentaje de desinteresados en temas literarios. Leo en las notas de mi colega periodista Paty Blake en torno al tema y veo que los escritores participantes discutieron tópicos diversos, expusieron puntos de vista y se permitieron llegar a conclusiones. Ohhh, qué interesante. A ver, ya en serio, seamos realistas ¿De qué me sirve a mí, lector de libros, escuchar las conclusiones de los escritores de la frontera? ¿En qué va a cambiar mi vida? ¿Me motivarán a leer más acaso? ¿Me revelarán alguna verdad? ¿Me harán disfrutar de otra manera la literatura? ¿De qué sirve que los escritores se encuentren? ¿De que sirve que platiquen? ¿Se irán a coger entre ellos a un hotel de paso cuando acaben de leer? Díganme por favor: ¿De qué chingados sirve un encuentro literario, una lectura, una tertulia? Yo es fecha que no sé, en serio, no tengo ni idea. Chingón por la raza que acude y le sirve de algo escuchar a estos tipos o mínimo se la pasa bien. Qué bueno. A mí no me aporta un carajo y la neta me aburro horriblemente. La verdad siempre veo a los mismos tipos en las fotos y tienen una cara de insufrible aburrimiento. Siempre veo a ese barbón de Mexicali que la neta jamás he leído y por lo que he oído de sus títulos ni me interesa leer. Bajo mi humilde opinión, un escritor que se de a respetar o una persona que en verdad ame a la literatura no tiene porque perder el tiempo en esas cosas. Me da lástima por la gente que le pone entusiasmo a estos eventos, que le invierte tiempo y ganas, que hace un viaje de largos kilómetros y se decepciona al ver una nula asistencia. Pero las salas vacías son algo lógico. ¿A quién chingados le interesa escuchar a un tipo aburrido leyendo con extrema monotonía? A mí no. Tengo mejores cosas que hacer, la neta, como ver los juegos de los Tigres o leer los nuevos libros que he comprado. Sí, yo sé muy bien que si me relacionara con esa gente y dijera palabras elocuentes o elogios solemnes en las presentaciones de libros, tal vez ya habría amachinado un premio o una editorial gubernamental que hiciera una antología de Pasos de Gutenberg o una mamada por el estilo. Pero la neta yo prefiero quedarme leyendo en la tranquilidad mi bella casa e invertir lo que me pagan por hacer reportajes en hacer crecer mi biblioteca. Que otros resuelvan el futuro de la literatura, mientras yo soy feliz leyendo» [Daniel Salinas, cunadeporqueria.blogspot.com, 18 de noviembre de 2003].

Dichosa María que, habiendo parido al mesías, continuó siendo doncella de la inmaculada concepción. Podéis borrar todo lo anterior —dijo el gordo José Lezama Lima—, pero una expresión se quedará en vosotros. Y, efectivamente, en el afiche de la cartelera promocional del «V Festival de Literatura del Noroeste», para el día jueves 8 de noviembre de 2007, se anunciaba lo que sigue:

«Lectura de narrativa del norte de México – Mesa 1
Rafa Saavedra (B.C.), Daniel Salinas (B.C.), Gabriel Trujillo (B.C.), Néstor Robles (B.C.), Gabriela Torres Olivares (Nuevo León), Carlos Fabián Sarabia (B.C.), Gidi Loza (B.C).
4:00 a 4:45 p.m. Sala de Usos Múltiples. Entrada Libre».


—¿Así, o más caradura?
—Jejeje. Se piensa que la moral puede ser redimida por la hipocresía.

El «desangelado» Daniel Salinas, «aplastando el culo y cayéndose de sueño», estuvo en ronda de ovación en el «V Festival de Literatura del Noroeste», peregrinando con una lecturita «horriblemente aburrida», mientras repetía, una y otra vez, «ah, qué pinche evento; ah, qué pinche evento». La crítica ya no es la conciencia del arte, sino una trampa ratonera para poner «in folio» la evidencia de la crasa ignorancia y la mala leche. Y, por si fuera poco, en la interdependencia dialéctica entre ocio y trabajo, el bato se cree periodista cultural, «recomendando los libros que lee en una columna semanal». La unión de los contrarios al modo dionisiaco, y el arengador se traga sus palabras. Pajarillo que busca el nido en la plétora del impudor. Y qué es pudor, sino vergüenza, recato y timidez. Signos nefastos de una cháchara deslenguada que escupe mentiras a chorros: «no tengo el más mínimo interés en acudir a esas mamadas» y etcétera, etcétera. Parla fangosa y camelo infame de un hocico libre para hablar lo que le venga en gana. Errática perorata en viraje de 180 grados. Daniel Salinas es, metafóricamente, un enfermo desahuciado que ha aprendido muy bien a amar sus propias llagas. Rufianismo literario de fuste y astucia. Sus palabras son simple y sencillamente disparos de saliva que rebotan en la frente. Ya no le hace fuchi al «Festival de Literatura del Noroeste», es una experiencia grata que se debe ahora gratuitamente experimentar.
A columbrarse como cíclope tuerto de los letrados y quitarse o ponerse el disfraz, según lo amerite la ocasión. La reiteración conceptual de la estupidez:

«Chingón por la raza que acude y le sirve de algo escuchar a estos tipos o mínimo se la pasa bien. Qué bueno. A mí no me aporta un carajo y la neta me aburro horriblemente. La verdad siempre veo a los mismos tipos en las fotos y tienen una cara de insufrible aburrimiento. Siempre veo a ese barbón de Mexicali que la neta jamás he leído y por lo que he oído de sus títulos ni me interesa leer».

Las convicciones divorciadas del arte de palabrear con palabras que son mucho más antiguas y más veleidosas que los escritores que padecen la ilusión de que con ellas se engaña a la realidad. Ya no somos legisladores del pensamiento, somos reclutas imberbes, corriendo como caballos extenuados bajo jinetes dementes que mendigan su pitanza.

—La odiosa hipocresía.
—Siempre somos lo que no somos; porque el que no cambia, muere.
—¿Se habrá ido a coger a algún hotel de paso cuando acabó de leer?

Daniel Salinas se ha entroncado también en la noción pragmática de la doble jugarreta y en la afasia de su momento epifánico, coludiéndose en la mezola de la «kulturkampf» institucional de la que antes renegaba. Las tribulaciones del arte —de la «operación de escribir», como decía Borges— sobrepasa sus normas culteranas para llegar a un punto de anclaje en el que sólo hay bufonería y poca literatura. Daniel Salinas no es muy distinto a Rafa Saavedra, a Gabriel Trujillo, a Erasmo Katarino Yépez. Apoya a la literatura comprando libros (pero la humanidad no se conforma con pequeños servicios). Critica con la manga demasiado angosta, sin entrar en cuentas con la conciencia, y secándose en limpio que mejor le conviene dejarse de rivalidades.
Total, qué tanto papel y tinta hacen literatura.

—Ajá, y cuantimás si se ha de tratar de la «narrativa del norte de México», de la «Mesa 1», de horario de «4:00 a 4:45 p.m.», en la «Sala de Usos Múltiples», con «Entrada Libre».
—Ah, ño.

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