«el poeta que arrastra las patas»
«el poeta que arrastra las patas» El Juan José Martínez de la Cerda, alias «el poeta que arrastra las patas», es diestro en la capacidad de fingir la afición hacia lo bonito, hacia lo suave; y poniéndose la máscara de lo afable y el disfraz de la melindrería; y cretinamente asumiendo los buenos modales y el trato social exageradamente refinado, modoso y lisonjerose, engañándose él solo se coloca la careta de la credulidad y el postizo de un ser tiernamente humano en el que deviene la sublime “inspiración”, y claro está, de sensaciones abstractas y con sus correspondientes disimulos, fingimientos y reservas mentales. Posturas forzadas de la ñoñería y del retraimiento, artificialmente maquinadas desde los fueros de la hipocresía. Y en esa facultad de “vibrar”, el pendejo se hace hogaños de falsa ternura. Pero... como en el bien se deja ver el mal, el Diablo le disputa a Dios su carne y, más pronto que tarde, se descubre el tarascazo, el moretón en el cachete de la virgen, el jedor