9 de marzo de 2011

LUIS HUMBERTO CROSTHWAITE • UN ESCRITOR DE SEGUNDA CATEGORÍA / Por Rubén Vizcaíno Valencia


«A los escritores tijuanenses no les gusta escribir sobre Tijuana. Y si lo hacen, por ejemplo, en el caso de Crosthwaite, lo hacen en una forma divertida. Y lo que es más, se preocupan especialmente por las cosas más populacheras, más típicas. A veces, incluso, por las cosas perfectamente más folklóricas de la ciudad. ¿Qué quiero decir con eso? O sea, que él, Crosthwaite, quisiera penetrar en sí, en un cierto campo no sólo del lenguaje, si no de la realidad. De hecho, lo ha tocado.

Para mí, no ha logrado, hasta ahora, nada muy trascendente. Sin embargo, yo…

Un día me lo encontré y le dije: mira, a mí siempre me has parecido un escritor de segunda categoría. Espero que un día me des una obra definitiva, una verdadera gran obra, una obra tuya, madura.
Si, de un tiempo acá, he vuelto a releer tus cosas, te podría decir que, a lo mejor, sin que tú te lo hayas propuesto, y con el afán de encontrar cosas típicas, curiosas y divertidas, simpáticas de la ciudad (que es lo que a ti más te atrae), a sabiendas, o no, has encontrado ciertos tipos humanos a los que no les has podido sacar provecho; porque solamente lo encuentras en la realidad, una realidad que tú no conoces a fondo; porque no te quieres involucrar en ese medio; porque tú ni siquiera tienes carácter para eso. Pero a ti te producen una gran curiosidad ciertos agujeros de la ciudad de Tijuana, ciertos callejones, ciertos rincones, ciertos basureros.

Ciertas cosas que te parecen muy simpáticas y muy divertidas. Y no creo que las conozcas a fondo; no te interesan; las ves un poco desde afuera.

Pero, independientemente de eso, creo que eres uno de los primeros escritores que ha cubierto un cierto tipo de sujetos; algunos que aparecen periódicamente por los dictados de las modas de vestir, de peinarse, de hablar, de giros, etcétera, etcétera; y los has captado un poco superficialmente.

Pero, independientemente de eso, leyendo las cosas que has escrito —ya en los últimos años—, digo que —quién sabe—, si ahí, en esos pequeños atisbos haya algo que alguna otra persona pueda profundizar donde tú dejaste una chispita, un hallazgo, una lucecita, donde tú has querido hacer literatura; y en donde has querido, o no, has descubierto una verdad. Y eso es valioso» [Rubén Vizcaíno Valencia, de la biografía Un moralista en casa de putas, broli casi terminado a cargo del Éktor Henrique Martínez, alias el Charcomen].

1 de febrero de 2011

EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS


Nadie puede negar el éxtasis que experimenta «el poeta que arrastra las patas» cuando, en tertulias y centros de reunión social, se foguea con tipazos como el Bruno Ruiz, el Rafa Saavedra, el Erasmo Katarino, el Pancho Morales, el Luperco Castillo Udiarte, el Tijuana Gringo, el Juan Carlos Reyna (a quienes, antes de obtener membresía en el forúnculo «Apancho y laurel», no bajaba de batos vergueros, mecos y puñeteros) o con excelsas poetizas como la Aída Méndez o la Petra Bonilla (y a quienes, antes de obtener la membresía de «apancholaurelero» no bajaba de viejas piratonas y putañeras). Más que poeta, este charanguero posee el egregio mérito de ser un besamanos, un chupapollas y un zampaboñigas. Y desde que se convirtió en un detractor de «El Charkito», la «práxis» de su apostolado —de arribismo ideológico-político y repugnante justificación de doble moral— se ha desarrollado casi al último extremo como una especie de «causa sui» de sus propias actitudes (políticas, religiosas, morales, estéticas), perfiladas en deslealtad, charlatanería, oportunismo, pusilanimidad, exacerbada lambisconería y demás lacras y patologías.

—Como quien dice, todo un gañan que no respeta ni cumple los sacramentos que jura en voz alta.

Y en cuanto a los dizque poemas que escribe, los fundamentos de su lirismo son muy angostos, la forma literaria descuidada y los versitos que contienen se hayan alimentados con la culequera más deslavada del romanticismo. En vuelco de sensiblería, el poetastro junta las palabras y va escribiendo lo que se le viene en mente; y, así, por medio de notitas descriptivas, producto de sensaciones visuales y boberías que lo turban y lo emocionan, se ciñe el objeto de la lírica.
En definitiva, se trata de composiciones hinchadas de naderías y de cursilerías extremadamente patéticas. Guachen el baladro de quinterías que enseguida copio:

MEJOR

los relámpagos de tu hermosura me han dejado moribundo destellos de belleza coros del cielo que anuncian tu destreza movimientos celestes fotos con el flash del mundo cuando miras el cielo se ilumina con tu sonrisa y la noche parpadea como un ciervo sorprendido los canes aúllan y yo prefiero contestarles con silencio

Juan Martínez http://deljuan.blogspot.com/

—¡Ay, miren cómo le salen los versitos al pillete!

¡Pero qué tontería! Ahora resulta que dejan también yertos de moribundez, no solamente las acciones de los sicarios, de los matones, de los maridos golpeadores, los accidentes automovilísticos, los atropellamientos, las picaduras de alacranes, las enfermedades y las guerras, sino los «relámpagos de la hermosura». El refitolero debe haber sentido que esos «relámpagos» de «hermosura» le picaban el corazón, le tostaban la mollera, le quemaban el rabo y casi lo mandan a velorio. La belleza inextricable es la que está a punto de causarle la muerte al cachichán hacedor de triviales versitos; «los relámpagos de tu hermosura me han dejado moribundo». Y esparciendo estos vahos se llega a ser poeta: «destellos de belleza», «coros del cielo», «movimientos celestes» y gua-gua-guá. Y entre todo ese chorizal de lugares comunes, ni guiñapo de auténtica poesía que sirva para cubrir el alma; únicamente pellejuelos de puerilidades; síntomas de un trabajo poetizado muy a la brava, de tonalidades y ritmos baratos. No hay manera de engañar a la poesía, a su fuerza contenedora no se le enmascara con expresiones verbales de una voz falsa e imitadora y en la que no subsiste un mínimo de dirección en el sentido de la disposición que debe tener un buen poema. Pero aquí la transfiguración lírica, injertada de misticismo, estalla en incoherencias soltadas a boca-jarro: «cuando miras / el cielo / se ilumina con tu sonrisa / y la noche parpadea / como un ciervo sorprendido».

—¡Qué maravilla! El símil habla de un «un ciervo sorprendido» que «parpadea».

Habrase visto semejante idiotez; ésa de que un ciervo sorprendido (y, por ende, asustado) puede parpadear. La saturación emocional encara lo que la razón debería de dictarle a la conciencia; pues, ni el venado, ni la gacela, ni el ñu, ni el conejo o la liebre, estando en tal situación de “sorpresa” no pueden reaccionar parpadeando ante tal estímulo.

—A veces, ni siquiera las chamacas de mirada pizpireta hacen eso; se quedan pelando tamaños ojotes. Pero... en fin. Pasemos a otro rollo.

De los arcanos de la confusión surge un mundo de «hiperconciencia», un espíritu que se potencializa como objeto (una sonrisa hace que el cielo se ilumine y que la noche parpadee); transposiciones sin fondo real, signos de negación como determinaciones arbitrarias de un mecanicismo metafísico que muda a idealismo místico platónico, y viceversa. Se trata de un círculo viciosamente repetitivo en el que, instantáneamente, el objeto pasa a ser sujeto (la noche que parpadea) y luego el sujeto se convierte en objeto (la hermosura que deja moribundo), y así sucesivamente.

—Además de un zaratán de cursis miriñaques y zalamerías chabacanas, ¿qué se ofrece con esas imágenes?

Un extrañamiento del hombre que, como poeta (y que arrastra las patas), ensimismado por la inercia de sus sentidos, por la conciencia enajenada, acaba expresando solamente las fantasías e ilusiones de un paraíso enajenado. Y esta enajenación de los sentidos, en términos de «ensimismamiento» —afirma el máster Revueltas— no únicamente se refiere a la incapacidad de inteligir, sino a la imposibilidad de activar la imaginación real de los sentidos; siendo «el acto que permite transformar la memoria en una creación libre del espíritu: una sinfonía, un poema, una ciudad; imaginación que «ha sido realmente mediatizada por la ilusión sensible de un conocimiento extraviado en las cosas, y él mismo cosificado en ellas» [José Revueltas, Dialéctica de la conciencia, en Obras completas].

El último berrido del poema finaliza con este coto de debilidad mental: «los canes aúllan y yo / prefiero contestarles con silencio». Pobres perros, ni golpeando la puerta van a hacer atendidos. Es más, ni siquiera ejerciendo la «perrogativa» constitucional —que establece el artículo 8 como derecho de petición— van a recibir respuesta.

—O sea que el bato canta con voz sorda.

Un hombre que no tenga güevitos y dignidad en el momento preciso de retachar copa, fácilmente puede convertirse en objeto de desprecio y ridículo; porque contestar con silencio, consabido está que significa no contestar.

—Y, a propósito, esos perros, tú; ¿no serán «Luzbel» y «Belial»?

EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS


Estando los asuntos de la poesía como ya se ha ha visto que están, he aquí lo que es pertinente hacer, y esto lo vuelvo a repetir una vez más: avocarse con una crítica despiadada de las estrecheces, lacras, melolengadas y contradicciones que vive la culturosada local. El arte impele a trasmitir calidad, pero aquí no hay linaje estético. Más que expresiones y productos del arte lo que se contrabandea en los círculos, agrupaciones e instituciones dedicadas a tal menester, parece una vengadora desfiguración del talento y la imaginación artística.
Seamos testigos de las altas efusiones que barbotan de este genio creador y cuyos principios y presupuestos estéticos (por llamarlos de algún modo) provienen de la precariedad, la ligereza y de la conciencia del desorden.


PISTA

tu calma tu más fuerte virtud tus manos esquinas de mi alma tus ojos se enfocan para discernir el futuro porque la mitad de tu sonrisa es americana la energía de tus pensamientos puede plantar ciudades modificar nubes mostrar los secretos del corazón desatar los ayes del día alas de palabras que no dejas despegar

Juan Martínez
http://deljuan.blogspot.com/

—Pero eso no es poesía, son únicamente signos de fugaz abstracción en el cerebro.

Y, efectivamente, en su sentido total no vale como expresión del arte. Si acaso, como partículas de símbolos que ya no encajan en los niveles de lo real. Ni un germen de originalidad creadora se vislumbra en cualquiera de sus piececitas subliterarias que, en conjunto homogéneo, no valen como arte pero bastan para recordarnos y dar fe que, hoy en día, cualquier pendejo puede hacerla gacha y figurar como poeta.

LUIS HUMBERTO CROSTHWAITE • UN ESTILO DE GUSTOS EXTRAVIADOS Y OTRAS NADERÍAS


Jorge Munguía Espitia es un sedicente "crítico literario” que, semana tras semana, amontona confituras en la revista Proceso, y en cuyas páginas deja caer repetitivas cascadas de babas, queriéndonos hacer creer que una perra embarazada es capaz de parir lechones. Y en efecto, de manera tan ladina el mentado reseñista solapero dispara ...ta con frenesí, y sin saber cómo corre el agua, su opinión respecto de la obra literaria de nuestro paisano Lewis Júmbert Crosguait: «Las novelas y cuentos de Luis Humberto Crosthwaite recuperan las maneras de vivir, comer, beber, cantar» [vivo de tres animales..., ta-ra-rá], «amar y morir» [sí, amar y mamar, porque el mundo se va acabar; calaqueando como los caguamos, es decir, arriba de guayabo, o cuitiar bien pasado, por haberse picado la venada con una erre hasta el culo de chiva pura, traída de "Meca de la goma", o sea, de Badiraguato, Sinaloa] «de los de abajo». Y no crean ustedes que la chercha aduladora de míster Munguía para allí, endenantes; pues el chilango reseñista, desconocedor —tergiversador— de la realidad fronteriza, en un estado de conmoción cerebral, y casi a punto de quemar incienso con olor de violetas africanas, se hincha de pasión efímera —la que, por cierto, le es ajena— dejando caimán sobre la nuca de los despistados leyedores. Y esta la tomadura de pelo con la que, diatiro se pasa de riatas: «La gran fidelidad lograda es producto no únicamente de la imaginación y el oficio, sino de la actitud del escritor que lo ha llevado a estar en permanente contacto con obreros» [¡sí, señor!; los trescientos sesentaicinco días del año vemos a LHC en las afueras de las maquiladoras de la Mesa de Otay, agarrando cura y compartiendo vivencias con los explotados proletarios], «emigrantes» [¡sí, todos los paisas y pollos, arremolinados desde el Cañón Zapata, en la Líber, hasta la Dairy Mart, en San Ysidro, saben quién es Luis Humberto; ¡joder!], «cholos» [que, por cierto, ya casi no hay; y los que quedaban se volvieron metrosexuales o los acaparó el excachorro del Jorge Bustamante, es decir, el “Cholólogo” Manuel Valenzuela, por que ellos —o sea, los cholillos, no los investigadores ostiones antes mencionados que se dedican a folklorearlos— están en vía de extinción, iguanas como estaban la vaquita y la totoaba], «cantores» [¡uuuy!, qué pasado de riatas, pues el único que yo creo que conoce al Crósguait ha de ser el panzón Gume Vidal, porque los rascaguirnaldas y tololocheros, parquiados en la Plaza Santa Cecilia de este culo de San Diego, ni fu ni fa], «prostitutas» [¡redíez con estas suripantosas!, de cincho, han de ser las putillas incultas que desprestigian la literatura con sus diletantismos panocheros al abortar galimatías tremebundos, porque las paraditas del Cagüilón ni en el mundo lo hacen] «y drogadictos de la frontera» [claro, empezando por los morros tinacos, mocochangos, tacheros, chemostriles, artanes, captagones, robotriles, reinos, morisquetos, jaiporrones, cocodrilos, peyoteros y un longo etcétera de locochones, sin contar a los saicos que ya se quedaron encaramados con tanta mierda, o los superlocos que ya cuitiaron por andarse golosiando con la loquera que rola]. Al reseñista Munguía Espitia nomás le faltó mencionar a los pulmones y mayates [¡ah!, y a los padrotes, olso]. La esponjosa mafufada que, en horas de pereza mental, fragua ese pillín camelero del Jorge Murguía Espitia, no es más que una cretinada tendiente a embaucar mirones. El mampirri, o ignora la realidad, o bien —mejor dicho mal— pretende dar pellejo por chuleta cuando afirma que la narrativa del Crosthwaite recupera las maneras de vivir, comer, beber, cantar, amar y morir de "los de abajo" y que su "actitud" lo ha llevado a estar en permanente contacto con obreros (¡jaja!) y emigrantes (¡jojó!), campesinos (¡jijí!), cholos (¡jujú!), cantores (¡jijú!), prostitutas y drogadictos (¡jují!). Pobre batillo, no sabe el güey que Luis Humberto es ajeno a todo ese pedernal, pues su relación con la clica de nivel macuarro es tan lejana como la distancia que hay entre Tijuas a Yucatán; a no ser que con tal verbena salivosa se refiera al "contacto permanente" que el escritor tijuanense mantiene con su chacha.

23 de enero de 2011

Rehenes de la estupidez que le dan credibilidad a la runflería


uscando la simpatía del hombre de la calle, el gobierno presume que arresta y persigue a los responsables del crimen organizado, pero todo es un blof. Las autoridades son corruptas y oportunistas; y, por ende, sus representantes son tontos, sobornables, solapadores y hasta cómplices de la delincuencia. Así que esa lucha es inefectiva, estéril y vana. Ambas partes son una unidad cosificada, cuajada en lo personal y colectivo por poderes abusivos que vuelcan lo negativo en positivo y viceversa. Y si se desmascaran las bribonadas es porque hay conflictos de intereses particulares, falta de concordancia en algunos métodos o desenfrenos de alebrestados que no se han podido domar por medios austeros y persuasivos. Y, si ahora, presidentes, gobernadores y secretarios de estado han dicho que es indispensable limpiar la mugre del establo, lo cual es totalmente ajeno a la justicia y seguridad para el pueblo llano, no hay que fiarse mucho de lo que vociferen, se trata de la acostumbrada demagogia, tan repulsiva y degenerada como la epidemias que dicen que quieren combatir. El gobierno no tiene voluntad política para erradicar o inhibir las acciones criminales. A ver, ¿porqué no comienza por prepararles carracas a Mario Marín, a Ulises Ruiz y a los hijastros de Vicente Fox? En la Baja California se chapotea en los mismos lodazales, pues el virrey Guadalupe Osuna Millán simula que arrecia dura faena en contra de las bandas delictivas, pero en realidad no mueve ni el dedo meñique porque —y esto lo saben hasta los espíritus más comunes, como dijera el Dante Alighieri— su compromiso no es con el pueblo, sino con los capos que, a cambio de recibir concesión de plaza, le patrocinaron la campaña política durante los lindes en que se candidateaba como aspirante a desgobernador del estado. Y ahora que ya no puede deslindarse no le queda otra que demagogiar con la celebrada «Alianza por la Seguridad» y suscribir mentecateces como el mentado «Convenio por la Seguridad, la Justicia y la Convivencia Social en Baja California». Solamente los rehenes de la estupidez pueden darle credibilidad a la runflería llamada «Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad» y que, sin una pizca de calidad moral, Felipe Calderón Hinojosa alza como su principal banderita.

«Todas las mujeres son putas, menos mi mamá y mi hermana»


«Todas las mujeres son putas, menos mi mamá y mi hermana»

Servilismo culturoso y la picaresca intelectual


Ilusiones refrendadas por una elite cuya concepción del mundo se respalda en la falsedad y el engaño. Afianzamiento conservador y, por ende, deshumanizado de la cultura. Es la vieja necesidad de justificar la mitomanía institucional con el servilismo culturoso y la picaresca intelectual. Pero se requiere más perspicacia para poder electrizar el complejo de inferioridad de los humildes, pues la plusvalía del egocentrismo se solaza sólo en la mente de aquellos imbéciles que creen que la cultura no es elitista.

Rucailo


En cuestiones de sexo, ya de rucailo uno solamente puede dar dos cosas: o das dinero o das lástima.

bato sicario, güey becario


En el entorno culturoso, es mil veces preferible ser un bato sicario que un güey becario.

Un poquito de insecticida por aquí, otro poquito de fungicida por allá


Éktor, mi Éktor no está solo.
Somos mas de uno y mas de dos, mamados de soplapollas académicos literantes recalcitrantes petulantes poetizando con la misma sobada insulsa pedantería. De antes. Pero hubo un antes y un después, el problema es que la mayoría de los que venden y consumen no se han enterado. Mundo caduco.

Éktor lo sabe y tiene la definición exacta para cualquier jodiondez.
Un poquito de insecticida por aquí, otro poquito de fungicida por allá. Sin finuras ni protocolos. Y vuelven las luces.
Quevedo a su manera y en su tiempo, ya lo hacía.

El lenguaje vuela tanto como la mente, la red. Ya no se aguanta ni los diccionarios. Inventen, inventen ideas, conceptos, palabras, invéntense a si
mismos y el gran Éktor, respeta.

Con un fervor parecido al de las pubertas aficionadas a poner el culo sobre el sofá


Dice la Diana Palaversich que el poeta Francisco Morales «es uno de los escritores tijuanenses que de mejor manera ha sabido captar el pulso de Tijuana y sus múltiples rostros» y que el bato, a través de su cochino libraco «tiene poco interés en la descripción concreta del predicamento del ser humano»; porque en su registro expresivo «la ciudad misma es el protagonista del poema», a quien se evoca como un «ser personificado» y que a instancia de la enunciación que instaura el poeta, la manola —supuesta crítica «corrosiva»— interpreta por vía de «apareamiento» como «ciudad-mimética», «ciudad-texto». En su artículo, «La ciudad que recorro. Un flaneur en Tijuana», la presunta estudiosa del fenómeno cultural fronterizo manifiesta —con un fervor parecido al de las pubertas aficionadas a poner el culo sobre el sofá y prestar las nalgas a quien le haga un iris— que el autor del panfletillo lírico en cuestión, comparado con otros güeyes («muchos otros», dice la ruca) que «escriben sobre la ciudad», el Panchito Morales es diferente a ellos —casi-casi se atreve a decir que es el único que se la saca pa miar— porque este noble pitoflero «escribe la ciudad» y no «sobre la ciudad», como suele hacerlo el resto de la perrada.

—¡Repámpanos! Ora si que estamos jodidos con la doctora croatense. Y miren si no. Precisa es la tía para lucir su habilidad en misa de aguinaldo.

—Petrarca recuperando a Quintiliano.

—O Garcilaso de la Vega salvando los papeles de Blas Valera del asalto de los ingleses a Cádiz.

—Jojojo, jejee, ijiji…

Loca carne pálida franqueada al Sol

No la hubiese encontrado en ningún aparador
he aquí la rutilante rubia cabeza de fósforo
apreciada por carambola en mi cosechar de retruécanos
precipitadamente lenguajera a satisfacción suya y mía
manipulando diestramente el vómito de Rimbaud
imágenes espumosas / savia de la poesía inmediata
hervidero de nervios en la ruta del presagio
largos ojos de luz brillante
loca carne pálida franqueada al Sol

Cuando escucho la palabra cultura saco mi pistola pa miar


Invitar a la población a que participe en los programas de cultura concita poco interés; a la perrada, chinchina o jequería, le agobian menesteres más inmediatos que las runflerías que, invocando el determinismo externo, anuncian los jilguerillos del ICBC, pues es la sociedad la que debe imponer al estado las políticas culturales, no al revés. Mientras la responsabilidad social sea un subterfugio, y aunque saquen a relucir todos los artificios, el asunto de la cultura seguirá igual, con nulas perspectivas de progreso materia y espiritual. Artilugios para simular, y al borde de lo grotesco, escurre lo políticamente correcto de los bienpensantes nodosos, portavoces del gobierno, con descarada actuación: el mismo guión, las mismas frases.
Por eso yo, parafraseando a Hanns Josht, cuando escucho la palabra cultura saco mi pistola pa miar.

¿La genialidad está estrechamente relacionada con el esperma?


La mujer que toca la literatura toca los los testículos de Dios. Octavio Paz afirmaba que una perra que se dedique a las letras y pretenda ser buena escritora, debe ponerse bigote y arrojar su feminidad al resumidero. Entonces ¿la genialidad está estrechamente relacionada con el esperma? ¿No es ésta una hipotesis fascista como aquella de Pound que aludía a «la eyaculación de la inteligencia»? Pero si Pound y Paz eran enemigos del fascismo. Sin embargo, Pound escribio estos versos: «Hitler era una Juana de Arco, un santo, un mártir»

17 de diciembre de 2010

REALIDAD DESBARRANCADA HACIA EL TEXTO

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Desbarrancar la realidad hacia al metatexto equivale a rechazar sus exigencias en aras del puro «goce estético» y sin salirse del cauce de la belleza. Todo sea por la fluidez del metatexto, el anticuento o la antinovela. Así acaba la pertinencia del discurso conmovedor, elevando lo que no se puede aniquilar. La emergencia de la "otredad" narrativa transformada en silencio que se expresa desde el balbuceo incoherente, la fragmentación y la ambigüedad. O sea, el origen de una nueva estética, autista, ramplona y convenciera. Sintaxis como tartamudeo filosófico al estilo Michel Foucault en el orden del discurso y la «literariedad», escritura desarticulada. Y las feministas desfasadas son tan tontas o ingenuas que pretenden insertar su discurso en la frontera, y no al revés como debiera ser. Y van más lejos en su oligofrenia, pues, no conformes insertarles un valor puramente semántico, a los cuerpos de las mujeres pretenden consignarles (ya sea de manera real o simbólica) la dimensión telúrica de la región fronteriza. Los cuerpos femeninos son poesía; el desierto es un cuerpo de jermu. En síntesis, puras pinchis mariguanadas. Quieren conjuntar en un sólo receptáculo (literario o metaliterario) las dos vertientes que le dan visión y configuración al mundo: hechos históricos e ideas polivalentes. El desierto clama, la ciudad canta y espacio territorial fronterizo equivale a lo mismo que el bari de una candonga o chumascona.

YO RECOJO LA BASURA DESDE EL CALLEJÓN: EL CHARKO / ENTREVISTA

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Por Marco Tulio Castro

La literatura, para la chingada en Baja California


Si alguien sabe que ser crítico es sinónimo de recibir portazos en la nariz, es un cabrón que se llama Éktor Henrique y se apellida Martínez.
“Oye, pues te debería yo mandar un texto para que lo publiques aquí. A mí ya no me quieren publicar en ningún pinchi lado, nada más escribo en Sequoyah Virtual, revista electrónica de poesía, artes y literatura”, me dice el Charko.
No es para menos: desde 2003, desde la blogósfera y luego en algunos suplementos, Éktor ha sido de las pocas plumas vigentes que destrozan, lo mismo a poetas y reporteros, que a funcionarios públicos vinculados a la cultura, y lo hace a través del blog, su único recurso.
“Tengo como unos 10 blogs; el de gramática; lingüística; sintaxis; crítica literaria; literatura femenil; del pro Rubén Vizcaíno; de poesía y hasta de dossier que incluye antologías de poetas”. Pero no es cierto: el Charko tiene 17 blogs que actualiza casi cada mes.
Licenciado en derecho por la UABC y autodidacta en la lingüística y la semántica, el Charko –que por cierto lo significa mandíbula o mordida de tiburón–, es un perro solitario en las calles de Tijuana. Un perro solo, que no puede pasar desapercibido.
“Yo estoy juzgando con un rasero muy superior, es cierto. Amigas de España me lo han dicho: tú les exiges mucho a los escritores de Tijuana, y ¡no creo que puedan darte más!”, me cuenta en tono de burla.

Intelectuales, guerra de tribus

—Entonces, Charko, Para qué criticas, ¿a dónde quieres llegar con todo esto?
—Ah cabrón, nunca lo había pensado. Creo que hay que desinflar a los que se dicen poetas y escritores que no lo son. Hay que escudriñar hasta el fondo para que la gente vea que los intelectuales son gente inflada, bloferos que viven de puras apariencias y los artistillas, una bola de melolengos, imitadores de las peores fórmulas seudoestéticas, cazadores de limosnas institucionales y sumidos, además, en una vida pasiva y hedonista para e evadirse de los problemas reales y concretos del mundo.
—¿Y tienen remedio?
Éktor calla, voltea al techo de la redacción, luego a la pared, luego a mí, y pregunta:
—¿Se puede fumar aquí?
—Ahí está el cenicero.
—Sabes que, soy apocalíptico en eso: creo que no tienen remedio y creo que la cosa se va a poner cada vez peor.
—¿Peor?
—Pues se va a llegar a un punto en el que no se distinga qué es literatura y qué no lo es. La gente ha pervertido la poesía y la literatura.
Sin pena, el Charko truena sin que se lo pida: “Todos los escritores son engendros que han salido de la escuela de humanidades”. Cuando le pregunto sobre los poetas, dice casi encabronado “Y Gilberto Licona, por ejemplo, es uno de tantos culpables”, porque publica cualquier barruntada en la revista Existir.
—¿Y por qué?
—Mete cualquier basura, efusiones seudolíricas y masturbaciones mentales, dizque para promover la literatura.
—¿Por qué dices eso?
—No hay un cuerpo colegiado que diga qué se debe publicar y qué no. Los textos que mete Licona en su redrojo desfallecen de consistencia; textos de escasa envergadura literaria en los que priva la falta de recursos estilísticos; no usan la metáfora, la imagen ni la musicalización; y es que aquí cualquier chamaco de 20 años ya se dice poeta, cuando los literatos franceses consideran que un poeta ¡es joven a los 40!
Experto en ortografía, semántica y en sintaxis, las críticas del Charko no tienen madre. Destroza las cabezas del periódico Frontera y luego su análisis lo carga contra el “perpetuo becario”, Heriberto Yépez.
¿Pero, por qué creerle a la crítica de Éktor? La respuesta es sencilla: porque nadie más sienta en el banquillo a Ángel Norzagaray, a Rafa Saavedra o a Nortec, todos inmaculados en la cultura fronteriza.
“Parece que Heriberto Yépez y Rafa Saavedra están concursando para ver a quién de los dos se le entiende menos en sus textos, y no salen del kitsch, o sea del temita de la frontera. Saavedra ese el príncipe del pochoñol y Yépez el rey del texto encriptado; ambos sanguijuelas gigantes que chupan y chupan del bote presupuestal, pero que se sienten y se ofrendan como auténticos increpadores del sistema que los promueve y les da de mamar; transfiguradores desenfrenados del metalenguaje, esa pinche modita que pregona el texto dentro del texto”, dice.
“Ninguno tiene un compromiso social, ¿sabes para qué escriben? ¿Sabes por qué hay intelectuales en Baja California? Para mamar del presupuesto. Vivimos una guerra de tribus cultureras —luego, ríe— mafiecitas de arribistas que ven como botín y casas de asalto a las instituciones de cultura”.

Criticar no por necedad
El día que recibí a Éktor en la redacción de la Diez4, un metro antes de entrar, se detuvo. Agitado por las escaleras, con voz fuerte, casi de grito, el bato preguntó:
—¿Ustedes no son becarios, también agarran feria de las instituciones de cultura?
No lo conocía en persona, pero sabía de su trabajo, así que me pareció una forma sensata de iniciar una entrevista con un crítico que es realmente aborrecido por, prácticamente, casi todos los intelectuales del estado. En otras palabras, el Charko pintó su línea.
—No wey, pásale.
Para Éktor, la crítica severa es una necesidad. “Para mí la literatura y la crítica no son unos hobbies; son actividades inherentes a mi propia existencia y formación”. Cuando escribo un artículo en mi blog le dedico unas seis horas al texto, con apuntes que guardo en libretas. Voy en el carro, o leo un periódico, un broli, y luego analizo, armo el esquema mental y dejó pasar tiempo antes de sentarme a escribir”.
Hay días que el Charko se levanta a las 3:00 de la madrugada a golpear el teclado y termina a las 10:00 u 11:00 de la noche.
—¿Y ha servido?
—Pues por lo menos creo que algo, ahora hay morros interesados en la literatura que ya se atreven a cuestionar y criticar a los chupapollas de los intelectuales de Baja California. Ahora hay blogs que son tronadores, que, aunque escasos, analizan, critican y dejan en ridículo a cualquier intelectual inflado.
—¿Cómo cuáles?
—Aarón el Papasquiaro, Julio el Sueco, el primer Chango 100, Pan y Circo, por ejemplo.
Luego, el bato nada en la teoría: “el master Antonio Gramsci dice que cuando alguien es criticado severamente puede reaccionar de dos formas: o se retira y deja de escribir idioteces, o, bien, se compone y se mejora el cabrón”.
—Y bueno, ¿qué estás haciendo tú? A ellos les publican libros.
—Libros que se empolvan en las bodegas, en las librerías, y que nadie lee, me interrumpe.
—Ellos escriben, acoto.
—Bueno, yo también; y lo hago, no por la calle, sino entrando por el callejón, desde allí recojo la basura.

Charko al ataque

—A ver, Éktor, te voy a dar una lista de nombres y quiero que me los califiques.
—Échale, pues.

Heriberto Yépez: charlatán.
Luis Humberto Crosthwaite: buena pluma pero muy superficial.
Rafa Saavedra: malo, a secas.
Gabriel Trujillo: caja de resonancia la política cultural oficialista.
Rosina Conde: feminismo literario huehueche y desfasado.
Federico Campbell: buena pluma, pero ya achilangada.
Daniel Salinas: ignorante con pretensiones de sabiondo y oportunista doble cara.
Enrique Mendoza: difusor de la chatarra mediática.
Jaime Cháidez Bonilla: lambiscón mamacallos y otro difusor de chatarra mediática.
Juan Carlos Domínguez: poco lacerante.
Fausto Ovalle: impresionista sin crítica.
Ángel Ruiz: mejor bloguero que reportero.
Gabriela Olivares: desgranadora de patrañas seudoculturales.
Samantha Luna: en la incipiente vía y en aras de ser buena, o mala.
Octavio Hernández: enciclopedia ambulante del rock.
Nortec: salvavidas de los culturosos y de donde se cuelgan para denar o llevar agua a su molino.
Pedro Beas: buen musiquero y el más honesto de todos los nortecos.
Tere Riqué: caja de resonancia del panismo.
Ángel Norzagaray: caja de resonancia de la cultura panista.
Virgilio Muñoz: extensión del sistema putrefacto cultural.
Fernando del Monte: ex periodista pacheco.
Carlos Bustamante: prolongación de los dinosaurios e incubadora local de los neobebesaurios.
Carlos Torres: pobre iluso que no le supo medir al agua a los camotes.
Enrique Peña Nieto: prototipo del bebesaurio en aras de seguir partiéndole la madre al país

EL FINADO LUIS GÜEREÑA Y NUESTRAS GLORIAS PROTOPOÉTICAS

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Vertedero de cretinadas
QUÉ GANAS DE FASTIDIAR A LOS MUERTOS

Cuando el seudomúsico Luis Güereña, exintegrante del extinto grupo Tijuana No, entregó el equipo en el «Másayá», entre la culturosada tijuanaca se soltó una algarabía en su honor postmorten, que parecía tratarse de un homenaje dedicado a un monstruo sagrado del calado de Jim Morrison, Jimi Hendrix o Janis Joplin; mas no de un simple mortal que pasó por el mundo sin ser tocado por los dedos de la virtud. En fin, pensé, otra payasada que fraguan los mercachifles de la subcultura tijuanera para embolsarse unos cuantos duros, aprovechándose de la mortandad del prójimo; una forma desvergonzada de hacer leña del árbol caído y pescar en río batido.

—¡Qué ganas de fastidiar a los muertos!
—Déjenlos vivir su muerte, mientras nosotros morimos nuestra vida.

La borregada pasiva, outsider, contestataria y renegada de fin de semana, se entusiasmó con la charlatanería perniciosa que le ofrecieron, e imaginaba asistir al parto de los montes donde solamente tienen cabida los dioses del Olimpo. Pues se armó un reventón la noche de no-me-acuerdo-cuándo. Y cabe decir que, horas antes que diera comienzo tal refuego, la grey consumista no tardó en hacer una longa fila a las afueras de una madriguera, malamente llamada estudio (jejé) More FM, tragándose el camote con todo y zoquete. En tanto, los organizadores del negocio musical, dueños de algunos de los siete pecados capitales y frotándose las baisas como señal de reverencia al dios dinero, se paseaban como gallos ufanos en un gallinero de polluelos recién emplumados con un pendejismo seudoimitativo.
Ante tal payasada, descompasados gacetilleros (verbigracia el mamacallos del Jaime Cháidez y el Bruno Ruiz, cabeza de poronga) se descocaron con dedicatorias postmorten en favor del exnanido Luis Güereña; regurgitaron recuerdos y pedazos de experiencias que supuestamente compartieron con este men. Dos que tres zampaboñigas se pasaron de la raya con sus execrables exequias, y algunos más obraron con una desfachatez similar a la del conchudo que va a un velorio, y estando allí se tira un pedo y luego le echa la culpa al muerto.
Entre los papeluchos de menor renombre que leí, tocante al caso Güereña, hubo uno que me pareció un verdadero despropósito y una vil mamada. Concierne a un texto de ampollas húmedas publicado en el pápiro esotérico-sicologista-cultural Bitácora en su edición del 21 al 27 de enero de 2004, titulado In memoriam Luis Güereña -Enero 04-; donde el lector podrá dar fe y, a todas luces, guachar que fue escrito con unas tremendas dosis de pereza mental y enclenque inspiración, entre otras bagatelas de corte rerum vulgarum.
La autora del furcio en cuestión fue la profesora y licenciada en sicología ANA KARINA V. BALDERRÄBANO, quien valiéndose de un chacoteo embustero, sentó un precedente nefasto dentro de las rebajas literarias fronterizas. De manera que la fémina escribana, otorgándonos una concesión sentimentaloide, a través de la médula de sus remolinos emocionales armó el siguiente meneo seudolírico, aprovechando la ocasión —ofcors—para fingirse poeta:


-ENERO 04-

Pobre de ti
que no te visitaron ni en la cárcel,
siempre incomprendido.
La Zona Norte perdió a un subversivo,
tatuado, mutilado, catastrófico.
Tijuana NO deberá olvidarte
porque sellaste los 90's con tu rock,
agresivo, grotesco,
crítico contra los "fucking gringos".

Duele que tu corazón se haya cansado,
no soportó el trote de tu cuerpo,
la vida se sacudió de ti
hasta agotarse.
Desdichados los que te recuerdan,
pues evocas tantos días de excesos
ya aniquilados •




PARA EL TINO POÉTICO SE REQUIEREN MÁS QUE PALABRAS


Poco antes de enchocharse, el poeta César Pavese escribió que la unidad espiritual surge al elegir las palabras. Pero yo no creo que la cosa se así de pelada. Sostener tal afirmación equivale a concebir la poesía como un simple receptáculo de forma. Para lograr un acertado tino poético se requieren más que palabras. Y, puesto que aquello que la palabra no alcanza a explicar es precisamente lo que le da valor estético, a continuación (para dejar de soñar, por un momento, gerundios paseándose en bicicletas) me introduciré en las entrañas de la fábula majadera ya transcrita, misma que, en lugar de poesía, apesta a baladronada ridícula. Después de citar los versillos dedicados al de cujus del friolero legado punkista, acorralaré mediante corchetes mis respectivos comentarios (nota: se recomienda acompañar la lectura con música de Los Llaneritos de Topo Chico; si se puede, si no, confórmese el lector con los chasquidos de mis inútiles perendengues). Y como decía Horacio: SCRIBENDI RECTE SAPERE.

"Pobre de ti
que no te visitaron ni en la cárcel,"

[pues déjame decirte, mamacita, que hilvanas mal tu mengambrea: el sujeto de la deferencia que escupes, aunque no era el personaje oropelesco y superestar como tú supones, jamás de los jamases, pisó los pasillos de la chirona. El bato, si bien es cierto fue la oveja descarriada de su familia, cada vez que se metía en broncas, o en caso de algún torzón que tuviera con la chota, por más grueso que fuera el pedo, siempre desafanaba. Esto en razón de que contaba con paros, balonas que le hacían el jefe, tíos y carnales. Y es que hermanos, primos y tíos del abogado punk, camellan en la policía perjudicial, y hasta se sabe, como un secreto a voces, que en la CIA y el FBI, también tabanea parentela del finado. Así que nada de "pobrecito"; pobrecito sí, mi vecino el Rufo, que nomás lo truena la placa jambándose una pila de ranfla: se va derechito, y sin tentar baranda, directamente a ordeñar varilla. De tal manera que si al Güereña, ningún cabrón fue a visitarlo al tambo, el motivo es obvio: el batillo no estuvo allí. ¿Me explico?]

"siempre incomprendido."


[no exageres, la gandulería, el zanganeo, el placer, el vicio y la bohemia, solamente a los majes les parece una incomprensión. Así que no salgas conque los pericos maman y las gallinas escupen]

"La Zona Norte perdió a un subversivo,"


[¡jolines! ¿no-se-te-hace que lo anterior es una esponjosa mariguanada? ¿En qué cabeza cabe endilgarle el calificativo de "subversivo" a un yonqui que no supo medir los mililitros de chiva ampolletados en la erre que se iba dejar caimán por la venada? Una persona que buscaba su nirvana en el american way of life y que la mayor parte del tiempo se las vivía en San Diego, troquelando culos de gringas y menospreciando a las morenas frijoleras sobacos prietos, mientras, nihilísticamente se daba la yuca metiendo las pezuñas en la comodidad del hedonismo gabardino. Por ende, un simple inconforme dista mucho de ser un arquetipo de la subversión. Y en cuanto al señalamiento del déficit existencial que tu homenajeado dejó como un gran pesar en los corazoncitos de la perrada que chantea en la Zona Norte, a ningún pachero, jaiporrón, buchero, cobijero, bajador, taquero, piruja, gambusino o chacharero de la Zonaja le tiene sin cuidado el hecho de haber perdido a elemento subvertidor del sistema que aludes en tu redrojo. Pregúntale a cualquiera que cantonee en el Cagüilón: ¿quién fue Luis Güereña?; y nadie te dará razón del bato. Debo suponer que al decir "subversivo" estás piropeando, nena. Por otra parte, debo advertirte que ni siquiera el subcomandante Marcos puede ser considerado como un subversivo; por ai dicen las malas lenguas que el Sup fue ideado por el Raúl Salinas de Gortari. Espero que después no vayas a salir conque WC Bush es un auténtico marxistaleninista. ¡Joder!]

"tatuado, mutilado, catastrófico."


[hay algo de cierto en tus jaloneos, aunque parcialmente. Es verdad que el bato por ti homenajeado estaba tatuado, pero su piel únicamente reportaba un tatú y, muy mal pintado; creo que era un Miquimaus. Referente al adjetivo "mutilado", ahí sí te sales del calzón, mija. ¿Mutilado, de dónde? Ni de los pelos de las orejas. Y eso de "catastrófico", solamente podría aplicarse respecto a la economía familiar, que si su parentela le hubiera dado rienda suelta, tirándole firula a granel, seguro que la desvastaba, despanzurrando el patrimonio, so riesgo de dejarlo en peores condiciones que el Cristo de la muvi del Mel Gibson]

"Tijuana NO deberá olvidarte"

[que el lector o la lectora privilegie —como se le hinche el ombligo— este merquetengue léxico-sintáctico de fingida confusión retórica que palabreas con admiración enfermiza. Pues, tal como escribiera Quevedo, yo "tengo mi ejecutoria y soy libre de todo y no debo pagar pecho." Dada la incertidumbre del mensaje, piénsese lo que se quiera, que al cabo la autora decidió con esa disemia de doble lógica, mandar a los lectores a hacerse puñetas mentales por cuentas propias.
Ante esta polisemia carezco de argumentos. Y yo que me creía el sepulturero y canonizador de literatos. ¡Bah!, ya lo decía un compa místico: muy en el fondo, los materialistas no son más que unos pinches idealistas fracasados]

"porque sellaste los 90's con tu rock,
agresivo, grotesco,"


[por si no lo sabes, mi querida Ana Karina, precisamente en los años 90 —y no los 90's que tú refieres— el rock chingó a su madre; pues has de saber que Timbiriche, Gloria Trevi y demás badulaques de la mercadotecnia lo sepultaron; sus restos se cuajaron con otras modalidades y estilos musicales (por eso grupos como la Maldita vecindad y Café Tacuba se niegan a reconocer su existencia, y en su lugar aducen el término fusión). Por tanto, la aseveración por ti sostenida es más falsa que la sonrisa de una puta o la consigna de una feminista machorra. Luis Güereña no tenía aptitud ni pa tocar el timbre de una burra (colectivo o bas le dicen en tu jerga fresoide). El único instrumento que el bato tocaba era su ñonga a la hora de miar. Las imágenes fraudulentas que lo retratan como músico son puro blof. Su sueño dorado fue siempre aprender a tocar el saxofón, cosa que jamás aprendió por andar de locochón. Y tocante a lo "agresivo", el bato no era tan picudo como lo pintas, no tenía el valor de matar ni siquiera un mosca sopera; y respecto a lo "grotesco", puede que ahí sí tengas razón]

"crítico contra los "fucking gringos".

[¡por las nalgas de una cobra! Tus acciones caritativas son un tráfago de la desinformación, lo cual en la castilla de vulgata quiere decir una reverenda mamada, ¿cómo está eso de "fucking gringos", si el bato se desvivía por ellos? Antes de tirarte esos pedillos, debiste tomarte la molestia de investigar un poco el negro historial del fiambre que hoy veneras con tus vómitos de sofismas. El Güereña era un prurito más malinchista que la Malinche. Tus créditos rebasan la peor de las usuras]

"Duele que tu corazón se haya cansado,"


[¡por Dios! No mientas, primor de mis primores. Lo que dices suena más a una mentada de madre. Hablas de emociones que no sientes; tus palabras me han dejado en ayunas, snifffffff. ¡Buaaahhhhhh! Tu arenga discursiva revela que actúas por inercia. Mejor búscate otras citas o muletillas menos deslavadas. Manufacturas loas sensibleras que no son más que una sarta de miserables embustes. Te aseguro que, ahorita, tu cerebrito cochambroso está tramando una mejor posición sexual que te que lleve al punto G, y al pobre del Güereña —quien, de cincho, arde en fuego eterno— ni en el mundo lo haces. Qué ganas de chuperretear las tuyas. ¡Coñetas!]

"no soportó el trote de tu cuerpo,"

[la sinécdoque está bien, pero creo se le acomoda mejor a un caballo; me hubiera gustado más la palabreja trajinar en vez de trotar. Este vocablucho sería perfecto para el corrido del caballo blanco que salió un domingo de Guadalajara, que llevaba todo el hocico sangrando y no quiso echarse hasta ver Ensenada]

"la vida se sacudió de ti
hasta agotarse."


[en el primer verso te doy la razón, pero en el sintagma adverbial que lo secunda, no. Fijas parámetros que son apuntaciones taradas de un pleonasmo o de una ambigüedad que jieden a carroña lingüística, cháchara insoportable hasta para el mismísimo Mijael Bajtin. Adobas la gramática con versillos absolutamente inanes y llegas a extremos ridículos que degradan tu anémica intelectualidad]

"Desdichados los que te recuerdan,
pues evocas tantos días de excesos
ya aniquilados."

[por último, rematas tu fervorín de pasiones seudopoéticas, desmelenándote con ambigüedades desmesuradas. Ten piedad de nosotros y dinos, muñeca: ¿quiénes quedaron "ya aniquilados"?, ¿"los desdichados", "los días" o los "excesos"? El retrato adulterino que, en forma pedante y relamida, te emperras en imponernos, no dudes que tarde o temprano, convenza los babiecas incapaces que padrotean el birote de la cultura y logres su anuencia para hacerte acreedora de una beca “para jóvenes creadores”, de ésas que nuestro podrido sistema les ha brindado a tantos mequetrefes, tropilla de enanos ridículos, que no pelan un chango a nalgadas].

—Y colorín colorado…

UN PERSONAJE DE TODOS LOS TIEMPOS

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UN PERSONAJE DE TODOS LOS TIEMPOS

Ser anómalo, estrafalario, desde un principio se le consideró un bobo-loco divertido, ridículo y, aparentemente, inofensivo. Y ya habiendo perdido su destino, el payaso —trastocamiento histórico del bufón— brinca de las barracas de los charlatanes a las cortes monárquicas, luego retorna a las plazas públicas y carpas populacheras y, nuevamente da un salto a la pantalla televisiva, convertido en un merolico titiritero (Brozo) o en un recreador de fantasías para las almas infantiles (Cepillín, los Chicharrines); o se vuelve un entretenedor a secas (Cantinflas), un alburero, un increpador o defenestrador del sistema (Palillo).
He aquí, y por conducto de don Guido Gómez de Silva, cómo se sustenta filológica y etimológicamente el apelativo: «payaso ‘actor que hace de gracioso, divirtiendo al público con su ropa y ademanes ridículos’: francés pailasse ‘payaso’ (también = colchón delgado hecho de una bolsa de lona llena de paja’, de paille ‘paja’), traducción del italiano pagliaccio ‘payaso; (anticuado) colchón lleno de paja’, de paglia ‘paja’, del latín palea ‘paja’. En la comedia tradicional, el bufón o pagliaccio llevaba un traje hecho de tela burda parecida a la de la bolsa exterior de un colchón lleno de paja, lo cual le daba el aspecto de una bolsa o un muñeco relleno de paja» [Breve diccionario etimológico de la lengua española].
No obstante que entre las particularidades de los payasos sobresale la connotación frívola, se subraya en ellos la actitud subversiva; pues bien lo señala Antonio Castro cuando apunta que sus características son muy claras: «siempre sienten la obligación de violentar el orden establecido, provienen de los estratos sociales más bajos y generalmente encuentran la forma de poner en evidencia los defectos de los demás. Aunque acusan una marcada debilidad por la obscenidad, sus observaciones no dejan de tener alguna enseñanza, siendo común que tengan razón en lo que dicen. Provocan la risa de unos y la indignación de otros (un buen cómico siempre tiene que ofender a alguien, sino probablemente no sería chistoso). Sus blancos predilectos son los ricos, los gobernantes, los enamorados, los cornudos. Demócratas precoces, no es extraño que su familiaridad de trato y su liberalidad los coloquen en situaciones peligrosas» [Sobre bufones y payasos].
Tan ancestral como las putas y los rufianes, y enzarzado en la risotada y la broma, el bufón, payaso, arlequín, clown o cómico, emerge como un personaje de todos los tiempos, en sintonía con una sociedad hipócrita, alienada, enferma y aburrida.

15 de diciembre de 2010

Hoy yo quiero dedicarme unos versos

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A esta cursilería le pertenece la idolatría del título nobiliario
somos ventanas abiertas por donde escapan nuestros sueños
por donde escupe el padre autoritario
por donde se escabulle el amante de la mujer infiel
por donde se fuga el olvido cuando yo ni me acuerdo de ningún cabrón
por eso hoy yo quiero dedicarme unos versos

13 de diciembre de 2010

GALERÍA DE PÁJAROS CILANTREROS / EL FRANCISCO MORALES

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GALERÍA DE PÁJAROS CILANTREROS / El Francisco Morales.
En lo tocante a la supuesta promoción que se proyecta desde las instituciones burocráticas de la cultura oficial en favor de este berraco del facilismo seudolírico, dicha labor tiene una proyección estrictamente localista, excluyente y clasemediera; restringida en esencia a una ...expresión de casta, de camarillas y de cenáculos herméticos que se traduce como vulgar y frívola propaganda egocentrista.
Así se evidencia en la cartelera promocional del CENTRO CULTURAL TIJUANA, aparecida en fecha 1 de diciembre de 2005, y en la que consignó un panegírico laudo en favor del vate consentido de «Apancho y laurel», y, quien dicho sea de paso, licenció como poeta al vapor a la ignorante de la Aída Méndez, caponera del grupúsculo antes mencionado y encargada de evacuar el festejo para el ñor Pancho Morales. Y con este cabezal tan mamoncete como cretino se anunció el privadísimo borlote: «PARTICIPA EN EL HOMENAJE A FRANCISCO MORALES: LA CIUDAD QUE TE CANTA».

Y este fue el chorizo que empaquetó el enjambre de aduladores:

«El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Centro Cultural Tijuana, invita a la celebración de la palabra: homenaje a Francisco Morales, titulado La ciudad que te canta, el viernes 2 a las 7:00 p.m., en la Sala de Lectura del CECUT, con la participación de reconocidas personalidades de la comunidad cultural».

Y las «reconocidas personalidades de la comunidad cultural» participantes son los integrantes de la cofradía seudoculturosa del poeta laureado. «Este merecido homenaje parte de la idea original de Julieta González Irigoyen. El diseño y desarrollo está a cargo de Aída Araceli Méndez Flores; la musicalización y apoyo técnico de Marcos Tizoc García Delfín; la imagen fotográfica de Roberto Córdova-Leyva; la Musicalización Poética y Proyección de imágenes Fotográficas de Marcos Tizoc García Delfín y Roberto Córdova-Leyva».

Y para condimentar el oportunismo literario, en la parte semifinal aparecen los enquistados que, en calidad de invitados, resaltan «por orden de participación»: «Lucy Villa, Mónica Morales, Elizabeth Sobarzo y Adolfo Morales. En la lectura participarán Paty Blake, Heriberto Yépez, Flora Calderón Guadalupe Rivemar, Martha Parada, Humberto Félix Berumen, Roberto Castillo, Julieta González y Francisco Morales». El churrumais propagandero remata con este pajuelazo: «El Centro Cultural Tijuana espera contar con su presencia en este evento, un esfuerzo por promover la lectura y reconocer a los artistas de la región como parte valiosa de nuestro patrimonio cultural, fortaleciendo así los objetivos planteados en el Programa Nacional de Cultura 2001-2006». [http://www.conaculta.gob.mx/estados/dic05/01_cec02.htm].

—Qué tristeza, comadre. Y decir que fuera del proyecto cultural oficialista no son nada; desincorporados del la institucionalidad político-cultural son menos que un moco tirado por el caño; voces huecas sin ecos ni murmullos palindreros.
—Vaya laya, compadre.

Tijuana es el culo de San Diego

Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta ...