EL FINADO LUIS GÜEREÑA Y NUESTRAS GLORIAS PROTOPOÉTICAS

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Vertedero de cretinadas
QUÉ GANAS DE FASTIDIAR A LOS MUERTOS

Cuando el seudomúsico Luis Güereña, exintegrante del extinto grupo Tijuana No, entregó el equipo en el «Másayá», entre la culturosada tijuanaca se soltó una algarabía en su honor postmorten, que parecía tratarse de un homenaje dedicado a un monstruo sagrado del calado de Jim Morrison, Jimi Hendrix o Janis Joplin; mas no de un simple mortal que pasó por el mundo sin ser tocado por los dedos de la virtud. En fin, pensé, otra payasada que fraguan los mercachifles de la subcultura tijuanera para embolsarse unos cuantos duros, aprovechándose de la mortandad del prójimo; una forma desvergonzada de hacer leña del árbol caído y pescar en río batido.

—¡Qué ganas de fastidiar a los muertos!
—Déjenlos vivir su muerte, mientras nosotros morimos nuestra vida.

La borregada pasiva, outsider, contestataria y renegada de fin de semana, se entusiasmó con la charlatanería perniciosa que le ofrecieron, e imaginaba asistir al parto de los montes donde solamente tienen cabida los dioses del Olimpo. Pues se armó un reventón la noche de no-me-acuerdo-cuándo. Y cabe decir que, horas antes que diera comienzo tal refuego, la grey consumista no tardó en hacer una longa fila a las afueras de una madriguera, malamente llamada estudio (jejé) More FM, tragándose el camote con todo y zoquete. En tanto, los organizadores del negocio musical, dueños de algunos de los siete pecados capitales y frotándose las baisas como señal de reverencia al dios dinero, se paseaban como gallos ufanos en un gallinero de polluelos recién emplumados con un pendejismo seudoimitativo.
Ante tal payasada, descompasados gacetilleros (verbigracia el mamacallos del Jaime Cháidez y el Bruno Ruiz, cabeza de poronga) se descocaron con dedicatorias postmorten en favor del exnanido Luis Güereña; regurgitaron recuerdos y pedazos de experiencias que supuestamente compartieron con este men. Dos que tres zampaboñigas se pasaron de la raya con sus execrables exequias, y algunos más obraron con una desfachatez similar a la del conchudo que va a un velorio, y estando allí se tira un pedo y luego le echa la culpa al muerto.
Entre los papeluchos de menor renombre que leí, tocante al caso Güereña, hubo uno que me pareció un verdadero despropósito y una vil mamada. Concierne a un texto de ampollas húmedas publicado en el pápiro esotérico-sicologista-cultural Bitácora en su edición del 21 al 27 de enero de 2004, titulado In memoriam Luis Güereña -Enero 04-; donde el lector podrá dar fe y, a todas luces, guachar que fue escrito con unas tremendas dosis de pereza mental y enclenque inspiración, entre otras bagatelas de corte rerum vulgarum.
La autora del furcio en cuestión fue la profesora y licenciada en sicología ANA KARINA V. BALDERRÄBANO, quien valiéndose de un chacoteo embustero, sentó un precedente nefasto dentro de las rebajas literarias fronterizas. De manera que la fémina escribana, otorgándonos una concesión sentimentaloide, a través de la médula de sus remolinos emocionales armó el siguiente meneo seudolírico, aprovechando la ocasión —ofcors—para fingirse poeta:


-ENERO 04-

Pobre de ti
que no te visitaron ni en la cárcel,
siempre incomprendido.
La Zona Norte perdió a un subversivo,
tatuado, mutilado, catastrófico.
Tijuana NO deberá olvidarte
porque sellaste los 90's con tu rock,
agresivo, grotesco,
crítico contra los "fucking gringos".

Duele que tu corazón se haya cansado,
no soportó el trote de tu cuerpo,
la vida se sacudió de ti
hasta agotarse.
Desdichados los que te recuerdan,
pues evocas tantos días de excesos
ya aniquilados •




PARA EL TINO POÉTICO SE REQUIEREN MÁS QUE PALABRAS


Poco antes de enchocharse, el poeta César Pavese escribió que la unidad espiritual surge al elegir las palabras. Pero yo no creo que la cosa se así de pelada. Sostener tal afirmación equivale a concebir la poesía como un simple receptáculo de forma. Para lograr un acertado tino poético se requieren más que palabras. Y, puesto que aquello que la palabra no alcanza a explicar es precisamente lo que le da valor estético, a continuación (para dejar de soñar, por un momento, gerundios paseándose en bicicletas) me introduciré en las entrañas de la fábula majadera ya transcrita, misma que, en lugar de poesía, apesta a baladronada ridícula. Después de citar los versillos dedicados al de cujus del friolero legado punkista, acorralaré mediante corchetes mis respectivos comentarios (nota: se recomienda acompañar la lectura con música de Los Llaneritos de Topo Chico; si se puede, si no, confórmese el lector con los chasquidos de mis inútiles perendengues). Y como decía Horacio: SCRIBENDI RECTE SAPERE.

"Pobre de ti
que no te visitaron ni en la cárcel,"

[pues déjame decirte, mamacita, que hilvanas mal tu mengambrea: el sujeto de la deferencia que escupes, aunque no era el personaje oropelesco y superestar como tú supones, jamás de los jamases, pisó los pasillos de la chirona. El bato, si bien es cierto fue la oveja descarriada de su familia, cada vez que se metía en broncas, o en caso de algún torzón que tuviera con la chota, por más grueso que fuera el pedo, siempre desafanaba. Esto en razón de que contaba con paros, balonas que le hacían el jefe, tíos y carnales. Y es que hermanos, primos y tíos del abogado punk, camellan en la policía perjudicial, y hasta se sabe, como un secreto a voces, que en la CIA y el FBI, también tabanea parentela del finado. Así que nada de "pobrecito"; pobrecito sí, mi vecino el Rufo, que nomás lo truena la placa jambándose una pila de ranfla: se va derechito, y sin tentar baranda, directamente a ordeñar varilla. De tal manera que si al Güereña, ningún cabrón fue a visitarlo al tambo, el motivo es obvio: el batillo no estuvo allí. ¿Me explico?]

"siempre incomprendido."


[no exageres, la gandulería, el zanganeo, el placer, el vicio y la bohemia, solamente a los majes les parece una incomprensión. Así que no salgas conque los pericos maman y las gallinas escupen]

"La Zona Norte perdió a un subversivo,"


[¡jolines! ¿no-se-te-hace que lo anterior es una esponjosa mariguanada? ¿En qué cabeza cabe endilgarle el calificativo de "subversivo" a un yonqui que no supo medir los mililitros de chiva ampolletados en la erre que se iba dejar caimán por la venada? Una persona que buscaba su nirvana en el american way of life y que la mayor parte del tiempo se las vivía en San Diego, troquelando culos de gringas y menospreciando a las morenas frijoleras sobacos prietos, mientras, nihilísticamente se daba la yuca metiendo las pezuñas en la comodidad del hedonismo gabardino. Por ende, un simple inconforme dista mucho de ser un arquetipo de la subversión. Y en cuanto al señalamiento del déficit existencial que tu homenajeado dejó como un gran pesar en los corazoncitos de la perrada que chantea en la Zona Norte, a ningún pachero, jaiporrón, buchero, cobijero, bajador, taquero, piruja, gambusino o chacharero de la Zonaja le tiene sin cuidado el hecho de haber perdido a elemento subvertidor del sistema que aludes en tu redrojo. Pregúntale a cualquiera que cantonee en el Cagüilón: ¿quién fue Luis Güereña?; y nadie te dará razón del bato. Debo suponer que al decir "subversivo" estás piropeando, nena. Por otra parte, debo advertirte que ni siquiera el subcomandante Marcos puede ser considerado como un subversivo; por ai dicen las malas lenguas que el Sup fue ideado por el Raúl Salinas de Gortari. Espero que después no vayas a salir conque WC Bush es un auténtico marxistaleninista. ¡Joder!]

"tatuado, mutilado, catastrófico."


[hay algo de cierto en tus jaloneos, aunque parcialmente. Es verdad que el bato por ti homenajeado estaba tatuado, pero su piel únicamente reportaba un tatú y, muy mal pintado; creo que era un Miquimaus. Referente al adjetivo "mutilado", ahí sí te sales del calzón, mija. ¿Mutilado, de dónde? Ni de los pelos de las orejas. Y eso de "catastrófico", solamente podría aplicarse respecto a la economía familiar, que si su parentela le hubiera dado rienda suelta, tirándole firula a granel, seguro que la desvastaba, despanzurrando el patrimonio, so riesgo de dejarlo en peores condiciones que el Cristo de la muvi del Mel Gibson]

"Tijuana NO deberá olvidarte"

[que el lector o la lectora privilegie —como se le hinche el ombligo— este merquetengue léxico-sintáctico de fingida confusión retórica que palabreas con admiración enfermiza. Pues, tal como escribiera Quevedo, yo "tengo mi ejecutoria y soy libre de todo y no debo pagar pecho." Dada la incertidumbre del mensaje, piénsese lo que se quiera, que al cabo la autora decidió con esa disemia de doble lógica, mandar a los lectores a hacerse puñetas mentales por cuentas propias.
Ante esta polisemia carezco de argumentos. Y yo que me creía el sepulturero y canonizador de literatos. ¡Bah!, ya lo decía un compa místico: muy en el fondo, los materialistas no son más que unos pinches idealistas fracasados]

"porque sellaste los 90's con tu rock,
agresivo, grotesco,"


[por si no lo sabes, mi querida Ana Karina, precisamente en los años 90 —y no los 90's que tú refieres— el rock chingó a su madre; pues has de saber que Timbiriche, Gloria Trevi y demás badulaques de la mercadotecnia lo sepultaron; sus restos se cuajaron con otras modalidades y estilos musicales (por eso grupos como la Maldita vecindad y Café Tacuba se niegan a reconocer su existencia, y en su lugar aducen el término fusión). Por tanto, la aseveración por ti sostenida es más falsa que la sonrisa de una puta o la consigna de una feminista machorra. Luis Güereña no tenía aptitud ni pa tocar el timbre de una burra (colectivo o bas le dicen en tu jerga fresoide). El único instrumento que el bato tocaba era su ñonga a la hora de miar. Las imágenes fraudulentas que lo retratan como músico son puro blof. Su sueño dorado fue siempre aprender a tocar el saxofón, cosa que jamás aprendió por andar de locochón. Y tocante a lo "agresivo", el bato no era tan picudo como lo pintas, no tenía el valor de matar ni siquiera un mosca sopera; y respecto a lo "grotesco", puede que ahí sí tengas razón]

"crítico contra los "fucking gringos".

[¡por las nalgas de una cobra! Tus acciones caritativas son un tráfago de la desinformación, lo cual en la castilla de vulgata quiere decir una reverenda mamada, ¿cómo está eso de "fucking gringos", si el bato se desvivía por ellos? Antes de tirarte esos pedillos, debiste tomarte la molestia de investigar un poco el negro historial del fiambre que hoy veneras con tus vómitos de sofismas. El Güereña era un prurito más malinchista que la Malinche. Tus créditos rebasan la peor de las usuras]

"Duele que tu corazón se haya cansado,"


[¡por Dios! No mientas, primor de mis primores. Lo que dices suena más a una mentada de madre. Hablas de emociones que no sientes; tus palabras me han dejado en ayunas, snifffffff. ¡Buaaahhhhhh! Tu arenga discursiva revela que actúas por inercia. Mejor búscate otras citas o muletillas menos deslavadas. Manufacturas loas sensibleras que no son más que una sarta de miserables embustes. Te aseguro que, ahorita, tu cerebrito cochambroso está tramando una mejor posición sexual que te que lleve al punto G, y al pobre del Güereña —quien, de cincho, arde en fuego eterno— ni en el mundo lo haces. Qué ganas de chuperretear las tuyas. ¡Coñetas!]

"no soportó el trote de tu cuerpo,"

[la sinécdoque está bien, pero creo se le acomoda mejor a un caballo; me hubiera gustado más la palabreja trajinar en vez de trotar. Este vocablucho sería perfecto para el corrido del caballo blanco que salió un domingo de Guadalajara, que llevaba todo el hocico sangrando y no quiso echarse hasta ver Ensenada]

"la vida se sacudió de ti
hasta agotarse."


[en el primer verso te doy la razón, pero en el sintagma adverbial que lo secunda, no. Fijas parámetros que son apuntaciones taradas de un pleonasmo o de una ambigüedad que jieden a carroña lingüística, cháchara insoportable hasta para el mismísimo Mijael Bajtin. Adobas la gramática con versillos absolutamente inanes y llegas a extremos ridículos que degradan tu anémica intelectualidad]

"Desdichados los que te recuerdan,
pues evocas tantos días de excesos
ya aniquilados."

[por último, rematas tu fervorín de pasiones seudopoéticas, desmelenándote con ambigüedades desmesuradas. Ten piedad de nosotros y dinos, muñeca: ¿quiénes quedaron "ya aniquilados"?, ¿"los desdichados", "los días" o los "excesos"? El retrato adulterino que, en forma pedante y relamida, te emperras en imponernos, no dudes que tarde o temprano, convenza los babiecas incapaces que padrotean el birote de la cultura y logres su anuencia para hacerte acreedora de una beca “para jóvenes creadores”, de ésas que nuestro podrido sistema les ha brindado a tantos mequetrefes, tropilla de enanos ridículos, que no pelan un chango a nalgadas].

—Y colorín colorado…

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