1 de junio de 2020

Tijuana es el culo de San Diego




Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta o artista pero en su mayor parte suele ser puro blof. Un pueblo semiurbano de asfalto cacarizo, lleno de gente desparratada, loca, luria, cretina y cachafaz. Una ciudadela-rancho, y a la que muchos mequetrefes, ilusamente, la quieren homologar con lugares como Estambul, Florencia, Alejandría o Tánger. 

Si a Tijuana se le quiere definir con una sola palabra, sería con ésta: Tjuana es «búlchet». 
Porque Tijuana es un nombre bien Kitch.

24 de mayo de 2020

Un territorial culazo como modelo de alternativa cultural




Hay una infinidad de sandeces, melolengueces o suatadas que ya forman un complejo disparatario teórico por suponer la mafufesca idea de que ciudades como Tijuana, por su situación geográfica de vecindario o mingitorio de los Estados Unidos, constituyen «privilegiados espacios de experimentación». 
Y parloteando el «cantus firmus» de un cretinismo llano y ritual, corifeos y payasos monocordes —como el Roberto Jiménez Rosique, el Pedro Ochoa Palacios, el Patricio Bayardo Gómez, el Roberto Navarro, el José Vicente Anaya, el Jaime Cháidez Bonilla, el Erasmo Katarino Yépez, el Antonio Navalón, la Diana Palaversich, el Adolfo Nodal, el Alejandro Rodríguez y otros— que palpitan de emoción cuando se tragan y dan a tragar la cábula de que este rancho gigante es una especie de «epítome universal de la cultura y las artes», una «hibridación de múltiples factores socioculturales». Celebran la garrullería de un imaginario «cosmopolitismo» que únicamente existe en sus enfermizas mentes y, asimismo, llegan al extremo sostener como certeza sociológica la barrabasada de que dicho «cosmopolitismo» («efusión de culturas», dicen los mamones), «trasciende condicionamientos de clase, género o raza»; concibiéndose a este territorial culazo como parte un «fenómeno capaz de funcionar como “modelo de alternativa cultural” para el mundo entero»

—Vaya mariguanada de incongruentes y pretenciosos.

—¿Cuál es el verdadero nombre de Gabriela Mistral?



Y, a vuelco de impresiones y adjetivaciones inútiles, y con muy poco sentido de proporción estética, el protopoeta se sumerge en una ensoñación telúrica —o acción personificada— que se impone como entidad intangible y ambigua, (patente en la presencia del quiasmo «melódica angustiante»), y en cuya “apoteosis” (o “momento epifánico”) resuena como una «pequeña voz» que dicta órdenes y establece prohibiciones («no camines entre nubes», «si te detienes acabas»).

Se pretende hacer pasar por poesía una divagación introspectiva o discurso de invocación que se expresa en el rango de las indeterminaciones subjetivas de un espíritu fustigado.

He aquí sólo un entremés con sus caracteres resplandecientes de mezola y confusión.

—Ay, se me doblan los ánimos.

—¿Cuál es el verdadero nombre de Gabriela Mistral?

—Toma mi pañuelo y límpiate esos mocos.

—¡No me tortees enfrente de la gente!

—Ya vienen los chalanes.

—¿Me ayudas a destapar esta caguama?

—Preséntate con porte de poeta.

—¿No trajeron edecanes?

—No seas culera y dime la neta; ¿la hago o no la hago como poeta?

—No se trata de eso. Ya me están llamando para…

—Buenas tardes. Tenemos aquí al joven…

¿Con semejantes babiones de letras pueden erigirse modelos representativos de la literatura norfronteriza?




¿Con semejantes babiones de letras pueden erigirse modelos representativos de la literatura norfronteriza?

Cáfila de vividores y zánganos de la colmena culturosa.




Los organismos oficiales del mecenazgo artístico y las instituciones públicas y privadas, regenteadoras de la cultura (que Bertold Brecht denominaba la mierda en el palacio del perro), en voz de sus achichincles y adalides, repiten la patochada de que sus principales atribuciones son promocionar —coordinar y financiar— de manera equilibrada la pluralidad artística (montar conferencias, talleres, exposiciones, etcé). 

Trabucación de la verdad, lo único cierto de tal engañifa son los báculos del mecenazgo, estipendio de migajones pecuniarios, destinados a subvencionar a una cáfila de vividores y zánganos de la colmena culturosa.

Puro escaparate y apariencias




La función cultural de la mayoría de los artistas y escritores que han emergido —con más precipitación que talento— es de escaparate y apariencia. 
A juzgar por los resultados, ha sido la eclosión del espíritu neorretórico y el cambalaje ideológico del arte como objeto de consumo-entretenimiento. 
Trasplante cultural de asepsia y manipulación que desprende la cantidad de la calidad y lo real de lo imaginario en nombre de la falsa libertad de mercado y de la propaganda embustera que no cesa en llamar poetas o pintores a quienes no lo son.

Literatuelos al estilo de la Chimoltrufia, Michel Foucault y el Chavo del Choto




Sintaxis como tartamudeo filosófico —al estilo de la Chimoltrufia, Michel Foucault y el Chavo del Choto— en el orden del discurso y la «literariedad» en la escritura desarticulada. 

Y las feministas desfasadas son tan tontas o ingenuas que pretenden insertar su discurso en la frontera, y no al revés como debiera ser. Y van más lejos en su oligofrenia, pues, no conformes insertarles un valor puramente semántico, a los cuerpos de las mujeres pretenden consignarles (ya sea de manera real o simbólica) la dimensión telúrica de la región fronteriza. 

Los cuerpos femeninos son poesía; el desierto es un cuerpo de jérmu.

—En síntesis, puras pinchis mariguanadas y mamadas.

Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales




Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporciona sus instrumentos teóricos y recursos retóricos para un mejor proveer, sin causa de resquemor, diatriba o reproche; sin anatema despreciativo o rebeldía desbocada. 

Pues, una vez timado, acomodado, apapachado, aleccionado, escindido de sus convicciones, cauterizado en su radicalismo y reconciliado con el «estatuskú», el men, como buen hijo de la perezosa ciudad, adopta entonces un airecito de unción y bobería como el que refleja un ángel de retablo.

 Y la murmuración no es infundada, pues como joyita del muestrario es el nicho que le fue reservado al Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales.

¿Porqué este güey del Roberto Castillo Udiarte no se aventura a escribir algo más audaz?




¿Porqué este  güey  del  Roberto  Castillo Udiarte no se aventura a escribir algo más audaz y que —ya de jodido— exprese estremecimiento?

Ya no digamos composiciones magistrales, como las de un José Lezama Lima («un gallo color ladrillo, / en su centro y su compás, / pitagórico tomillo / dijo: yo no espero más»), en las que la oralidad se liga con inteligencia, sino algo con el mínimo «ethos estético», que es el común denominador de la expresión artística.

Venderse como puta barata


Venderse como puta barata, equivale a lo que el máster Leopoldo Alas Clarín, denominó la falsa gárrula de la filantropía moderna para aprovechar la alianza nefasta con el poder —y trabajada en complicidad recíproca— mediante una gruesa costra ideológica de metafísica. Mejor remedio para soliviantar (y no enfrentar) los problemas pragmáticos de una sociedad que al tambalearse se le saca provecho personal a las conmociones que se sufren. Y así es su gandallez, como la degenerado que se aprovecha de una mujer completamente ebria para saciar sus apetencias lúbricas.

Roberto Castillo o cuando el paquete de poeta la queda grande




Sumido en un sopor letárgico y besando sus propias llagas se resiste a escribir una poesía decente. Debilucha literatura que a duras penas se levanta es la suya. Lirismo que sólo da unos cuantos pasos como si fuera un caballo flaco y extenuado bajo un jinete gordo y demente. El sol está casi en su cenit y el alma de este poeta no es más que un vapor, exhalación que huele a descomposición. El paquete de poeta le queda grande y su literatura es tan veleidosa que puede ofrecerse como receptáculo de las palabras o de cacas. 
¡Coz del asno al león agonizante! ¡Buitre que devora el hígado!
 El ruco es lo que no es y no es lo que es, como diría Hegel. Porque detrás de la aceptación hay también un rechazo.

Cultura y cínico parasitismo




Detrás de la fachada del fantástico «empuje» cultural que se diagnostica con la creación o inauguración de algún centrito cultural, se encubre el cínico parasitismo y el plan de transportar los principios del mercado a la cultura. Se trata de colocar en la lista de las mercancías los valores de la cultura. Saber, convicción y conciencia ahora se vuelven objetos de comercio. O ¿de qué otra manera podría explicarse que los individuos que malgobiernan el país y los estados de la cosa pública inviertan una maciza morlaca para levantar ese tipo de establecimientos si su línea de acción política se distingue por una nefasta apatía por el arte?

El desinterés por las bellas artes es endémico



Por más inyecciones de adrenalina que se suministre, la literatura fronteriza seguirá siendo un producto de autoconsumo para minorías selectas, el mismo destino depara a las demás actividades culturales. El desinterés por las bellas artes es endémico. Así se construyan miles de centros culturales y artísticos lo que en ellos se produzca columbrará en lo marginal, en el vacío brutal. La cultura altamente refinada se elabora por individuos ajenos a las exigencias y necesidades reales e inmediatas del simple mortal; no responde a la sensibilidad, ideología y sentimientos de la gente del montón. El gusto del pueblo no coincide con el gusto de los estetas. Hay algunos productos que, por su marcada tendencia comercial y manipuladora del morbo, sí alcanzan a entrar en el ámbito de lo populachero. Los hacedores y difusores de la alta cultura son intelectuales desvinculados de la canalla, de la chinchina popular, y se encuentran ligados a una tradición libresca y abstracta, postrados en un canon excluyente en el que no se admite a cualquier plebeyo o pelafustán de arrabal. «Los intelectuales —señala Gramsci— no surgen del pueblo, aunque accidentalmente algunos de ellos sean de origen popular, no se sienten ligados al pueblo (retórica aparte), no comparten ni conocen sus necesidades, sus aspiraciones, sus sentimientos difusos; al contrario, para el pueblo son algo remoto, una casta, es decir, no son una articulación, con funciones orgánicas, del mismo pueblo»

Cristina Rivera Garza: Carantoñera y gaznápira




Cristina Rivera Garza. Carantoñera y gaznápira jérmu que bejuquea ignorancia, y que se dice escritora de la frontera norte, porque ahora la frontera es la onda, lo in; pero lo cierto es que la tal Rivera Garza es más sureña que los paliacates de color rojo y nada tiene de fronteriza ni de norteña, pues, a decir verdad, es una chinche guacha importada de Toluca.




Una cita de Julio el Sueco



«…son pocos los que tienen acceso a una literatura que exija un pensamiento crítico, simplemente, es una minoría la que sostiene las riendas de la cultura en México y Tijuana es mi mejor ejemplo para ello porque es nada más de ver que clase de personas exporta cultura al exterior para darse cuenta de ello. Puro pinche junior que nunca ha visto una escoba de paja en sus manos de señoritas. Y lo único bueno que representa a Tijuana en las letras lleva apellido de viejo abolengo en la región y que se cree tanto que abre un puto blog sólo para engañar a la gente que esta presente en la cultura bloguera cuando ni siquiera se asoma a su ventana, o sea Crosthwaite» [Julio Sueco, Tijuana a secas, desde Suecia, 10 de junio de 2006].

La minita se puso como Bob Esponja




Esta chamaca estaba dos-tres (no como poeta, sino como relingo); pero resulta que la bonita le entró con mucha enjundia a los carbohidratos en descomposición (tacos varos, marruchanes, empanadas, burros con doble tortilla de harina, etcé.) y valió machete; la minita se puso como Bob Esponja.

Atalayita para embaucar melolengos




Atalayita para embaucar melolengos. Fuera de esa parafernalia de circo mediático no hay nada de nada. Simplemente un espot publicitario de maniqueísmo barato, igual de asqueroso que las acciones de los políticos o pederastas. Cacarean y transitan por las mismas vías que utiliza la mercachiflería de los anuncios de cheve, cigarros, espectáculos frívolos y estupidizantes

ALGO ESTÁ PODRIDO EN EL PAYASO RUIN



ALGO ESTÁ PODRIDO EN EL PAYASO RUIN

Para satisfacción del tabuco que proxenetea el Gilberto Licona, en su columnita «Pan y circo» (Zeta, 1789, edición del 11 al 17 de julio de 2008), el Juan Carlos Domínguez, aporta su diezmo de propaganda cuchupletera, y como buen faquín, el pitufo gacetillero chasquea esta notita camandulera:

«Tijuana poética es un proyecto emprendido por una editorial independiente y algunas instancias oficiales. ¿En qué consiste? En agregar al ya de por sí caos visual de la ciudad, lonas de 1 x 2 metros, que tengan impresas frases de esperanza, reflexión amor a la humanidad. Se ha convocado a escritores y poetas para que lo hagan. Se repartirán 100 lonas a lo largo de toda la ciudad, por lo que resta del año. Mantas de buenaventura muy distintas a las de “¡Ya estamos hartos, pena de muerte a los secuestradores!”. Un centenar de frases bonitas que toquen el corazón de los malosos» [página 23-B, Zeta].

Al chapito parece que de poco o nada le han servido los innumerables cursitos y talleres de periodismo a los que ha asistido. Además de soltar cameladas y partirle en su madre a las categorías léxico-semánticas, le da una zurra de raspadas a la prosodia y la sintaxis. Según refiere el muchachón Domínguez, en el dichoso proyecto concomitan (o se dan cochabanza) una editorial (jaja) “independiente” y algunas instancias oficiales. Para ser exactos, no son «algunas» ni mucho menos son «instancias». En realidad, se trata solamente de dos damajuanas oficiales, es decir, el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) y el Instituto de Cultura de Baja California (ICBC), en colusión con el forúnculo «Existir».

En su resoluto texto, el expupilo del Gabo demuestra su pericia de hojalatero de palabras y supone que el vocablo «instancia» (del latín instare) equivale a institución, organismo, establecimiento o corporación, pero el término, como su nombre lo indica, significa la acción de instar, o sea, de pedir, de persistir, de estar presente.

Ensartado en sus desatinos semánticos, nuestro invitado también le pisa los callos a doña Kábula, pues nos informa que el mencionado changarrito zampalimosnas es una editorial «independiente». Pero la pedante jaculatoria no resiste ni la mínima prueba de verdad, por su intromisión y proclividad hacia el oficialismo culturero, la capilla del Licona poco le falta para que le otorguen el definitivo blasón y el linaje estatal de las seudoartes.

—«Existir» se tutela por la vitualla y el proselitismo de las inservibles instituciones seudoculturales de gobierno.

Perorar que esa gavilla es independiente no es más que una majadera fábula.

Daniel Salinas: ignorante con ínfulas de sabiondo





Ese bato es un pobre ignorante y envuelto en una nube de pedos. Cree que hace antihistoria y sólo suelta burradas  y tergiversaciones   para  atarantar  payo.  Debo tener poir ahi entre mis chácharas decimonónicas un textículo donde reviso algunos de sus rebuznos que suelta con relación al famoso Galeón de Manila. El melolengo piensa que la Nao de China era precisamente de China, cuando a todo Oriente en esa época se le llamaba La China.

Lo que  dice Leo Bastardi  acerca  de  los timadores  de la letras le  quedan muy  bien a  este  batillo. «La Literatura, amigos lectores, es una forma de conocimiento, una concepción del mundo, algo de lo que estos farsantes no pueden presumir. Primero porque no dicen nada, y segundo porque cuando intentan explicarlo con retórica de andar por casa, delatan su pobre bagaje cultural mostrando la prueba palpable de su miserable discurso: la diarrea mental por escrito producto de su lenguaje».


Jeff Durango: ¡Trucha con ese tío!


Qué aburriddo es este cabroncete con sus narraciones protoliterarias. Don Francisco Raúl Acevedo Savín, alias también el Jeff Durango, debería ser tan entretenido en estos menesteres de la lectura, como lo es gateando por las noches en el piso de pasillos y cuartos de hoteles para chingarse a alguna culturosa que asiste a sus ya afamadas, (digo) amafiadas, «Horas de junio».

Los redrojos de Alonso Morales



Déjame decirte que las barruntadas que este chaval escribe no equivalen a poesía. Bueno… puede ser que a veces «haiga» un chispazo verdaderamente poético en sus redrojos; pero es como un negrito en el arroz.

Y ¿porqué? Pues porque sus trazas se deben a un cierto estilo que se apropia de las autenticidades ajenas; es decir, a un asunto de subsecuentes repeticiones, de rumiaciones emocionales dichas ya hasta el cansancio.

Lo que se llama estilo es una fisonomía de carácter, fiel a las condiciones que generan la cauda de la sustancia poética; O sea, aquello que resalta en la poesía como actitud de vida singular, como salida catártica que huye de la burda imitación. Imitar es lo de hoy, y esto es lo que hace este chaval para aparenta ser lo que no es. El bato sigue similares pautas y fórmulas aclichezadas que siguen los poetas fraguadores de poemas ociosos, rancios, cursis, decrépitos, caducos, triviales e inútiles. Poetas que creen que la poesía se hace únicamente con palabras, con la pulsación simbólica del «yo». La poesía también es el signo de la vivencia, no solamente un estado de ánimo que se logra con posturas forzadas de lloriqueo sempiterno.

Güeyes como este men han hundido a la poesía en la jodidez; la han transformado en algo que ya no es poesía, en una simple reunión de palabras, en un producto notoriamente estéril en el que prevalece la intrusión de elementos accidentados y fragmentaciones de piezas extraídas estrictamente de fuentes discursivas.

Por eso, a estas alturas del partido, a cualquier farfullador de versitos trapicheros se le legitima con el calificativo de poeta.

La muerte de las utopías



Se confirma la médula original de la narrativa, del arte de novelar el mito y la literatura, bifurcación entre la innovación estética y la decrepitud posmoderna de las letras; el exilio de lo real hacia lo fantástico, las meditaciones fantasmagóricas, el sarcasmo de lo sacrosanto, las parábolas de la farsa, la muerte de las utopías, la subrepticia agudeza crítica del desoído y el devaluado mensaje social que pocos escuchan en el discurso.

7 de octubre de 2018

Cristina Sáinz Sotomayor o la poeta nalgasprontas

Cristina Sáinz Sotomayor, mejor  conocida  en el  submundo  culturero  y lumpenesco  como la  «la  poeta  nalgasprontas».

2 de octubre de 2018

JAIME CHAIDEZ BONILLA Y SUS DESBOCADAS LAMBISCONERIAS


JAIME  CHAIDEZ  BONILLA  Y SUS DESBOCADAS LAMBISCONERIAS 
Jaime Cháidez Bonilla es un gacetillero plano, resbaladizo, vacío y sin compromiso ideológico. En la sección «Fama» del periódico El Mexicano tiene a su cargo un recoveco denominado «AGENdiario» en el que se aboca a publicitar las fantasías de gaceta de la falsa cultura tijuanense y haciendo resonar puñetas y mafufadas, escribe sus notitas forliculeras como todo un ágrafo del autismo sapiencial: con desatinos de follosa sintaxis y vergonzosa prosodia (y en alta dosis de lambisconerias).

22 de septiembre de 2018

Eva Sánchez Jordá


Recuerdo bien que yo llegué a su página «güeb», una vez, por merititita casualidad; después fui visitándola tímidamente pero sin arrobos, luego muy seguidamente; algunas veces hablábamos poco, otras con más mucha muchedad. Desde enero, se supone, en el mismo idioma, a veces lunfardiando, dando y recibiendo clases de español, ese idioma extranjero. ¿Se trató la cosa —entre nos— de bifurcaciones? Idonowlosé. Sé que aparecimos en múltiples callejones sin salidas, es decir, con las penas existenciales en orden, siempre listas, peinadas para atrás y con un rodete a medio desarmar, con mechones cayendo y enredándose, de nuevo, en las palabras, en nuestros cuerpos, sudorosos, gelatinosos y resbaladizos ad infinitum.

3 de septiembre de 2018



HOY EL CHARKOMEN CUMPLE 160 AÑOS
Ektor Henrique Charkomen es escritor y poeta, es un hombre interesado en la cultura urbana tijuanense, autodidacta en lingüística, semántica y autor de libros, y como extra es licenciado en derecho. Es un hombre mal hablado, pero no desconoce la riqueza del lenguaje, se desenvuelve con humor, además de defender las causas de los más desamparados. Es amante de la literatura y el punk, sobre todo de los "Ramones", su banda favorita. También le ha entrado a la actuación, ¿y por qué no?... En el 2015 participó en un cortometraje que dirigí en la universidad. El mote de CharKo, proviene de "shark", el tiburón o la mandíbula de tiburón, así lo explica él. Tijuano- sonorense de voz golpeada, maestro de universidad, al que los jóvenes lo cotorrean como su compa. El Charkomen es un bato neta. Marco Antonio Espinoza
https://lnkd.in/g2mZHk9

9 de julio de 2017

EVA JORDÁ O EL RE-SENTIMIENTO DE UNA POESÍA QUE SE TRASMUTA EN ANTIPOESÍA




EVA JORDÁ  O  EL RE-SENTIMIENTO DE UNA POESÍA 
QUE  SE  TRASMUTA EN  ANTIPOESÍA


primera parte



ANTPOESÍA EN EL BUEN SENTIDO DE LA PALABRA

        Este textículo es un  pequeño tributo a la labor escritural  de  una poeta  llamada Eva Sánchez Jordá, mitad latina, mitad  caucásica; una ruca mejor  conocida  como la Heva Inilla y madmuasela que regentea el blog «Drala». Y, desde los recovecos más  oscuros de  su  acción mental, la  Jordá sustantifica las  imágenes motrices  de la  palabra, los  giros de la silepsis y la elipsis  en el verbo decantado y  lleno de sortilegios emocionales:

«Tengo la garganta transmutada, ahumada, caverna neolítica, gemido de animal herido, de estar callada, de tragarte. De ti. Afonía por glóbulos rojos crecidos. Resollada. Síndrome sexual anémico pernicioso.

Variabilidad transhumada de cabra, con el cambio de estación.

No somos las muchachas de hermosos tobillos con quienes bailó Zaratustra en un burdel

Pero tenemos tobillos ligeros porque bailamos de noche, allein,
no vamos al baño en coche, ni de 2 en 2, ni de 3 en 3.

No somos docentes, ni cajeras, ni operarias, ni trabajadoras del sexo, ni esclavas del amor, ni asistentas, ni imprescindibles, ni necesarias, ni empastamos el forraje del humus social con familiar paciencia y compasión. Somos neuróticas temerarias, gárgolas resentidas que te escupen al pasar. Podemos hasta ser la escoria con la que quisieras encontrarte y perderte. Y olvidar».
                                 Eva S. Jordá, Tabernera y mortal

 El abstracto mundo de la poeta  de Eva Sánchez Jordá: el principio unificador  de la  heterogeneidad  las  cosas y las  alamas; una poesía para aligerar el fardo de la  existencia; una poesía contra el romanticismo ilusorio, contra la ligereza  y la tontería; lo que la mitología pone  en los  sueños de las  mujeres. Recia  expresión de una  conciencia lingüística de mucha temperatura y alejada de  los  lugares comunes. Es más, la  Sánchez Jordá es una  poeta  que ni  siquiera se  sorprende de  su propia audacia literaria, dedicada a la «santa prostitución de  las  almas»:

«Como veo que ni multitud ni nadie me sigue en mi delirio escriturial, -excepto algunos gladiators- voy a transmutarme al estilo sencillo, coloquial. En realidad, no tengo nada importante que decir pero eso no es ninguna novedad. Y cuando creo tener algo relevante nadie me lo entiende.

Pavese poeta era de entraña dolida. Punto Pavese.

Así que, por hacer algo o por entraña dolida -quien sabe-, aunque no venga a colación, para ganarme el sustento en forma de leve gratificación personal, seguir propiciando mi nula afiliación a la brigada pro-suicidio y porque lo anuncié, hablaré del cuervo blanco o corneja que vigilaba a Corónide cuando Apolo la preñó y se largó a Delfos a despachar sus asuntos diosísticos.
Y aunque la dejó en vigilancia con el bicho feo, ella que no era tonta, le puso los cuernos con el mortal Isquis -hijo de Élato-, que estaba tremendo y recitaba a Antonio Gala de memoria.
La corneja bocazas voló hasta Apolo y le puso al día de los tórridos asuntos que con su mujer se acontecían y este como era un buen hombre con los animales, solo enviudó al cuervo, condenándole al luto de por existencia, que en estos casos es mas largo que de por vida.
Luego y después como no era tan bueno con las diosas, mató a Corónide, y antes de ahumarla, eso sí, extrajo el semifeto que quedó en la persona de Esclepio, que como se vio contrahecho consagró su vida al enfermo y al desgraciado. Mientras su hermana Artemisa que era harto arpía también como Constance la de Pavese, tramaba toda una serie de asquerosidades para ponerle más literatura al asunto.
                                            Eva S. Jordá, Imprecar a Pavese y a Esclepio

Y, en efecto, se  trata de una límpida prosa poética  que late  desde las vísceras, un cuadro descriptivo de muchas antinomias filosóficas que se  trasmutan en tonalidades liricas; y con un ritmo de musicalidad que se  arremolina en la sangre, como se  arrejuntan en el ser  la soledad, el llanto, la  tristeza  o la nada:

«Hasta me acostumbré a la tibia tristeza
y no me resulta tan mezquina.
Pero se extraña la dicha, su luz y sus mentiras
más futiles que un sol de invierno.
Se extraña sentirse acompañado
y duele que el otro no lo extrañe
O tal vez, ya ni pueda, que sería mayor dolor.
En la tristeza hay una semi consciencia
que sabe recordar y es un bálsamo para el alma.
Por lo menos, el que extraña, recuerda.
El que no puede es un hueco en su historia,
un recipiente vacío, una tragedia tonta,
un pesar con ortopedia. Un ser para la nada,
como un insecto tendido al sol, resecado,
camuflado, ahumado, insustancial».

                                                               Eva S. Jordá, R.I.P.

  La práctica social prepara la mentalidad del individuo que habrá de  vislumbrarse como un troglodita del amor, en tontuelo de la nefanda pasión no correspondida; conceptualizándose así la  visión del mundo en forma  negativa e  impura; es  decir, la weltanschauung  del sentido excluyente de la percepción  total de las intuiciones  que se  convierten en  ideas, en imágenes, y después en poesía para ser  leída en país  de los sonámbulos, antipoesía en el  territorio del borrego-mátrix  como si  fuera un video-clip que «intima» en docudrama:  

«Arrímate a mi cariño, si quieres te asesino lentamente. Tienes tantas caras y tantos nombres que me convertirías en serial killer.

Nos abruma la pobredumbre del mundo por lo que vivimos ocultas en los pliegues de lo atroz.

Aunque al final nos reímos de todo, no somos de vida alegre, más bien de vida triste.

Ahora que te esfumaste con e de eva-por, not found. O te espanté yo,
me dedicaré a mirar el ombligo de los limbos y no mi propio ombligo.

Si Artaud lo hizo, lo haces tú, lo hago yo.

¡Cómo me resultas sensual y patético! Como un anuncio de perfume.

Tu mezquina soledad te convierte en un ser superiormente despreciable, no apto para compartir nada, que lo mejor lo guarda para sí».

                        Eva S. Jordá, Tabernera y mortal

Y  así es el canto  de la Eva Sánchez  Jordá, una especie  de elegía lacerante que también  viene del  feminismo desarraigado, exhibiendo  toda la  energía que  proporcionan las  imágenes  visuales y motrices. Poesía  que a veces (¿o casi siempre?)  discurre hacia un lirismo de patética musicalidad, antipoesía  de  voluptuosa  sonoridad; efervescencia de  los  sentidos, desviada  por  los  demonios de la palabra. Poesía (mejor  dicho, antipoesía) de verso abrupto y de  ritmo  duro y precipitado:

«Macho guacho. Me das pavor.

Te sostengo muy lisamente entre las piernas sobre la silla, con mi gorra verde de las SS, tirantes rojos sobre mis poros rotos, tengo frío, erotismo militar, mi sangrante labio mordido no va a mejorar la situación.

Ahora que ya se que no eres mi Redentor mesiánico, hago de tu perverso córtex complejo, un municipio de agresión, suburbios sin maquillaje.
Konzentrieren Sie, Bastard!»

                                                                   Eva S. Jordá, Tabernera y mortal

El lenguaje  de  las  sensaciones  siempre  es  un lenguaje confuso. ¿En qué  linaje  puede situarse! Ambivalencia  baudelaireana, el  fluido espiritual de los poderes  sugestivos, los  raptos  y reflujos del alma, conductores  del  flujo poéticos.  A fin de  cuentas, se trata de una poesía que hierve  y chorrea  como ácido:

«Vamos a ser duros, amor.
Por los cabellos me atiendes y sostienes la rabia.
Inyección intracardiaca. Bruxismo. Compulsión.
Mírame, pendejo. Ahora mando yo».
                         Eva S. Jordá, Tabernera y mortal


Aparato verbal preciso, de voz  remachante y de ruda  sonoridad.  Antipoesía tan  síquica  como sentimental. Hay en sus  versos  un dinamismo de intenso y, ante  todo, la  visión simbólica del mundo:

«…el amor, que no es nada
se parece a una transacción bancaria:
a mullido capital para arrojar a los buitres con desprecio
mejores prestaciones
sin embargo, no hay clemencia con el pobre obrero
que confía todos sus ahorros que es como decir nada/amor
de un modo u otro, se lo acaban tirando».
                         
                                       Eva S. Jordá, Parecer, estar o ser

El delirio como método para no dejarse  llevar por  los instintos de una  poesía  que  discurre  hacia un lirismo que se mantiene en un tono musical y patético, de una voluptuosa sinceridad:

«Mis mentiras son tan ciertas como tus verdades que tambalean de frente, en la cuerda floja sosteniendo la mirada y los brazos extendidos como una flor, para mantener el equilibrio de tus pies de barro Nabucodonosor, un pie seguro y otro en la vorágine.

Te has reconvertido en mi mísera musa, recluso que espera la sentencia para que le anden al purgatorio, ser tu verdugo me da placer. No hay clemencia, ni habeas corpus.

Sin embargo yo, soy y he sido víctima en todas tus escenas de película muda, la mujer que turbas con palabras sin sonido, con ojos de búho y kolh, peinado Gardel a la brillantina».

                                Eva S. Jordá, Tabernera y mortal


Sencillamente una  poeta  excepcional y esperpéntica, de inteligencia  critica, con una pericia escritural claramente definida y que no se pone  en duda; simplemente porque  en sus  poemas las palabras son conjuros del gusto, expresiones   de una necesidad histórica, de  los  datos  de los sentidos, de los  acicates de  la incontinencia verbal, del lirismo metafísico y de la relación neurótica que existe entre el poeta, el mundo y la literatura.  

Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales

Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...