24 de mayo de 2020

Roberto Castillo o cuando el paquete de poeta la queda grande




Sumido en un sopor letárgico y besando sus propias llagas se resiste a escribir una poesía decente. Debilucha literatura que a duras penas se levanta es la suya. Lirismo que sólo da unos cuantos pasos como si fuera un caballo flaco y extenuado bajo un jinete gordo y demente. El sol está casi en su cenit y el alma de este poeta no es más que un vapor, exhalación que huele a descomposición. El paquete de poeta le queda grande y su literatura es tan veleidosa que puede ofrecerse como receptáculo de las palabras o de cacas. 
¡Coz del asno al león agonizante! ¡Buitre que devora el hígado!
 El ruco es lo que no es y no es lo que es, como diría Hegel. Porque detrás de la aceptación hay también un rechazo.

Tijuana es el culo de San Diego

Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta ...