Confundir a Goethe con un barril de petróleo y a Holderlin con una peineta para el pelo.
. Jorge Luis Borges dijo —en más de dos ocasiones— que la épica fue la preforma de la novela. Y fueron los cantores de ese subgénero épico quienes por vez primera le abrieron las puertas del coliseo retórico a la novela. «La epopeya —dice Ernest Fischer al respecto— era la forma cerrada, en un espacio bien limitado en que una clase victoriosa de guerreros aristocráticos hacia de si misma un ideal, evocando como antepasados a dioses y héroes. La burguesía ascendente hizo saltar en pedazos la cerrada forma de la epopeya; en su lugar aparecía la novela, con una forma “abierta”, como una presentación de la realidad que no era ya más apologética, sino crítica. La busqueda hacia nuevas formas coincidía con un mundo inmerso en una contradicción cada vez mayor entre fuerzas de producción que impulsaba hacia delante y conciencia que quedaba muy a la zaga; búsquela acelerada por la conmoción que supuso la Primera Guerra Mundial» [ Ernest Fische r, Literatura y crisis de la civilización eur...