COMO EN TRILOGÍA ESQUILIANA: EL LEOBARDO SARABIA, EL ÁNGEL NORZAGARAY Y LA VIANKA SANTANA

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LA CULTIVACIÓN DE LA CULTURA COMO GOLPE DE BARAKA

Como si se tratara del despliegue de un movimiento cultural jamás visto en el planeta, el gacetillero Basilio Olivas garrapatea una notícula intitulada «Alzan voz por la cultura», y que el periódico El Mexicano, en su sección «Fama», nos vende como información del día domingo 19 de septiembre de 2010.
Cabe destacar que el fulanito, haciendo como que cumple con las normas del trabajo periodístico —pues a punto está de convertir la sintaxis y ortografía de su texto en viles muéganos y cacaguates— nos pone al destanto de lo ocurrido en el cuarto festival «Interzona», evocando de entrada las palabras que el Leobardo Sarabia, principal machincuepas de tal chinesca culturera, le soltó a bocajarro:

«Tijuana, B. C.- ‘Celebramos la intensidad cultural de la ciudad que tiene un tinte de contigüidad, lo binacional ya sea en lo escénico, la literatura y es por ello que en este 4º Festival de la Ciudad INTERZONA, planeamos un programa con equilibrio’, dijo Leonardo Sarabia, director del Festival de la Ciudad INTERZONA 2010, durante la inauguración la tarde de ayer en la escalinata de la Casa de la Cultura de la colonia Altamira. Puntualizo en su reflexión que la realización de esta cuarta edición ha sido gracias a las alianzas con instituciones como el Instituto de Cultura de Baja California».

Sí, «realización» que, Dios mediante, «ha sido —posible— gracias a las alianzas con instituciones como el Instituto de Cultura de Baja California; una «concertación entre gobierno y comunidad cultural» denomina el Gabriel Trujillo Muñoz a tal maridaje; y que, por cortesia del citado barbón chicalense se nos induce a chompetear estas preguntas:

«¿a qué costo y en beneficio de quién? ¿De ICBC? ¿Del gobierno del estado?». [1]

—De todos y de ninguno —espetaría un chilango relativista, recién llegado de la ratonera gigante y que, pese a su breve estancia en la frontera norte de México, el bato ya se siente muy border-crossing.

El Leobardo Sarabia es editor y, como escritor, el bato es un buen cronista; además, se ocupa de dirigir y promover actividades de «entretenimiento culto» y organizar presentaciones artísticas (estéticas y no estéticas) cuyos destinatarios son individuos e individuas de gustos «refinados», la pequeñaburguesía «ilustrada»; es decir, una minoría agentes receptores —en la que poca cabida tienen la jericaya o la chinchina popular— y para quienes el ejercicio de la cultura y de las expresiones estetizadas son una necesidad profesional, un asunto de distracción y recreación elitista o una cuestión de mero vaniloquio y pretensión culturosa.
A principios de los años noventa, cuando al «Chamán de las letras chicalenses», alias el Gaby Trujillo, aún le colgaban algunos pingajos de decencia, en una notilla intitulada «La cultura en Baja California», daba testimonio de la traza del Instituto de Cultura de Baja California (ICBC), así como de la índole de los comensales que acudían al «banquete de lo cultural» que se ofrecía. «Al parecer, la nueva administración ha buscado la comparecencia a sus lecturas, exposiciones pictóricas o recitales de música de la “gente bonita” de la sociedad bajacaliforniana, que incluye a señoras de la burguesía local adictas al partido en el poder como a las esposas de los funcionarios del gobierno actual». [2]
Comparando las cosas de ayer con las de ahora, la mengambrea no ha cambiado mucho; pues lo mismo que decía el barbón del desierto hace ayeres, sucede hoy mismo, «haiga» o no amasiato entre el desgobierno prianista y la dichosa «comunidad cultural» de estos laredos.
El rol culturero, por más que se pregone su independencia, continúa sometido a sus burdos e inauditas limitaciones, intereses y cuchupos; y, objetivamente, no ha logrado un mínimo aporte de función social. Entonces, ¿cómo se garantiza y se comprueba tan siquiera un grado de veracidad en la verborrea que suelta a redondel el terrible Leobardo Sarabia?

—Y aquí van las evaporadas reverencias que el licenciado nos mensajea por vía del incomunicólogo Basilio Olivas. [3]
—Arre, Lulú…

NOTA: como al desgarbado gacetillero no le preocupa mucho saber que las palabras agudas que terminan con vocal, y denotan una acción en tiempo pretérito de la segunda persona singular (puntualizó, aseguró, concluyó, recalco), deben acentuarse gráficamente con la famosa tilde en la última sílaba —y, además, como al bato le viene guango que el nombre Leobardo sea sinónimo, antónimo, catáfora o retruécano del nombre Leonardo; o que el pintorcillo Daniel Ruanova se apellide Ruanota, Tlaconete o Sephalaberga—; pues nos abstendremos de darle pintojo a la mastodóntica incapacidad, ineficiencia y guevonería que le escurre al sopista autor de la notícula (y que, en vez de informar, parece que anuncia una debilidad patológica).
Todo sea por jamarnos, y a manera de plato fuerte, las fulgurantes iluminaciones del Leobas Sarabia, del Ángel Norzagaray y, si se puede, de la chupacabras de nombre Vianka Robles Santana; encarnaciones especulativas de la causalidad histórica o de la razón tendenciosa.

—Bueno, prosigamos dándole hilo al retórico papalote de la «intensidad cultural de la ciudad que tiene un tinte de contigüidad».
—Okay —dijo la Valeria.

Con una ingenuidad tan peregrina que ya ni sorprende (o, tal vez, nomás haciéndose el tío Lolo), el incomunicador Basilio Olivas, imaginándose que presencia un episodio de la teleserie «Yo acuso», nos dice que el Leobardo Sarabia «alzó su voz para denunciar que le corresponde al Gobierno atender y proponer la cultivación de la cultura que se encuentra en un rezago que se ha tratado de resolver con medidas paulatinas».
¡Qué listo ha sido siempre mi buen amigo Leobardo Sarabia! Su discurso no presenta dificultades y hasta podría estar muy al pelo con ese carácter de religión liberal que su fundador, Laotsé, le dio al taoísmo hace más de dos milenios y pico de añucos.

—¡Adió! ¿Porqué?

Porque el Sarabín injerta en su labia fórmulas expresivas del fetichismo retórico, de la metafísica abstracta, términos que han perdido su significado histórico (por ejemplo, el manejo estrictamente «estatista» del término burocracia); y que, si acaso se conceptualizan, su contenido significativo suele ser diametralmente opuesto (por ejemplo el vocablucho «independiente»).
Y, en efecto, cuando el Leobardo Sarabia —según refiere gacetillero invitado— infla el pecho y espeta con altos decibeles «que le corresponde al Gobierno atender y proponer la cultivación de la cultura», evidentemente que su especie de «yo acuso» se trata de una «denuncia» de miramiento amable y delicado, una increpación «ideal» que no turba ni perturba; una oposición de intencionalidad abstracta que no pringa ni tizna ni mancha. O sea que el Leobardo Sarabia, sin reparos, admite en su elocuencia que se debe impulsar la creatividad del espíritu en el arraigo de las instituciones; y, así, mediante la «cultivación de la cultura» se establecen los prerrequisitos de la recepción artística y literaria; y que permiten entrada a otras dimensiones del refinamiento culturero.

—Dicho de otra manera, un atroz patrocinio para la salvación del espíritu.

ADVERTENCIA:
sepan los lectores y las lectoras que la primera y última palabra del párrafo que sigue, dada la mendacidad profesional del gacetillero de marras y el pocamadrismo de los correctores y editores responsables del gazpacho, dichos vocablos deberán ser traslapados del presente indicativo al tiempo pretérito; y de la primera persona singular a la segunda, también singular (aseguro, aseguró; concluyo, concluyó).

«Aseguro que la realización de este tipo de esfuerzos independiente se ha tratado de abatir la burocracia gubernamental por la que transita la cultura de la región con el empuje de actividades encaminadas a la promoción de la palabra escrita o las artes en general, ‘este festival potencializa los beneficios a un mediano plazo’, concluyo».

Acto seguido, pero con antelación a todo lo antes ya vocingleado, dice el gacetillero de marras, y como no sea para soltar irresponsables afeites de palabrería insulsa, aparece la misógina feminista «cuenta-cuentos» Vianka Santana, so pretexto de dar el «güélcom» al pachangón.

«La reflexión de Leonardo Sarabia fue posterior a la bienvenida que ofreció la escritora y promotora de la lectura Bianca Santana, quien a nombre del comité organizador invito a que todo el público disfrute durante la semana del 17 al 25 de septiembre de la abundante programación del festival en sus diversas sedes».

En realidad, la misma nomenclatura de conceptos que acostumbra insertar el Leobas en sus discursitos en pro de la cultura, es vomitada por la conchita de apellidos Robles Santana. [4]

—Luego, y casi al final, no podría faltar lo de siempre: una patita embarrada de cagada.
—¡Adió!

Sí, porque en la pasarela periodiquera también tocó su turno al chambero culturoso námberguán de la Baja California; es decir, al señor Ángel Norzagaray Norzagaray, director del derrengado Instituto de Cultura de Baja California (ICBC).


Y ÁNGEL NORZAGARAY SE HACE LA CIRCUNCISIÓN CON CORTAÚÑAS

Y he aquí la reproducción de las falsas disyuntivas.

«Por su parte el director del IBCB, Ángel Norcegaray, recalco que la idea de apoyar el esfuerzo encabezado por Leobardo Sarabia fue inmediato ya que desde su dirección a su cargo se ha propuesto apoyar a los liderazgos promotores de la cultura que desgraciadamente no reciben el apoyo de los empresarios de la región que por falta de visión de ‘han comportado como misceláneos en vez de sumarse a crear una gran empresa’, dijo».

—O sea que en la mamandurria, sino es Chana, entonces es Juana…

De la marca de factoría, ostensible en la persona y atribuciones burocrático-cultureras del señor directos del changarro culturero, se puede deducir que este bato, una vez que el Sarabia le tronó los dedos y le hizo un iris para que le aflojara patrocinio (estipendio estímulo, apoyo, embute o como se llame), enchinga y sin embrollo, y con la benigna sujeción de un perro domesticado, dio cumplimiento a la petitoria, chipoteándole entonces los del águila a nuestro promotor cultural independiente. Por otra parte, es aleccionadora la manera en que el flamante director del ICBC, para sustentar un argumento baladí, y poder así salirse por peteneras, recurre a la metástasis (la más antigua de las figuras retoricas), usándola como un comodino subterfugio para cargarle a otro la culpa (como aquel episodio bíblico de la manzana; Adán le avienta la bronca a Eva, y esta ruca le retacha la copa a la serpiente).
Y enseguida, por lo que nos cuenta el pigre don Basilio, el Demonio Norzagaray se pone a sambenitar

«Subrayó que como representante del Gobierno del Estado en materia de cultura se ha emprendido el apoyar de manera oportuna y eficaz eliminando lo más posible la burocracia para ofrecer una ruta lejos de trámites burocráticos, oportunos y puntuales».

—Oye, carnal; eso equivale a pendejearse, ¿qué no?
—Más o menos…

También le hubiera dicho al gacetillero, una vez que le soltó el anterior borregazo:

«Pero esto que te cuento no se lo digas a nadie. ¿Eh? A nadie le comentes que te he confesado cómo se mueve aquí la mengambrea para encontrarle solución rápida al problema del biyuyu que tarda en llegar a la buchaca del pediche».

Por lo que se advierte, las figuras estelares aquí aludidas, entre sus propósitos delineados, se han echado a cuestas la tarea de «eliminar lo más posible la burocracia». Y lo pretenden hacer por medio de infructuosas chifladeras; por el camino del idealismo más soso y por la ruta del empirismo más tosco. [5]

—¡Señor, no se mama y se dan topes a un mismo tiempo!
—¡Por el amor de Dios! Suplíquenles a esos hombres que sofrenen sus lenguas.

«Extraña manera metafísica de tomar el problema —dice al respecto Francois Chatelet— que, por otra parte, es muy grave. Y que supone, entre otras cosas, que ha existido, que existe (en lo imaginario), que existirá una época en la que el hombre fue, es y será alma libre, espontaneidad creadora, sujeto enteramente desmasificado. Huxley era muy más emocionante que esta anticipación del humanismo emocionado». [6]

—Y, por fin, la notícula con esto concluye.

«El director del ICBC después de su reflexión, inauguró en punto de las 7:15 de la tarde de ayer la semana de actividades del Festival de la Ciudad INTERZONA 2010 en compañía de la licenciada Carmen Guevara Mata, directora de la Casa de la Cultura, Eduardo Cruz, invitado de la UAM Xochimilco y Daniel Ruanota, representante de la Casa del Túnel y el COFAC».

—Oye, bato; que alguien le diga al reporterito de fibracel que no es lo mismo el IBCB que el ICBC. Tampoco el director del Instituo de Cultura de Baja California se apellida Norcegaray. [7]



NOTAS FINALES [O HUEVOS DE COCHI]


1.- Gabriel Trujillo Muñoz, Señas y reseñas, ICBC, 1993, páginas 36 y 37.

2.- Gabriel Trujillo Muñoz, Señas y reseñas, ICBC, 1993, página 35.

3.- Al respecto, véanse los Vertederos de cretinadas intitulados «LEOBARDO SARABIA ENTRE EL CISNE Y EL GUAJOLOTE», «LAS EMASCULACIONES DEL FOCUC [O CUANDO LOS CORDEROS SE QUIEREN COMER A LOS LOBOS]» y «ALICUIJES DEPENDIENTES DE LA CULTURA OFICIAL [O CUANDO SE ES INDEPENDIENTE PERO CON APOYOS]» .

4.- Asómense al Vertedero de cretinadas intitulado «EL ÁNGEL NORZAGARAY SE LAS VUELVE A TRAGAR ARDIENDO EN UNA ENTREVISTA PALACIEGA». También guáchese el Vertedero de cretinadas «EL FECAL Y LAS ESTRATEGIAS DE CULTURA DESCULTURIZADA» [O CUANDO DALILA DIJO QUE NO ES LO MISMO UN SANSÓN QUE UN PELÓN].

5.- Complementan la chismografía de esta mina los Vertederos de cretinadas «LA VIANKA SANTANA, LA BOTELLITA DE JEREZ, LA TETA PRESUPUESTÎVORA Y DEMÁS UNGÜENTOS CULTUREROS» y «LA PEQUEÑABURGUESÍA CULTUROSA TIJUANACA».

6.- Francois Chatelet, Pequeña enciclopedia política, editorial Grijalbo, 1973, página 183.

7.- En lo tocante a la «cuestión» periodiquera, remito a la lectora y al lector a que se chute el Vertedero de cretinadas intitulado «TALACHA PAPIRESCA Y PERIODISTAS RAPAPOLVOS».

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