«Todo lo que escribo está cargado de dinamita. Mientras tenga fuerza y entusiasmo cargaré mis palabras con dinamita. Sé que mis verdaderos enemigos, los tímidos y los arrastrados, no se enfrentarán a mí en un combate justo. Sé que la única forma de entrar en contacto con ellos es alcanzarlos desde dentro, por el escroto, tiene uno que subir por dentro y retorcer sus sagradas entrañas» Henry Miller
6 de abril de 2017
garnacha de esnobista
Este es el rumbo que se sigue: el artista reducido en eunuco, el filósofo en charlatán teledirigido, el pintor en un acartonado diseñador de objetos basurientos y el poeta en un maniquí del soliloquio que ya no tiene literatura. Es el rumbo sin nitidez y que engrupa cualquier cosa como obra de arte. La presunta revolución antiliteraria, ayer impetuosa de fuerza trasmutadora, hoy es una garnacha de esnobistas y de oscurantismos delirantes.
5 de abril de 2017
TRAVESTISMO
IDEOLÓGICO Y
FARSA MEDIÁTICA
EN PEPE MUJICA
Obra maestra de la
tartufería política
Una
campaña global de marketing lo ha
convertido en un ente fantástico, en un espejismo de la representación
colectiva. En la apología de los signos, la mentira debe parecerse a la verdad
para trasmutar la filosofía del progreso en mito. Entonces, se recurre a la
parafernalia y se monta el circo mediático. Se ha elegido a un bufoncillo de
mediocre inteligencia (pero con ciertos visos surrealistas): José Mujica, alias
El Pepe. Taxativamente, el viejo se
encuentra atrapado en su propia mentira, en el juego consensuando de
imposturas. José Mujica representa la figura emblemática de la izquierda descafeinada, el adalid de un discurso poroso
que no fomenta el trabajo, pero sí promueve el ocio, la vagancia y la dejadez entre los jóvenes.
Disipada
la turbulencia tupamara y aplacados los ánimos de su aventurerismo revolucionario
(o infantilismo de izquierda) los fabricadores de la «opinión pública»
colocaron a Mujica en el candelero de la parafernalia y, de manera muy
conmovedora y hasta con empática emoción, confeccionaron la tremenda farsa y
propagaron en favor del viejo exguerrillero cantinela y media para atarantar payos: que-s-que «el presidente más
pobre del mundo», que-s-que es «un ejemplo de modestia, humildad y coherencia»,
que-s-que es «la esperanza de América Latina», que-s-que es «el hombre que
cambió la forma de hacer política», que-s-que es el «welt bester president», el
«best president in world» y otros disparates
del mismo estilo. Se estimulan
las dicotomías que reducen la realidad; y, claro está, con la convicción de que
todos somos unos babiecas incapaces (por
no decir: pendejos) y que
nos dejaremos engañar o que nos monten
el pollo. La bobería no tiene límites y se sucumbe ante las
apasionadas naderías («existimos por
haber nacido»), obviedades («la vida
es la moneda más valiosa que tenemos»)
y lugares comunes («nadie más importante que el amor»).
El Pepe Mujica es un tipo con un vacío
intelectual severo, un hombre de poca
cabeza que no tiene más que
tonterías qué decir. Los mismos desaguisados los repite en cada presentación que hace. Apuesto que tiene más faltas
ortográficas que un niño de
seis años y que su sintaxis es
peor que la de una verdulera. No se sabe
conducir como un político y no posee habilidades técnicas en determinado un
oficio. Mujica es un hombre que carece
de estudios, tampoco tiene preparación
en algún oficio; en su vida nunca trabajó (excepto de guerrillero y después de
político), jamás laburó, pues ha vivido del
chamuyo, como dicen sus paisanos uruguayos. Sin embargo, solazados en fórmulas de comadres, muchos panboleros creen que el
viejo es un portador de valores superiores y hasta lo catalogan como un
erudito, un filósofo urbano, un sabelotodo, un gran pensador. No sólo es una
exageración eso que se dice, sino también es una superchería. Con fingido candor
afirma que no le interesa el dinero ni
el poder, que sólo está en el mundo
para dar ayuda. Siempre los
mismos clichés. Y ahora que es conferencista y «doctor honoris
causa», el señor Mujica cuenta
con su propio repertorio de mitos y
consejas, que parece fueron sacados de la doctrina de don Paulo Coelho y de
«Juventud en éxtasis». Obra maestra de la tartufería política.
31 de enero de 2016
la podredumbre literaria
Todo un sistema que gira en torno a la podredumbre literaria, al vulgar pregón de chichisbeos simuladores de poesía, novela y cuento. Aprendiendo a capturar vocablos para armar un mazacote de frases, sin habilidad imaginativa e inocua sensiblería, y siguiendo los poligráficos ejemplos de Octavio Paz, Juan Goytisolo, Juan Marsé y demás linajudos escritores, se cree que ya se tiene consumado el hecho literario, el viaje que tanto han soñado los petulantes pajecillos y secuaces de la cauda oficial de la cultura, hoy degradados en máquinas reverberas del convencionalismo literario.
10 de diciembre de 2015
COMO SI LA PRESENCIA DE LA POLÍTICA IMPIDIERA LA INSPIRACIÓN POÉTICA
COMO SI LA PRESENCIA DE LA POLÍTICA IMPIDIERA LA INSPIRACIÓN POÉTICA
Tocante a los artistas de la palabra —escrita y demagógicamente cuchupletera— y que sólo pisan la superficie de la literatura, cuando en ellos se requiere un planteamiento crítico de especificidad, su libertad de expresión y creación estéticas se restringen a los márgenes más limitados del mensaje babélico (encriptamiento, neutralidad, simbología y abstraccionismo excesivos). Por ello recurren a ambiguas y evasivas interpretaciones, creyendo que así se desprenden de todos sus prejuicios, estigmas y contradicciones.
—Como si la sola presencia de la política les impidiera la inspiración poética.
El quehacer literario es una tarea eminentemente cuestionadora, denunciadora, crítica y es, por ende, moral, es decir, política y estética. Pero el servicio que prestan a la patria de las letras exige a los literatos que se alejen de la política y que hilen lo más delgado que puedan, cuando de asuntos escabrosos se trate. Negar la infiltración de las cuestiones políticas significa negar la existencia de la lucha de clases.
—Que se ocupen los políticos y demás grilleros de las chocantes divergencias, pues… qué caray, los poetas están únicamente para las musas.
Según ellos, la poesía, la literatura y las bellas artes están por encima de todo interés clasista o conflicto de clase. Como si en el terreno del arte y la cultura, tanto en contenido y formas de expresión, no se desarrollara una intensa lucha ideológica y política. La cultura y sus expresiones artísticas, por estar inmersas en el proceso social, político y económico, no pueden desligarse de las características, factores y condiciones que les son propias e inherentes. Desde que la burguesía llega al poder, el arte se vuelve algo político y no se realiza de acuerdo con las necesidades reales —históricas— del pueblo, sino de conformidad con los intereses de la oligarquía, sintomática reafirmación del casticismo pequeñoburgués que se heredará de generación en generación.
—O sea, se afila la malicia del modo en que se ata el palo seco al tierno arbolito para que no crezca chueco.
Y, mientras que los señorones prebendados no irriten ni crispen los nervios, todo está bien chévere en las pías fundaciones de los privilegios y en el protectorado de las letras.
Ergo, su plan de vida como literatos orgánicos tiene como respaldo una cultura pequeñoburguesa de supuesta neutralidad política, es decir, la cuestión estética se considera como la fuente de su genuino apoliticismo. Derrotados por la consunción (pasividad que es abulia o rebeldía reprimida) y, habiendo perdido ya el último velo de decencia, no cejan de pronunciarse por un arte y una literatura neutros, apolíticos, ajenos al partidismo y a la militancia. Con su libre ejercicio de espíritu (que, en realidad, es un aprisionamiento) están contribuyendo a perpetuar la misma servidumbre de antaño; y sólo les queda mirar al mundo con ojos de cosecheros. Todo sea por la caza de las prebendas y relaciones ventajosas.
5 de diciembre de 2015
5 de octubre de 2015
Cuando al Doctor en Aeronáutica Leobardo Sarabía ya no le queda ni un miligramo de pudor intelectual
«Manual de sobrevivencia de un aviador»: Un título muy sugestivo o cuando al Doctor en Aeronáutica Leobardo Sarabía ya no le queda ni un miligramo de pudor intelectual.
—¡Bájese del banquito, puto!, decía el gran poeta mexicano Polo Polo. Jajaja
---Bola de chavorrucos...
El Doctor en Aeronáutica Leobardo Sarabia les manda un estruendoso y sensual beso nigeriano
A todos los pinches «ardillas» y malaleches que le envidian sus grandes logros, el Doctor en Aeronáutica Leobardo Sarabia les manda un estruendoso y sensual beso nigeriano. Ahi nomás...
4 de septiembre de 2015
Mejor deberían dedicarse a la explotación sexual
Ya hay demasiadas desilusiones en el mundo para seguir abultando los muladares con más chingaderas, ridículas e inservibles. Ya hay muchas vejaciones y despilfarros para continuar desfondando el saco y tirar morlaca de esa forma tan mentecata.
En qué contradicciones incurren estos seudointelectuales de botica con esas mojigateces de alusión a «los tiempos difíciles que se viven» en una vida que, claro, ellos detestan pero que, con admirable destreza de pragmatismo, se le acomodan sin perder la oportunidad de hincarle el colmillo y chuparle el tuétano hasta dejarla seca como un bagazo.
—Mejor deberían dedicarse a la explotación sexual.
—Simón, así no afectarían a la literatura ni a la economía de la gente que, como siempre, acaba pagando el pato y ningún beneficio recibe a cambio de la despelucada monetaria que le arriman.
El Leobardo Sarabia es escritor y tremendo y cínico aviador
El Leobardo Sarabia es, ademas de escritor, un tremendo y cínico aviador (que cobra sin trabajar); y en sus longos ratotes de ocio se ocupa de chupar presupuesto gubernamental, dizque para dirigir y promover actividades de «entretenimiento culto» y organizar presentaciones artísticas (estéticas y no estéticas) cuyos destinatarios son individuos e individuas de gustos «refinados», la pequeñaburguesía «ilustrada»; es decir, una minoría agentes receptores —en la que poca cabida tienen la jericaya o la chinchina popular— y para quienes el ejercicio de la cultura y de las expresiones estetizadas son una necesidad profesional, un asunto de distracción y recreación elitista o una cuestión de mero vaniloquio y pretensión culturosa.
--Ah... y también el bato se cree un hombre de "izquierda"..
Valiendo machete... entonces...
Primeramente se transmite la sensación de que se lee una obra extraordinariamente original; al mismo tiempo que percibimos entre sus páginas las variaciones de temas trillados (o sea, ancestrales). Luego están los símbolos, que son elementos que se representan a través de otras cosas, comúnmente de manera inconciente aparecen como entresijos históricos en la obra. Una vez que se da forma al relato novelado cargado de símbolos, el escritor, a veces personaje principal de la novela, espera cumplir con la sensible trama, al grado de privarse de sus debidas horas de sueño o de alimentos. Símbolo de desafío ante la inspiración románticamente inculcada por sus antecesores que cultivaron la cursilería y alguna que otra transgresión idealista al orden de la opresión.
—Pero en el entorno real ya no suceden esas cosas, porque las muertes naturales que hoy suceden son: el infarto, la diabetes o el sida; todas son violentas como las de antaño
--Valiendo machete... entonces...
elitismo parasitario y patanería burocrática
Complicidad del mafioso elitismo parasitario y de la patanería burocrática. El arte —poesía, pintura y literatura— ha quedado reducido a expresiones enajenadas que lo apartan de sus propósitos humanos; emanación de «objetivación objetivada» en un proceso de alineación que lo contrapone a sus verdaderos fines: el arte ya no es arte. Se ha enajenado su esencia, en el mismo sentido que alineación da forma a la propiedad privada. Solo queda la abstracción, el fetichismo y la ilusión.
La literatura, bifurcada hacia el desprecio del ciudadano común y hacia la frustración del mismo escritor que no consigue proyección colectiva, es ahora un modo de expresión que, estéticamente (o sea, espiritualmente) no aporta nada a la redención del la estupidez y su apertura crítica, si acaso la tiene, se exterioriza como un cliché.
Pues dice la Diana Palaversich que...
La profesora croatense bien que ha sabido dar algunos pasos por el ancho sendero de la imbecilidad humana. Cretina pero ago abuzadilla la tía. Pues dice la Diana Palaversich que el poeta Francisco Morales «es uno de los escritores tijuanenses que de mejor manera ha sabido captar el pulso de Tijuana y sus múltiples rostros» y que el bato, a través del libraco de marras, «tiene poco interés en la descripción concreta del predicamento del ser humano»; y en el registro expresivo «la ciudad misma es el protagonista del poema», a quien se evoca como un «ser personificado» y que a instancia de la enunciación que instaura el poeta, la manola —supuesta crítica «corrosiva»— interpreta por vía de «apareamiento» como «ciudad-mimética», «ciudad-texto».
En su artículo, «La ciudad que recorro. Un flaneur en Tijuana», la presunta estudiosa del fenómeno cultural fronterizo manifiesta —con un fervor parecido al de las pubertas aficionadas a poner el culo sobre el sofá y prestar las nalgas a quien le haga un iris— que el autor del panfletillo lírico en cuestión, comparado con otros güeyes («muchos otros», dice la ruca) que «escriben sobre la ciudad», el Panchito Morales es diferente a ellos —casi-casi se atreve a decir que es el único que se la saca pa miar— porque este noble pitoflero «escribe la ciudad» y no «sobre la ciudad», como suele hacerlo el resto de la perrada.
—¡Repámpanos! Ora si que estamos jodidos con la doctora croatense. Y miren si no. Precisa es la tía para lucir su habilidad en misa de aguinaldo.
—Petrarca recuperando a Quintiliano.
—O Garcilaso de la Vega salvando los papeles de Blas Valera del asalto de los ingleses a Cádiz.
—Jojojo, jejee, ijiji…
Las conjeturas que desmigaja la Diana Palaversich
Uno, que es gente seria, se caga de la risa cuando lee las conjeturas que desmigaja la Diana Palaversich; y algo que la ruca apunta en su libraco titulado «De Macondo a McOndo, Senderos de la postmodernidad latinoamericana» [Plaza y Valdés, México, 2005], y al iniciar el articulejo «Chicanería chicana», la ruca dice que Tijuana se haya «caracterizada por una producción cultural que sobrepasa a la de su ciudad hermana, San Diego…».
—Jajaja-jejejeje-jijijiji-
—¿No es ésta una verdadera cabronada? Tramposamente la Palaversich no expresa ni explica el zipizape de tal sobrepujanza en la producción cultural tijuanera.
—Ay, de aquel pobre tontoculo que le crea el choro.
Ay, por eso nosotros somos diferentes a la mayoría
No hay más sujeción que la libertad. Pero, aclaremos, no hay cabida para todos, la estafeta, la concesión y el incentivo son para la clase media ilustrada. Para la muchedumbre la nota roja, para los creadores el refinado esteticismo.
—Si eres del pueblo no eres nadie; no vales; nadie te pela.
—Ay, por eso nosotros somos diferentes a la mayoría.
Mariana Martínez Estens y su fétida miasma de cursilerías
Es el momento en que las musas se revientan de emoción y el ambiente se satura de lirismo; deviene la gracia poética; verso, relato, canto y acción. Ya lo dijo la poeta : "la construcción es un factor de progreso social". El verso parece un grito de Lautreamont, el impulso creativo es tan refinado que habrá de perdurar como una excelencia formal del arte por el arte. El estado del alma descubre el objeto y lo eleva hacia la formalidad estética del más alto y puro parnaso: "Construir, dijo", la poeta, "significa mucho más que combinar ciertos elementos para lograr un inmueble."
—¡Ah, cómo es de babosa! Pero los inmuebles suelen ser terrenos, lotes baldíos, predios o solares que no requieren ser construidos porque ya están logrados por leyes objetivas de la naturaleza.
—Ssssshhh. Cállate y deja que siga leyendo.
"La construcción se convierte en un elemento del desarrollo humano"
—¡Qué bello estribillo!; ¡qué metáforas tan musicales!. ¿Pueden ustedes vislumbrar ahí los tropos verlainianos, las adecuaciones estilísticas que nos heredó Rubén Darío?
—Tú también tas agujerado del cerebelo.
La expresión poética "construcción, elemento del desarrollo humano" parece una fragancia embalsamada de plasticidad sonora, una evocación metafísica de altísima sabiduría.
[El asunto suscita una náusea inmediata, pero estoy seguro que el morboso lector se esfuerza por mantenerse atento a la fétida miasma que eructa la traficante de cursilerias].
pelar la pava hasta dejarla sin plumas
Mientras el panorama se ensombrece, ellos reactivan el «chou», con estilo y elegancia, en la cloaca de una cultura palaciega y de postín, estrechamente vinculada a los sistemas verticales de explotación económica y a as superestructuras simbólicas que mistifican la idea de que no existe diferencia entre aparatos de dominio y sociedad. Son relativistas que aún consideran al conglomerado humano como una totalidad abstracta (arte para toda la sociedad), cuando en realidad es para unos cuantos, para ellos, como un derecho feudal de usufructo para sacar provechos particulares y pelar la pava hasta dejarla sin plumas.
valiendo gáver y llamando al Santo.
—¡No es posible! Y yo que quería proseguir con mis estudios culturales, pero esto es una atmosfera de esnobismo seudointelectual.
—Valiendo gáver y llamando al Santo.
y suele ser novela hasta el relato cabulero de un gacetillero melolengo
Elitismo de la difusión masiva y «deconstrucción» del discurso patriarcal. Estrategias de la literalidad para la dignidad y el decoro; y el servilismo degradante para conseguir la aprobación y salirse con la suya. La pretensión estética se fundamenta en la frivolidad del narcisismo y suele ser novela hasta el relato cabulero de un gacetillero melolengo.
Unción de la ignorancia y la cursilería emotiva en la bóveda craneana.
Y súmele un periodismo de opiniones rastreras que se esfuerza por la complacencia y aumentar el cúmulo de bagatelas. En tanto, existe una literatura bajacaliforniana que promete mucho, pero mucho empeoramiento y no mejoramiento.
—Ni hablar, mujer; traes puñal —como dijo Pepe el Toro.
el gran gusto de la pequeña burguesía tijuanense
—Oh, la gran cultura, el gran privilegio. El gran gusto de la pequeña burguesía tijuanense, deficiente y epizoótico. Y como decía don Ramón Doll: «esto es una biblia para el zonzaje».
—¡Ínguen a su máuser!
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