Mariana Martínez Estens y su fétida miasma de cursilerías




Es el momento en que las musas se revientan de emoción y el ambiente se satura de lirismo; deviene la gracia poética; verso, relato, canto y acción. Ya lo dijo la poeta : "la construcción es un factor de progreso social". El verso parece un grito de Lautreamont, el impulso creativo es tan refinado que habrá de perdurar como una excelencia formal del arte por el arte. El estado del alma descubre el objeto y lo eleva hacia la formalidad estética del más alto y puro parnaso: "Construir, dijo", la poeta, "significa mucho más que combinar ciertos elementos para lograr un inmueble."

—¡Ah, cómo es de babosa! Pero los inmuebles suelen ser terrenos, lotes baldíos, predios o solares que no requieren ser construidos porque ya están logrados por leyes objetivas de la naturaleza.
—Ssssshhh. Cállate y deja que siga leyendo.

"La construcción se convierte en un elemento del desarrollo humano"

—¡Qué bello estribillo!; ¡qué metáforas tan musicales!. ¿Pueden ustedes vislumbrar ahí los tropos verlainianos, las adecuaciones estilísticas que nos heredó Rubén Darío?
—Tú también tas agujerado del cerebelo.

La expresión poética "construcción, elemento del desarrollo humano" parece una fragancia embalsamada de plasticidad sonora, una evocación metafísica de altísima sabiduría.

[El asunto suscita una náusea inmediata, pero estoy seguro que el morboso lector se esfuerza por mantenerse atento a la fétida miasma que eructa la traficante de cursilerias].

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