HAY QUE CALENTAR LA HORNILLA ANTES DE HACERLA ESTALLAR
El capital —dice el viejo Marx — es la potencia económica de la sociedad burguesa que lo domina todo. Opresión y explotación, superabundancia y pauperismo; y las clases, estamentos y grupos, corrompidos moral y socialmente. Concretamente, «el capitalismo —dice Rubén Zardoya Loureda — sigue siendo el régimen de la esclavitud asalariada y de la marginación social, de la sumisión de la sociedad y los individuos a las leyes de la producción de plusvalía; sigue siendo la forma de organización de las relaciones entre los hombres que se construye sobre la contradicción flagrante entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación; el espacio de la concentración y centralización progresiva de la riqueza, la propiedad y el poder[...], de la conversión de los productos de la actividad en fuerzas hostiles e incontrolables que oprimen a sus propios productores» [ Gramsci y el capitalismo contemporáneo ]. La «tranquilidad interna», o sea, «el grado y la intensidad de ...