13 de julio de 2013

Persistente sensualidad en el íntimo espacio


La «meme merdé» de siempre; las mismas caras, los mismos culos. Toda la estructura está carcomida por la corrupción y los enjuagues sorderos. Qué expectante composición polimorfa: becarios, premiados, adeptos de capillas, promotores de sus propias intuiciones superyóicas. La usura institucional a flor de piel.
—¿Cómo han sido elegidos?
—Diremos que con los funcionales “criterios” con los que operan los aviesos intereses personales, las mezquindades y los cuchupos. La hada madrina de las letras bajacalifornianas ha levantado su varita mágica y ha escogido a sus agraciados y agraciadas. No se hace otra cosa que aplicar la misma consigna: «Tú, sí; ella también; ese güey, no; aquella puta tampoco».
—Los criterios de selección son como una gigantesca mordida en una nalga. Persistente sensualidad en el íntimo espacio, diría el joto de Proust.

Corrió tras un jamón y se encontró con una silueta de humo

El bato fue pendejo porque la venganza es una debilidad vergonzosa. Corrió tras un jamón y se encontró con una silueta de humo; entonces le vinieron los íntimos dolores de cojones, lanzó gemidos de despecho porque no se hizo de mulas y no tuvo más opción que pegarse una pajueliada o hacer un hoyo en la pared y meter por ahí la bichola para desfogarse. Ya se imaginaba que estaría dándose la yuca en un cuarto de hotel, con luces azuladas, cama redonda y espejo en el techo. Pero, ¡oh, desilusión! Esa faena lúbrica no se concretó; el ansia se le esfumó como se pierde el vapor de los lagos al elevarse en el vacío; proscenio de flores que no germinó ni siquiera en aburrida tertulia cafecera.

Tu soledad es un espejo

Tu soledad es un espejo y tu furor una virtud reprimida. Tu corazón exclama una cosa y tus labios susurran aquello que está imaginando y que no quieres decir en voz alta: esas caricias que se enredan por el cuello y que queman hasta las axilas.

No soy de esa índole viciosa, pero acepto el pacto

Supongo que hay un trasfondo —digamos— «obsceno» que no se puede enmendar ni poéticamente. No soy de esa índole viciosa, pero acepto el pacto. Y nosotros que creíamos más en el espíritu que en el cuerpo. Esta lengua de gato te va a saber a delicias. Siempre lo he dicho, no basta la virtud. Hummmm. Bueno. Le exprimiré hasta el tuétano y le sacaré todo el aire que tengan acumulado en su cuerpo. Vas a amanecer amoratada, igual que la profesora. Échale entonces cerrojo a tu puerta para que nadie se entere de esta lujuria.

una cultura dominadora que impone la falsedad de sus monigotes

Revueltos todos en viejas y nuevas camarillas donde ya no se sabe quiénes son los léperos y los hombres de talento. Cualquiera sabe cómo se precisa el “apoyo” o la parola hacia los protegidos y recomendados, es decir, la complicidad de capilla, simplemente se les pide a la terna de los «dadores» en turno la dejadez de su responsabilidad moral en aras del prevaricato y la arbitrariedad. Con una cultura dominadora que impone la falsedad de sus monigotes ya no se le puede devolver al arte la inocencia creativa, su libre ejercicio espiritual. Y ante tal imposibilidad de enderezar lo torcido, la única salida de combate ha de ser entonces una crítica despiadada y de carnicería analítica en el tratamiento de los temas.

los acicates de la violencia

Muchos soñadores, ilusos, ingenuos y caraduras hablan de la violencia y la criminalidad como si tales fenómenos derivaran de fuentes ajenas al sistema que los ha engendrado; como si se trataran de monstruosos inventos, creados por seres que no tienen pinta ni vela en los entierros del conglomerado social. Las antípodas de las contradicciones y conflictos que dan origen a los acicates de la violencia también se explican por los alcances simbólicos; y si nos remitimos al pasado mitológico de las sociedades precolombinas, encontramos que allí hasta los dioses se alimentaban con sangre.

Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales

Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...