16 de marzo de 2012

Amigas suripantas


Gisela, se llamaba la morra que protegía y cuidaba a la Raquel; jaina con encargo de velar por sus huesos. En realidad una chamaca de 16 abriles que parecía su niñera. Se había iniciado en el sexo a la edad de once años. Gisela era la cuarta de seis hermanas; no contaba con padrote; dormía bichi y se masturbaba escuchando las rolas del grupo Indio. Una amiga suya apodada la Gorda fue quien la encarriló por el camino de la putería. La gorda era una mina a quien también se le chorrearon los frenos desde muy temprana edad. Par de jariosonas. La gorda se había retirado y gracias a un delegado de la SEP que la estuvo pisando un rato. Ella, sin estudiar, se hizo maestra de kínder. Decían que se la rifaba para los mamelucos. Raquel y la Gisela se acoplaron. La gorda en ocasiones caía al parque Juárez a visitar a sus amigas suripantas. Un batillo güevón graduado en trapeología le estaba matando la rata a la ruca. Ella no podía agarrar mejor barco que un macuarro porque tenía un chingo de granos en la cara y unas nalgas que parecían de chango tuberculoso. Puro batos sarreados andaban sobre su cacharro. En cambio la Gisela, aunque se cargaba una careta de melolenga, tenía lo suyo: unas tetitas bien paraditas, unas nailon de aquellas, unas piernas de princesa fina y unos muslos de quinceañera cherri.

Uy, sí. Una Tijuana llena de arte. (—¡No mames, güey!)


Uy, sí. Una Tijuana llena de arte. (—¡No mames, güey!)

El arte está hoy abierto a las arbitrariedades y todos quieren ser artistas, poetas, escritores o periodistas culturales. Y la utilería publicitaria sirve muy bien como propaganda mediatizadora para vender, embaucar, atolondrar, manipular, ofuscar y castrar la tesitura lógica, permitiendo que viles descerebrados, neolalistas y diletantes sean encumbrados como auténticos hacedores de arte y productos culturales.

¿En nombre de que marsellesa se predican tales despropósitos? El negocio es falcar extravagancias y maquillar las cosas simples con mafufadas inverosímiles para darse tartarín.

¿Y quienes coadyuvan a promover ese tipo de insensateces? Contradictoriamente los mismos que las cuestionan, siempre y cuando no se trate de los ángeles de su devoción. Y un ejemplo palpable, a parte de otros cretinos de doble cara, lo encarna la persona misma del gacetillero de farándula culturosa Jaime Cháidez Bonilla, mejor conocido como la «Paty Chapoy» de la cultura tijuanense (o el Daniel Bisogno del periodismo cultural, dixit Fidel Ernesto González) [1].

Con la desvergüenza moral que lo distingue y en calidad de cofirmante “indignado”, Jaime Cháidez Bonilla se sumó a disimulo teatrero que el Foro Cultural Ciudadano de Tijuana (FOCUC) desplegó en un manifiesto de fecha 7 de febrero de 2005, el cual contiene este posicionamiento ambiguo y ambivalente:

«Ante la nula tradición critica y de participación ciudadana efectiva en los asuntos culturales, los poderes burocráticos lejos de abrirse a la sociedad se vuelven cada vez más herméticos y rehuyen, inexplicablemente, el diálogo. Eso es lo que ha venido comprobando el FOCUC en su breve vida pública en los meses recientes. Los miembros de este organismo ciudadano, lo suficientemente acreditados como artistas y promotores culturales en Tijuana, reafirmamos nuestro legítimo derecho a participar en los asuntos culturales que nos incumben, realizando para ello una crítica constructiva como desde un principio lo hemos venido haciendo» [Identidad, edición del domingo 13 de febrero de 2005].

Bien dicen que cuando el lobo se harta de carne se mete de fraile. Jaime Cháidez Bonilla, muy campante, se rasca los testículos para hacer suya la anterior displicencia y ha de creer que posee las credenciales necesarias para ostentarse como «promotor cultural», suficientemente acreditado para abrirse al diálogo y dar cabida a la participación ciudadana en los asuntos de la cultura.

Engrudo de letras en un hombre desleal a sus convicciones. Así arregla sus enjuagues la inteligencia alquilada de Jaime Cháidez, mientras a borbollones le brota la hipocresía. Instantánea y vertiginosa es su charlatanería, pues en sustancia ejerce lo que el FOCUC cuestiona y critica: el hermetismo y el monopolio de capilla en favor de la pandilla de merengueros a los que rinde coba. Y, aunque suene literariamente escandalosa, esa es la verdad. El güey magnifica e hincha lo que, por ética periodística, debería de cuestionar. Pero le gana la obstinación cortesana en sus rumiaciones de promotor cultural, relegado al limbo de los lambiscones como ganso del periodismo repetitivo y adulador.
Guachen:

«La reciente versión de Entijuanarte fue un éxito en cantidad, los tijuanenses lo han hecho propio. (sic). Por lo pronto, felicitaciones a todos los que formaron parte de una fiesta colectiva que hizo del Cecut un Zócalo de alegría, de amigos mutuos, del encuentro con extraños que posiblemente nunca coincidirían en otro lugar, pero aquí, en un festival interdisciplinario, todos tienen permiso de mirar, de tocar, de formar parte de una Tijuana llena de arte» [Jaime Cháidez Bonilla, Frivolitos de la olla, Identidad, 1793, domingo 14 de octubre de 2007].

—Uy, sí. Una Tijuana llena de arte.

Vaya metodología para desdecirse de lo que antes se dijo. Ahora, uno de esos poderes burocráticos como el CECUT, que lejos está de abrirse a la sociedad —cada vez más hermético y que rehuye al diálogo— ahora se ha vuelto un “Zócalo de alegría y de amigos mutuos”.

—Qué poca madre.

Con esa serie de farolerías y gazpachos insensatos el autor de «Frivolitos de la olla» y ojete «cordinador» del suplemento «Identidad», “suficientemente acreditado como promotor cultural” y reafirmando su “legítimo derecho a participar en los asuntos culturales que le incumben”, cogido (y bien cogido) por las tenazas del periodismo mercenario, y sin chistar ni hacer pucheros, se suma a la balaca de los poderes burocráticos herméticos, al fruto podrido de las calamidades, inventando desvergonzados trucos teóricos en la intentona de acomodarse en el consenso culturoso con lisonjas de filisteo para no incomodar al aliado.

—Hijo de la chingada.

Qué execrable perorar. Y así quiere dedicar su torcuata y retorcida vida a la promoción del arte y la cultura

—¡No mames, güey!

¿Son esas las nuevas vertientes de su supuesta «crítica constructiva»? La libertad de crítica ya no se funda en el principio de la democracia cognoscitiva. El derecho de oposición y la facultad de refutar subvertir tendencias u opiniones contrarias se suplen por meras macanas de gacetilla finsemanera.

—¡No mames, güey!

7 de enero de 2012

Abolengo y prestigio hasta en el lúgubre fango


A poco de ventear por el submundo de la cultura, surge con claridad la existencia de las entidades literarias y poéticas que lo constituyen, pero que sin embargo participan en los asuntos del arte de modo muy diferente a lo que podría ser una actividad estética. Y aunque tales personeros están inexorablemente incluidos como enunciadores y trasmisores de tales manifestaciones, cabe afirmar que se encuentran apartados de los axiomas fundamentales de la creación; pues la idea o eje que los mueve suele ser una pretensión de éxito; la esencia real de los «logros» encuentra la justificación en estímulos de codicia y prioridades que son compatibles con las artimañas políticas y la sicología tradicional que da abolengo y prestigio hasta en el lúgubre fango. Y los perfilamientos que matizan promueven mediáticamente a estas figuras relumbronas del submundo culturero son más de las veces perogrulladas o sutilezas de circunstancias triviales. En la unción de la ignorancia y las cursilerías emotivas, librar una lucha en vano contra la estupidez y fustigar contra los cacareos engreídos es lo que a mí me toca. Ni pedo.

5 de enero de 2012

Imposibilidad de enderezar lo torcido


Con una cultura dominadora que impone la falsedad de sus monigotes ya no se le puede devolver al arte la inocencia creativa, su libre ejercicio espiritual. Y ante tal imposibilidad de enderezar lo torcido, la única salida de combate ha de ser entonces una crítica despiadada y de carnicería analítica en el tratamiento de los temas.

Sanguijuelas gigantes de la culturosada


Si se sienten o se consideran muy «independientes», ¿porqué, en su acusado esnobismo y formidable influjo de refractación pluridimensional del arte, mantienen una actitud satélite con las instituciones de la cultura oficial? Hasta donde yo sé, no se realiza ningún proyecto, programa o festival artístico sino es de acuerdo con las necesidades históricas y materiales de los intereses de la oligarquía dominante. Entonces, ¿para qué jalarse los pelos y gargarear que son independientes si estiran la mano para recibir el óbolo del IMAC, del ICBC o del CONACULTA? Sí, «periodistas culturales independientes» moflean nuestros ilustres carroñeros; y que no pierden la oportunidad de transustanciarse en gacetilleros seudoculturales dependientes. Y sus fanzines, un espacios míticos en el monopolio petrificado de la culturilla local, vestales cuasioficiales del prianismo culturero. ¿Para qué hacerse maje con esa cantaleta de «independencia»? No nos autoengañemos, los forliculeros, gacetilleros y demás sanguijuelas gigantes de la artisteada, solamente pueden ser independientes si preponderan ellos mismos sus propias vituallas de poder económico, como fue el caso de los intelectuales en la época del sacro imperio romano.

29 de diciembre de 2011

Los victimarios ahora se dicen víctimas


Siguiendo a Gramsci, cabe decir que la «tranquilidad interna», o sea, «el grado y la intensidad de la función hegemónica de la clase dirigente», se ha convertido en un bramido de miedo, cólera e impotencia. Después de unos tantos centenares de cadáveres triturados, hasta ahora el carnicero se ha dado cuenta que el molino de carne que manipulaba es una máquina infernal que escupe plomo y corta cabezas. Los victimarios ahora se dicen víctimas y oficialmente se han puesto al servicio de la lucha contra la peste que días antes ayudaran a difundir; y manifiestan su responsabilidad ciudadana como buenos pedagogos de la moral y las buenas costumbres.

—¡Qué barbaridad! Ya ni siquiera se puede fomentar el turismo de a dólar.
—Qué años tan felices eran aquellos.

Interpretación del mundo


Ninguna acción social e histórica puede operar en el vacío ideológico; el lenguaje, sistema de representación de signos y expresión del pensamiento es un determinante que hace posible la construcción y reproducción de la ideología. Todo lenguaje —señala Alfonso Reyes— lleva implícita una interpretación del mundo. Todo saber se encuentra cimentado sobre el lenguaje. La expresión verbal no sólo contiene una significación o fija una representación; la fuerza de las palabras activa la voluntad, violenta el orden, subvierte, mueve la materia, produce reacciones, a veces inesperadas.

Tranquila multitud de símbolos desposeídos


Arquetipos de la palabra que nos inducen a escribir. Pero, como dice un poeta salvadoreño, hay lenguaje de la vida y lenguaje metafísico. De un tiempo no muy corto hacia estos días, el isomorfismo, la confusión y la redundancia se han aquilato como forma esnobista de retórica, y las categorías lógicas del pensamiento se diseminan abstracciones que simbolizan contrariamente a los objetos concretos que les dieron origen. La razón de este lenguaje absurdo, contradictorio y pretendidamente científico se ha inventado para justificar determinadas acciones e intereses; por eso la ciencia, dice Ernesto Sabato, ha encontrado su lenguaje propio; «totalmente inventado para sus necesidades: una tranquila multitud de símbolos desposeídos de cualquier otro significado que el convenido para sus creadores». Muy alejado del lenguaje del hombre del montón es el nuevo acervo lingüístico que se rige por las pautas de la mercadotecnia, unidad de elementos expresivos que no rebasan el nivel de una sicología petrificada que presume de lenguaje cosmopolita, muy útil para mantener en vigencia a sofismas decrépitos.

dinero o lástima

Cuando uno está viejo solamente puede dar dos cosas: o das dinero o das lástima..

El diablo es tan optimista


«El diablo es tan optimista que cree que puede hacer peores a los hombres» Karl Kraus

Vieja cochina y chapucera


Tocante a tal Evelina Gil, ¿cómo es posible que esta vieja cochina y chapucera se diga seguidora de Simone de Beauvoir y perogrulle luchas feministas y debates de género?; cuando, a decir verdad, su tono defensivo es una afirmación machista de tomo y lomo en tales cuestiones Con lambisconería explicita y ha hecho muladares asquerosos en el submundo de las letras, consolidando aún más los mezquinos intereses y las inmoralidades de las mafias cultureras. Pasa a primer plano en asuntos del cuchupo y los arreglos debajo del agua para privilegiar a gente de su capilla. Ha surgido de la escoria misma de la artisticidad literaria que da cartas de privilegio a los fanfarrones que se hinchan en el vacío de la túrgida charlatanería. La julana se ha erigido como una de las principales pandereteras de los grupúsculos seudoliterarios que predominan en la escena tertulera de este tafanario fronterizo. En páginas del suplemento «Identidad», no pierde ocasión para deslenguarse en hipertrofiados textos en los que grulla la mediación chapucera y la lambisconería desbozalada. Y no hay articulejo de esta tía en el que no se lea repugiña de adulación rastrera en favor de ciertas madmuaselas y cretinos que como escritores o versificadoras andan muy tirados al catre. Y la pelafustana se entrega en cuerpo y alma (lo cual no quiere decir que con seriedad intelectual) a su iconoclastia de párvulo, atestando sus libelos con chatarra idolátrica de ciertos bichos fantásticos, pertenecientes a las ya consabidas bandas de seudoliteratos. Bueno, al menos la maula le saca provecho a la imbecilidad cultural. Meterse a fullero tiene su chiste y también cansa, pues hay que recoger en un tambo de 200 litros la baba de los bulcheteros. Hay que reconocerle a la ruca dos cosas: su desfachatez para abrevar la coima en nombre del prevaricato cultural y la capacidad para decantar la máquina reverbera con longos chorizales grafológicos por los senderos de la mediocridad y la complacencia.

A la crianza de gallinas


Desgraciados, desventurados, miserables, míseros, pusilánimes, necesitados, mendigos, desafortunados, infelices, infaustos, fatales, aciagos, lacerados, fatídicos, deplorables y fúnebres. Palabras que suenan a golpeteos nerviosos de mujeres solteronas y rurales que dedican vida entera, junto con sus madres y abuelas, a la crianza de gallinas.

La primera ley de la naturaleza


Ya lo decía Voltaire cuando hablaba de la tolerancia: «Todos estamos amasados con debilidades y errores; perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías, tal es la primera ley de la naturaleza».

El máximo grado de concreción


La igualdad en un mundo roñoso como este que nos endosan como patrimonio global, no se funda en la justicia sino en el oportunismo, o sea en los condicionamientos culturales y en las relaciones políticas-sexuales verticales, manejadas por una minoría. Y tan etérea es la noción del igualitarismo entre las mujeres y los hombres que, siendo abstracción pura, solamente alcanza su máximo grado de concreción cuando es llevado a la cama.

Por la gracia de Dios


Como en los tiempos de Martín Lutero, si la Biblia sirvió para justificar el poder de la monarquía por la gracia de Dios, ahora la culturología, como un híbrido artificial de arte, ciencia y mitología, en sus manifestaciones masivas y elitistas, sirve para dar forma y sentido a los motivos e intereses de la existencia habitual en el espíritu de la sociedad burguesa. Culturología que es la forma extrema de la enajenación de la cultura y negación de su verdadera predestinación humana. O sea, en sus límites históricos estrechos, ruptura entre sociedad y cultura, como la separación existente entre el trabajo y el capital. Canon de la culturología donde la cultura se vuelve un elemento imprescindible para el sistema de dominio.

28 de diciembre de 2011

escribidor de fábulas pendejas


«…en tijuana ser poeta o escritor es más fácil que conseguir un permiso de volatinero o de vendedor ambulante en la 5 y 10. …mediocridad artística [de] esos que pretenden vivir de la literatura con trabajos de aprendices… el mayor daño que le han causado a la literatura es culpa de los escritores y de la vida estética que persiguen como perros en celo: pobres: eunucos. y los hay, desde aquí en la frontera, desde el más enano y escribidor de fábulas pendejas, hasta el más ínclito pontificador poseso de escalafones y escaños por demás oprobiosos». Papasquiaro, literalengua.blogspot.com

contradictoria la manera de ver las cosas


El crimen y la violencia tienen que hacerlo a uno productivo, aunque se pierda la sensibilidad y la fantasía. Las cosas son perecederas, la vida circunstancial y la sociedad burguesa se compone por dos tipos de personas; las que dicen que en alguna parte se ha acabado con un picadero o una tiendita, y los que se lamentan por haberse enterado demasiado tarde de la dirección de tales puchaderos. Y «esta clasificación —como dijera Karl Krauss— tiene la ventaja de que se realiza también en una misma persona, al no ser en esto decisivo el hecho de que sea contradictoria la manera de ver las cosas, sino sólo las circunstancias y consideraciones del momento. a la hora de elegir un punto de vista u otro» [Moralidad y criminalidad].

ya no se sabe quiénes son los léperos


Revueltos todos en viejas y nuevas camarillas donde ya no se sabe quiénes son los léperos y los hombres de talento. Cualquiera sabe cómo se precisa el “apoyo” o la parola hacia los protegidos y recomendados, es decir, la complicidad de capilla, simplemente se les pide a la terna de los «dadores» en turno la dejadez de su responsabilidad moral en aras del prevaricato y la arbitrariedad. Con una cultura dominadora que impone la falsedad de sus monigotes ya no se le puede devolver al arte la inocencia creativa, su libre ejercicio espiritual. Y ante tal imposibilidad de enderezar lo torcido, la única salida de combate ha de ser entonces una crítica despiadada y de carnicería analítica en el tratamiento de los temas.

flamígera espada del demonio


Y qué ingenioso y avezado trasgresor del «establishment» debe ser don Rafa Saavedra. Y no faltará quien diga que ha heredado la bilis, el coraje y la verbosidad exaltada de los poetas malditos, la flamígera espada del demonio palabrero. Porque, de acuerdo con el pitorreo biográfico suyo que se consigna en la página 135 del librejo número 3 de «El margen reversible» (IMAC, 2003), se lee lo que sigue: «RAFA SAAVEDRA. Nació en Tijuana en 1967. Es narrador y uno de los promotores más entusiastas de la cultura underground desde principios de los años ochenta. Ha publicado Esto no es una salida. Postcards de ocio y odio (1996), Buten Smileys (1997) y Lejos del Noise (2003). Ha sido colaborador de diversas publicaciones periódicas y es considerado un autor de culto» [página 135].

—De seguro que el batillo ha de ser tan respetado como Bukowski o Karmelo Iribarren.

Pepenemos algunos cretinismos: promotor entusiasta, chico “underground” y “autor de culto”. Y, aparte de sus joterías, ¿qué más ha aportado al desarrollo de la literatura nuestro promotor entusiasta? ¿Pensará el bato que con sus cochinos libros ya la tiene cuajada en los aparejos de la literatura universal y por ello se considera que es un “autor de culto”? Promotoría es moverse guiñolescamente; entusiasmo equivale a una especie de valemadrismo y escribir al garete, sin textura apropiada para fortalecer los puntos medulares del relato. Seguramente que, por su escueta e insípida prosa, los calabobos lo han de tener en su catálogo como uno de los más conspicuos y singulares componedores de magistrales textículos narrativos. Pero, por mucho que así pudiera parecer tal remame de virtud, lo que destaca en la escritura del Rafa Saavedra es un surtido de palabrejas que parecen haber salido de la parte baja y trasera del tubo digestivo.

—Lastima que esos brolis («Postcards de ocio y odio», «Buten Smileys» y «Lejos del Noise») no traigan una bolsa para vomitar.

una simple intoxicación de palabras


Una simple intoxicación de palabras:
todos aquellos que se han extraviado en el tiempo se creen vanguardistas.
Los ensambladores del verbo se han expresado muy bien:
la resignación es el antecedente de la desdicha, la sustancia del sufrimiento.
¿Se trata de un espejismo que se desdobla en una segunda persona?
—¡Tú, cabrón!

Tijuana es el culo de San Diego

Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta ...