Sanguijuelas gigantes de la culturosada


Si se sienten o se consideran muy «independientes», ¿porqué, en su acusado esnobismo y formidable influjo de refractación pluridimensional del arte, mantienen una actitud satélite con las instituciones de la cultura oficial? Hasta donde yo sé, no se realiza ningún proyecto, programa o festival artístico sino es de acuerdo con las necesidades históricas y materiales de los intereses de la oligarquía dominante. Entonces, ¿para qué jalarse los pelos y gargarear que son independientes si estiran la mano para recibir el óbolo del IMAC, del ICBC o del CONACULTA? Sí, «periodistas culturales independientes» moflean nuestros ilustres carroñeros; y que no pierden la oportunidad de transustanciarse en gacetilleros seudoculturales dependientes. Y sus fanzines, un espacios míticos en el monopolio petrificado de la culturilla local, vestales cuasioficiales del prianismo culturero. ¿Para qué hacerse maje con esa cantaleta de «independencia»? No nos autoengañemos, los forliculeros, gacetilleros y demás sanguijuelas gigantes de la artisteada, solamente pueden ser independientes si preponderan ellos mismos sus propias vituallas de poder económico, como fue el caso de los intelectuales en la época del sacro imperio romano.

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