26 de julio de 2011

Fontanería en la mística uterina


La sensualidad no ha perdido aún su aura nefanda de mojigatería. Pensamiento y frustración. Virtud de la fontanería en la mística uterina, eyaculación de las tensiones y escurridero de jugos hacia la cloaca. El alma escindida de las ambivalencias. Según cálculos precisos, «a la hora en que los pelos erizados forman agujas». ¿El acto sexual es una «entrega» y un acto de sometimiento? De placer, contestarán las más bravas y avezadas.

19 de abril de 2011

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El que se va con la rama de laurel


Acepto los fetiches, pues a mí me enseñaron a respetar las quimeras, siempre y cuando fueren propuestas de innovador empuje y no premisas de porvenir dudoso. Lo digo porque no siempre es la coherencia la que triunfa; regularmente —y por desgracia— suelen ser las acciones elásticas y mediocres las que salen avante, debido a que cumplen muy bien su compromiso con el idealismo. O sea, el que se va con la rama de laurel es un don nadie o un esnobista. Mientras aquellos que permanecen en la retaguardia y en los rincones oscuros de la fama son gente como Joaquín Fernández de Lizardi o Francisco Zarco.

CULTUROSAS BORDERLINE


CULTUROSAS BORDERLINE

Despilfarrando frases y blasfemando sobre el cáliz
Las mandaron con el traje que usaba el tonto Adán antes de la golosina
Decididamente el cuerpo les pedía jarana
No se encontró noticia alguna que no fuere aceptada
A pie juntillas como verdad evangélica
Cofradía poética oficial profesando sin verdadera vocación
Cuánta palabra brotaba de su inspiración recolera
Se azotaban con el látigo de la disciplina sin reparar en gastos
Los cilicios apenas dejaban libres las coyunturas de los codos
Acompañadas de unos lobeznos que no temen ni a Dios ni al Diablo
¡Trucha con esas tías!
Fogosas sobre la inflamable poesía
Se hicieron de pencas
Pero el escándalo surgía en el momento de cobrar primicias
Las femeniles dolamas eran más feas que una excomunión
Sin embargo esas mujeres eran como el mismo pie de Judas
Se afanaban en dar al Diablo la carne para ofrecer a Dios los huesos
Soñando como sueña un libertino para curarse de la dispepsia
Lo grave del asunto es que realizan una promoción inútil
Un trabajo como el de Sísifo: dirigido a todos y a ninguno
Dándole las mismas vueltas a la noria
Sin sugestionar el espíritu hicieron juramento encima del cuerpo
Quieren lograr la poesía a fuerza de vapulear el talento
Auroleabales la fama con un credo poético aislado y sin genealogía
Se hinchaba de ruido el silencio
Pero las orejas de trapo estaban rotas
Ñusto corazón de la congoja en flor de chinche
No hablan pero mueven los labios
Esos labios pintados de rojo como puerta de pulquería
Sentimiento de vómito ineluctable
No hay absolución para las camas huérfanas
Y en el danzar no hay peligro si la intención no es libidinosa
Muy andadas y de pata ancha
Electricidad de la simpatía
No han pegado golpes en el pericardio del corazón
Habrían quedado en su gloriosa farsa
Sin un cretino no las hubiera metido al ajo
Toparon con hueso como dijo el Piporro
Un putacazo para azonzarlas
Un putacazo para tumbarlas
Y otro para terminar de cincharlas
Se revolcaban como un demonio mojado con agua bendita
Se les da la versiada como cualquier sarna que rascar
Como si se tratara de cualquier fritanga de mercadería
Sopa boba de los talleres literarios
Llevan tiempo reptando en la alta suciedad de la poesía •

Estulta propaganda mezquina y estrecha


La crítica de hoy rebaja o adula, pero esa actitud sicológica bien sabemos que es insuficiente para constituir una verdadera crítica; su significado es parcial y no contribuye a crear una auténtica crítica. Ahora, agréguese el diletantismo, las descocadas afirmaciones arbitrarias, la turbación de la conciencia provocada por los problemas existenciales, la errónea o desviada percepción de la realidad que se tenga, las fulgurantes crisis morales, la limitada capacidad de discernimiento, etcétera. Sumando todo este bagaje ¿qué es lo que se obtiene? Un mazacote de palabras que no rebasa el nivel de una estulta propaganda, mezquina y estrecha. El máster Gramsci decía que la cualidad más delicada, incomprendida y, sin embargo, esencial del critico de las ideas y del analista de desarrollo histórico consiste en saber encontrar la verdadera identidad bajo la diferenciación y la contradicción aparentes, y en encontrar la diversidad sustantiva bajo la identidad aparente [Cultura y literatura, p. 99].

Proferir burla y escarnio


¿Se puede hablar de crítica cuando lo que se hace es proferir burla y escarnio? Han existido personajes que equivocadamente manejaron esas fórmulas llanas, pero al hacerlo contaban con la suficiente autoridad para lanzarse como hienas hambrientas sobre sus víctimas; caso singular fue León Tolstoi, quien dijo que la obra de Shakespeare era una mierda y su autor un pinchi plagiador. El tiempo le dio la razón al creador de Otelo. ¿Porqué Tolstoi al criticar a Shakespeare lo embadurna de giña? Porque Shakespeare no fue moralmente superior a la época que vivía. Porque en la obra del escritor inglés no encontramos una sola palabra que muestre simpatía por el pueblo. Shakespeare se colocó al lado de la clase alta; sus dramas son esencialmente aristocráticos. «Cuando introduce en escena a burgueses y hombres de pueblo —dice Gramsci— los presenta casi siempre en forma despreciable o repugnante, los convierte en tema de burla». La opinión de Tolstoi a este respecto ¿estaba correcta o el ruco la cagó? Como dirían los chilangos: sí y no. La crítica de Tolstoi no fue elaborada desde una perspectiva estética, o sea literaria, sino desde una vertiente moral. El autor de La guerra y la paz criticó al Shakespeare pensador y no al Shakespeare literato.

Balizajes estrepitosos


Una «crítica» ejercitada con balizajes estrepitosos es la que yo me impongo; una critica rompedora de madres. Se trata de combatir el carácter trascendentalista y epifenoménico del discurso mamón y pendejo que abunda; despojar de su abstracción esa retórica hueca, frívola y mezquina que repiten los promotores y los agentes publicistas del establecimiento cultural oficial y empresarial y ofrecen como panacea absoluta de la engañosa libertad de expresión; hipérbole de la humillación y la segregación cultural. Palabrería encubierta como un mojigato remedo de la tradición estética y artimaña del superego despiadado y del conformismo social disfrazado de erudición postiza. Por otra parte, hay que evitar los trucos del amiguismo y las estrategias de socialización. Aunque esto, a mí ni me va ni me viene.

En el más ruin discurso escolástico.


La coerción, la mediatización y la imposición de valores inicia en los niveles superestructura les de la cultura. Los proyectos culturales adquieren connotaciones políticas casi imperceptibles que refuerzan los bastiones del poder. Si la cultura se ha de entender como sociedad (capitalista) de relaciones pervertidas y sublimadas, entonces los intelectuales, desde el punto de vista ideológico, son coincidentes con los intereses de las clases dominantes. A un manojo de mitos que son una serie de contradicciones le intenta dar el nombre de uniformidad cultural. El punto de arranque para toda consideración histórica-cultural sigue siendo la mistificación y la falsedad, degradación de las cualidades creativas del arte en el más ruin discurso escolástico.

Borrando las fronteras entre el uno y el otro


¿Qué pasa con los políticos? Pues ahora son mercaderes, y éstos, políticos. Qué tiempos los de antaño. Ahora los que mandan no se saben comportar decentemente, ni siquiera al hablar o escribir. Pero su discurso funciona bien, copta a millones de despistados y los envuelve en su telaraña mediática. Su ideología opera fusionando el binomio aliado-vasallo, borrando las fronteras entre el uno y el otro con un engañoso diálogo que permite mantener bajo dominio a la borregada, al rebaño silencioso solamente sigue las instrucciones. Esos huérfanos de conocimiento, a quienes no les queda más recurso que abrazar el orden establecido y seguir las encomiendas que les dicta la máquina mediatizadora.

Contrabandeando los simulacros de capilla


Los culturosos ya no sirven a la cultura, sino que se sirven de ella. Subsiste en el fondo una sociología de difusión del engaño, un rótulo anfibológico con el que se pretende seguir contrabandeando los simulacros de capilla y cofradía en un pueblo de ignorantes y desposeídos, una simulada idealización del problema cultural en manos de ilusos que, vanamente, creen que pueden hacer lo que los políticos no hacen. El quehacer intelectual ya no tiene sentido ni ubicación precisa, se ha descongestionado. Y el cambio de intención que antes era un fin, hoy es un medio. Y la vida culturosa es un banquete o una inanición. Y más ahora que hay portentosa hambruna de artistas, intelectuales y promotores independientes.

Adaptación social y el proceso de aculturamiento


No es un ninguna exageración, los bienes inmateriales que se producen con acelerada velocidad en la sociedad post-industrial deben ser fiscalizados para asegurar la adaptación social y el proceso de aculturamiento, donde un criminal de guerra, gracias a la manipulación ideológica, se transforma de la noche a la mañana en un ídolo de las masas; donde una pandilla de corruptos brilla como representante de la democracia y portavoz de las buenas costumbres y los valores morales. Los medios son fuente de purificación y metamorfosis de intereses mezquinos y pregonan falsamente ideales de justicia social ahuecada. La inmaculación la determina la publicidad, acepción grotesca de la posmodernidad. Hoy puedo ser empleado de banco y mañana un gran artista. Dos realidades perfectamente combinadas y casi imposibles de distinguirse: el mundo fenomenológico y la realidad virtual, el mundo de los sentidos y la ilusión cibernética carecen de líneas divisorias. Una existencia asimétrica, la alegría y la tristeza metidas en un solo paquete para que nadie sienta la diferencia y confunda el placer mundano con la felicidad. El verbomotor del discurso y la representación de la imagen suelen ser rápidas, fugaces. La tragedia de hoy mañana se olvida. la información llega fragmentada, en pedazos, para impedir la anagnorisis (transformación de la ignorancia en conocimiento). La velocidad y fragmentación del discurso tienen su razón de ser: creer que se emprende una carrera en búsqueda de la verdad, cuando la única meta es llegar a concebir la mentira como si fuera la verdad misma.

7 de abril de 2011

"ESTA RUCA HIZO TODO ESTE PANCHO NOMÁS PA QUE ME LA FLETARA" / Un cuento medio colorao


Un día de no-me-acuerdo-qué-año llegué a una escuela preparatoria –en Tiyei- a pedir trabajo de tícher. La escul todavía opera con la razón social –o giro comercial- de Instituto Educativo del Sagrado Corazón de Jesús. Ahí me topé con la profa Raquel, directora académica y licenciada en derecho. Una ñorsa que frisaba los cincuenta y tantos años de edad (casi pegándole a los sesenta, aunque bien conservada; lo digo porque la ruca tenía las nalgas bien paradas; aguantaba dos que tres cholasos); guapa, alta, esbelta, cabello corto y teñido de rubio escarlata, con lentes a la John Lennon y con la piel a punto de convertirse en hotel de arrugas.

Previo el protocolo de rigor, necesitado de chamba, le mostré mi currículum; la ruca lo leyó, mientras yo estudiaba la geografía de su cuerpo (eso es de rigor en un macho; te voy meter la verga, mamacita, pensaba yo). Enterada de mis antecedentes académicos, me citó para que me presentara la semana siguiente. Y el día que la vi nuevamente, ultimamos detalles acerca de la asignatura que iba a impartir y sobre el número de de clases. Luego conversamos sobre asuntos referentes a la vida personal tanto del uno como del otro. La maestra era un ser bípedo a quien le sobraban las desdichas. Confundía los dictados de la Providencia con los caprichos del azar. A veces se confundía y no sabía quién era ella; la fatalidad le daba mil nombres. Era perversa e ingenua. No había forma de definirla porque la virtud que mide la moral estaba sucia


[No hay vicio u orfandad que no hayan nacido del bien. Cualquiera que sea la virtud todo acaba en una estúpida frivolidad, en una conducta desenfrenada].


Me contó, entre otras cosas, que estaba a punto de divorciarse porque su marido le era infiel. Lo único que yo pude agregar era que lo sentía y que era una lastima que su esposo no valorara la calidad su cónyuge.


[Decíamos lo contrario: la hiperactividad es la matrona de todos los vicios. El mal y el bien son, al fin de cuentas, incentivos morales de igual proporcion].



Una tarde la profa Raquel llegó muy alterada a la escuela y por más que trataba de disimular el problema que traía, su semblante la delataba. Le pregunté si en algo podía yo ayudarle y me contestó, agradecidamente, que una vez que terminara de dar mis clases la esperara para conversar. Intuí que se trataba del algún problema de índole familiar. Y así fue, pasadas la nueve de la noche la profa Raquel nuevamente me agradeció que la hubiese esperado para platicar. Salimos de la institución y nos dirigimos a una café internet ubicado cerca de la escuela. Después de aludir una serie de pormenores a cerca de mi existencia, verbigracia: que yo le había caído bien; que había despertado confianza en ella; que le recordaba a un novio que había tenido en la preparatoria, etcétera, etcétera. Por mi condición de viejo lobo, tinto viejo en el oficio, de volada deduje que las intenciones de la profa rebasaban los lineamientos de una simple charla o peticion de consejos.

Dado que la ruca era beata de hueso colorado, ya entrados en gürigüiri y el chacoteo y medio le recité de memoria pasajes de la Biblia (específicamente lo relativo al libro de Job), que había macheteado en mis tiempos de monaguillo. La maestra quedó encantada con los churros místicos que yo le aventaba. Después de que terminamos de parlar, y dado que yo no traía carro, la señora se ofreció a darme un raite a mi cantona. Por supuesto que acepté, no sin antes rechazar tal propuesta jugándola al cochi con maldiojo, y desde luego dándole gracias por tal cometido, después de hacerme el interesante. Abordamos su vehículo y durante el trayecto me pidió, de favor, que si podía acompañarla al departamento que habitaba para recoger ciertas cosas –ropa y libros-, ya que después de la conversación que tuvimos había tomado la decisión de mudarse de dicho lugar para irse, por un tiempo, con su madre mientras conseguía un sitio donde residir. Obviamente acepté a ayudarle y nos dirigimos al citado departamento. Cuando llegamos al lugar la profa se puso muy nostálgica debido a que empezó a hacer remembranza de los años felices que vivió durante su matrimonio; veía las fotografías de su boda y le brotaban las lágrimas. Yo me sentía consternado ante tal situación y lo único que le decía era que se tranquilizara y que ya no llorara. La abracé tratando de consolarla para darle ánimo. Me dijo que se sentía muy sola porque su esposo la había abandonado haciéndola menos –y cambiándola- por una jovencita de veintitantos años.

Después me enteré que la amantona del marido de la profa era nada más y nada menos que la secretaria del ruco. Entre moqueo y moqueo, la profa, de forma reiterada, me decía que sufría mucho, mientras yo la consolaba con abrazos y arrullos. De pronto, la profa acercó su rostro al mío, parecía que sus labios buscaban mis labios. Yo me desconcerté (momentáneamente), y pensé: "esta ruca hizo todo este pancho nomás pa que me la fletara" (anda urgida por un paliacate, sincho). Y en efecto, así fue. Después que nos besamos y nos manoseamos recíprocamente, procedimos a desnudarnos. Una vez que yo me quité la camisa comenzó a besarme el pecho; me desabrochó el zíper del pantalón y agarró mi pene fuertemente; lo apretujaba y lo meneaba, y una vez erecto, comenzó a lamerlo. Estrepitosamente me chupaba la verga, desde la glande hasta debajo de los huevos. Mientras daba lengüetazo tras lengüetazo, yo me deleitaba gozaba, mandando a chingar a sus madres a todos los filósofos y teólogos como Platón, Orígenes, San Agustín y santo Tomás y sólo alcanzaban a pensar: "qué puta es la maestra"

REFLEXIONES DE UN ALBAÑIL MARIGUANO.


No hay que paniquearse con chuchadas. Restándole el fatalismo providencial y sin apechugar la tesis de darvinismo social que estila, podemos parafrasear aquella sentencia de Mariano José de Larra cuando afirmaba que Dios, el Chamuco, o lo que usted quiera, determinó la mortificación de un bicho en la naturaleza de otro bicho: «como crió el sacre para daño de la paloma, la araña para tormento de la mosca, la mosca para el caballo, la mujer para el hombre, y el escribano para todo el mundo, así crió en sus altos juicios a la trapera para el perro, especies que se aborrecen, se ladran, se enganchan y se venden».
Efectivamente, hasta el más ortodoxo seminarista está tentado a convertirse en un chulo padroteador de suripantas.

Atrae más un monte púbico que una filosofía


¡Qué poderoso es el dios-pene! Dos personas apenas se conocen y al cabo de un rato terminan «ensartadas de la vida». La calentura concupiscente no tiene patria ni límites morales. Siempre sucede así, la carne domina. El amor es instintivo, bestial, cuestión de lubricantes. El sexo empieza por la boca, por eso saludamos de a besito. Las personas cuando se conocen apenas se hablan, son perezosas en el parlar. Las atrae más un monte púbico que una filosofía.

El único patrimonio que tengo son tus nalgas


¡Puta madre! Mi signo del zodiaco es un feto ya podrido. No hay cosa más mala que un escupitajo de Dios. No sé cómo deshacerme de mis sueños; hace días que los escondo bajo la almohada y me persiguen. Me gusta caminar por tus caderas; bailar sobre tu enorme trasero. Me gustan más tus tetas que tu espíritu. El único patrimonio que tengo son tus nalgas. Cuando no estés contenta pellízcate los pezones. Yo te besaré las ingles; lo demás es cuestión de hormonas y semen. Muérdeme el cuello y quítame la tanga. Siento que ardo. Tu clítoris es una flor que mata mi tristeza.

—Entonces, ¿qué chingados quieres, baboso?
—Yo nada, beibi... (tengo que aprovechar la oportunidad, pensó el lujurioso).

19 de marzo de 2011

Empequeñecidos animales que buscan algo nuevo que adorar


Más que «artistas, intelectuales, promotores de la cultura, profesionistas y personas interesadas en el devenir de las instituciones de cultura y en las políticas culturales», los susodichos dicentes parecen ingenuas máquinas que balbucean absurdos caprichos infantiles; empequeñecidos animales que buscan algo nuevo que adorar, con que contentarse y calmar sus necesidades; oligofrénicos que se arrodillan ante la publicidad y el protagonismo, pidiendo que les suministren sus terroncitos de azúcar, que les meneen el rabo y les toquen campanitas.

—Bola de mantenidos.

No anda errado Julio el Sueco cuando dice que la cultura tijuanense es patrimonio de «una mafia, de una élite que no deja que otras personas ajenas al círculo de dinero que presume cierta clase social de Tijuana entre nada más porque sí. Todos se conocen y todos se pasan el tip en dónde está la beca y así, un largo sinfín de ayudas monetarias para los mal llamados artistas cuya visión de Tijuana gira en torno a trilladas y regurgitadas expresiones que las quieren vender cual figura de yeso de piolín o bugs bunny en los múltiples puestos de artesanías que la ciudad presume».

9 de marzo de 2011

Quesque el Jorge Ortega ya es doctor


Contrariando las coordenadas, ¿qué provecho habrá de obtener de don Jorge Ortega el pueblo contribuyente y a cuyas expensas fue becado? ¿Pagará con el almodrote infumable de 927 páginas?, ¿o con trabajo en favor de la comunidad en un país con poca tradición democrática y escaso desarrollo cultural? Mediante la ayuda prespuestívora, la autopromoción mediática y las componendas de la jerarquía se adquieren los nuevos títulos nobiliarios y se construyen los privilegios, recibiendo los trozos de la plusvalía que los capitalistas extraen de la estratos pobres en el proceso productivo, sin tiempo para ilustrarse o beneficiarse de los productos de la alta cultura. El populacho, la canalla, la jaquería, muy lejos está de ser retribuida por el doctorcito Ortega, pues el bato, no tiene más providencia que prestar servicio en la alcurnia burocrática de academia o servir en calidad de cortesano estatal. No hay oportunidades de empleo (o escasean), el ingreso de la mayoría es paupérrimo, los estándares de vida son deplorables, los servicios públicos son magros, uno de cada tres habitantes urbanos no cuenta con recursos o ingresos para satisfacer las necesidades más elementales, mientras el crimen, la impunidad, la corrupción y la ineficiencia laceran todo el entramado social. Pero qué importa que se sigan engendrando infamias, Jorge Ortega ya es doctor y, a costa de los contribuyentes mexicanos, seguirá mamando la chichi del «Sistema Nacional de Creadores de Arte» (SNCA), conciente de su posición social y condición lacayuna en el medio cortesano, de sangre y abolengo.

figuras relumbronas del submundo culturero


A poco de ventear por el submundo de la cultura, surge con claridad la existencia de las entidades literarias y poéticas que lo constituyen, pero que sin embargo participan en los asuntos del arte de modo muy diferente a lo que podría ser una actividad estética. Y aunque tales personeros están inexorablemente incluidos como enunciadores y trasmisores de tales manifestaciones, cabe afirmar que se encuentran apartados de los axiomas fundamentales de la creación; pues la idea o eje que los mueve suele ser una pretensión de éxito; la esencia real de los «logros» encuentra la justificación en estímulos de codicia y prioridades que son compatibles con las artimañas políticas y la sicología tradicional que da abolengo y prestigio hasta en el lúgubre fango. Y los perfilamientos que matizan promueven mediáticamente a estas figuras relumbronas del submundo culturero son más de las veces perogrulladas o sutilezas de circunstancias triviales. En la unción de la ignorancia y las cursilerías emotivas, librar una lucha en vano contra la estupidez y fustigar contra los cacareos engreídos es lo que a mí me toca. Ni pedo. Ya lo decía el máster Rubén Vizcaíno, «alguien tiene que recoger la basura del callejón; y ese jale te tocó a ti, men». Y con la cero tolerancia de la crítica que los pone en jaque, pues a uno lo miran como si apestara a mierda.

Promoción cimentada en líneas de obstrucción


Promotoría cultural o nomenclatura vomitada por merolicos de ocurrencias disparatadas para designar de alguna manera una labor baladí. Se construye una «casuística» de falacias que conviene a la incapacidad y a la insuficiencia, ya sea en el talento artístico o en las instancias del sistema cultural unitario. O sea, cultura significa en este caso relativismo, oportunismo moral e ideológico; forma banal de subjetivarse a través de sofismas y supercherías escolásticas. Y la postura de promotor o promotora cultural se ha venido embrollando con las mismas fórmulas que aplican los aparatos oficiales de la política cultural, orientadas a impedir que la clase dominada pueda allegarse de los beneficios —tanto materiales como espirituales— de las expresiones del arte y la cultura. Promoción cimentada en líneas de obstrucción, y cultura como forma diletante de apasionamiento por las artes. Promotores y promotoras culturales que tienen un campo de proyección estrictamente localista, excluyente y clasemediero; difusores y difusoras que actúan por conveniencia o por emoción, tratando de llenar el vacío con la deformación arbitraria de la noción de cultura, restringiéndola a una expresión artística de casta, de camarillas y cenáculos herméticos.

burocracia cultural o provisión de turismo culturero


No voy a negar que existan en estos lares auténticos promotores culturales, pero la justificación ha de buscarse en el plano empírico y no en la simple vertiente nominal, porque en esta última el calificativo no representa valor alguno. La palabra cultura figura entre aquellas más utilizadas y de las cuales más se ha venido abusando; y el mero hecho de promoverla supone a la vez una forma de propaganda ideológica con auxilio de las tensiones emocionales que proporcionan las bellas artes y el refinamiento estético. Igual que los apologetas que ya no reconocen a su sociedad como capitalista, paralelamente así está la cuestión de la promotoría cultural. No se le pueden ya reconocer sus propiedades ni expresar en su favor una actitud positiva. ¿Por qué? Por los efectos ilusorios que hay detrás de su estructura semántica, además de las divergencias de opinión que se adoptan en cuanto a su función significativa in abstracto. De ahí que al sintagma nominal promotor cultural sea nada más una definición “persuasiva”, motivada más por la metafísica que por el intelecto. Y es que fuera de la concreción ya dada, la definición parece no tener fin y su extensión se utiliza infundadamente, al grado hasta de confundirse con burocracia cultural, provisión de turismo culturero, suministro de clientela a determinados espectáculos, democracia cultural sin pueblo, etcétera.

Tijuana es el culo de San Diego

Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta ...