Atrae más un monte púbico que una filosofía

¡Qué poderoso es el dios-pene! Dos personas apenas se conocen y al cabo de un rato terminan «ensartadas de la vida». La calentura concupiscente no tiene patria ni límites morales. Siempre sucede así, la carne domina. El amor es instintivo, bestial, cuestión de lubricantes. El sexo empieza por la boca, por eso saludamos de a besito. Las personas cuando se conocen apenas se hablan, son perezosas en el parlar. Las atrae más un monte púbico que una filosofía.