27 de diciembre de 2009

PORQUÉ EL FAMOSO ROLLO CHINO DE CORTÁZAR ACABÓ EN PAPEL DE ESCUSADO


PORQUÉ EL FAMOSO ROLLO CHINO DE CORTÁZAR ACABÓ EN PAPEL DE ESCUSADO

El textualismo, más que una estilizacion de la preceptiva estetica es una estrategia es discursiva, es decir, política, y en cuya esencia está la fraseología que denunciaba Kart Krauss como continuo traqueteo de la lengua:

«la cosa ha sido podrida por la fraseología. La época hiede ya a “frase”».

«La fraseología —escribe Ernest Fischer— hace desaparecer la diferencia entre un idiota general, un libertino capitán de caballería y un soldado moribundo, haciendo de todos ellos héroes».

—En la literatura sirve muy bien para justificar la grafomanía mediocre e inflar los talentos de menguada calidad.

El sistema de la gran retórica para la funcionalidad social, para la sustancia sin verdad, para la multiplicación de equívocos. En el trasfondo son imposturas, falseamientos y ocultamientos de la materia hablada que ya ha perdido sentido. «En situaciones de crisis históricas parece que domina la tendencia a retener mediante un lenguaje cifrado o bien mediante fórmulas tradicionales a un mundo que va de camino hacia lo desconocido.Surgiendo, de este modo, por una parte, un dogmatismo que se aferra a fórmulas tradicionales, y que prefiere liquidar a la realidad antes que al edificio doctrinario; por otra parte, un ser hermafrodita, a base de positivismo y misticismo, un hacer valer sólo a lo inmediatamente percibido, un reconocer, como si fuera la única realidad, a lo cifrado, al símbolo, a la imagen ambigua. Este hablar en ciframiento es algo característico para muchos escritores de entre los escritores de más talento en el mundo capitalista; esto permite permanecer en la indeterminación e irresolución, y significa correr un velo de enigmas a lo banal; un estado de suspensión en el espacio, en lugar de tener un punto de vista , como expresión de una decepción general , de una desesperación común, como rechazo conciente de todo lo que recuerde lo más mínimo a una forma de agitación que todo lo simplifica» [Ernest Fischer, Literatura y crisis, pagina, 166].

Tal parece que delinear con precisión teórica es algo prohibitivo, anteponiendo la sacralización de lo no-inteligible y la refundición de la incoherencia en el ejercicio verbal. La parte más vital proceso de entendimiento lingüístico ha sido absorbida por las nuevas dicotomías «antiliterarias» que, desde principios del siglo XX, se iniciaron con el dogma del «caos».

La negación de la afirmación de las primeras vanguardias —que representaban una protesta liberadora en sus inicios, y que acabaron como viejas chancludas reaccionarios— acabó en aquello de detestaba, en falsa realidad.

—El famoso «rollo chino» de Julio Cortazar terminó convertido en un papel de escusado.

El despiadado escrutinio crítico se convirtió en su reverso mismo, en un ilusionismo retórico y de pantalla. Nació entonces la suprarrealidad emotiva en y el callejón invisible de las antinomias quedaron atrapados en sus propias contradicciones los viejos renegados de los movimientos (políticos, sociales y culturales) y corrientes de avanzada estética.
La primera línea de demarcación la trazó Nietzsche cuando mandó al basurero tecnológico el expediente completo del «caso Sócrates». Secundaron a la revalorización nietzscheana de los instintos irracionales los primeros vanguardistas europeos (dadaístas, surrealistas, y futuristas italianos), descoyuntando los rígidos valores y preceptos de la vieja guardia (ideológica); luego, después de una lentísima caída de transición entre guerras y posguerras, vinieron los alquimistas de la «deconstrucción posmoderna», abriéndole camino a la superstición y a la ignorancia.
Se desfondaron los signos de la creación en una horrenda catástrofe que parecida a una monumental carpa de circo, más risible y repugnante que el teatro de la metafísica antigua que imperaba como organización lingüística y reproductora de ideas o concepciones del mundo. Las acciones humanas en que circundaban la anarquía y su caos condescendieron en simpatías y filiaciones ante los convencionalismos burgueses, confundiendo a los difuntos con los vivientes.
Después de Becket y los existencialistas ateos el golpe ya estaba dado, luego vino la castración con los luditas seguidores de Lacan, Barthes, y Foucault, quedando el artista reducido en un pobre eunuco, el filósofo en un charlatán teledirigido, el pintor en un acartonado diseñador de objetos basurientos y el poeta en un maniquí del soliloquio que ya no tiene literatura.
En el rumbo que se sigue no hay nitidez y se engrupa cualquier la mierda como obra de arte. La presunta revolución antiliteraria, ayer impetuosa de fuerza trasmutadora, hoy es una garnacha de esnobistas y de un oscurantismo delirante.
Si el lenguaje interactivo proporciona el contacto con la literatura, en un caso especifico, la nomenclatura que lo conforma y de acuerdo con cada corte histórico, se relabora y se trasmuta en para dar vida a nuevos contenidos semánticos. Para establecer la comunión lingüística se requiere de un código precedente que sirva de enlace retórico multifuncional que acerque al conocimiento, que revele la verdad, que confronte el pasado con el presente, que sugiera, convenza, informe, narre, poetice y que se anticipe a los hechos.

—Arquetipo de la palabra que nos induce a escribir como necesidad.

Pero, como dice un poeta salvadoreño, hay lenguaje de la vida y lenguaje metafísico. De un tiempo no muy corta hacia estos días, el isomorfismo, la confusión y la redundancia se han aquilato como forma esnobista de retórica, y las categorías lógicas del pensamiento se diseminan abstracciones que simbolizan contrariamente a los objetos concretos que les dieron origen.
La razón de este lenguaje absurdo, contradictorio y pretendidamente científico se ha inventado para justificar determinadas acciones e intereses; por eso la ciencia, dice Ernesto Sabato, ha encontrado su lenguaje propio; «totalmente inventado para sus necesidades: una tranquila multitud de símbolos desposeídos de cualquier otro significado que el convenido para sus creadores».
Muy alejado del lenguaje del hombre del montón es el nuevo acervo lingüístico que se rige por las pautas de la mercadotecnia, unidad de elementos expresivos que no rebasan el nivel de una sicología petrificada que presume de lenguaje cosmopolita, muy útil para mantener en vigencia a sofismas decrépitos.
En esta jerga la interpretación y el significado ciertos términos no se resuelven con el valor literal que ofrece la etimología o la semántica, y, por tanto, su análisis no puede reducirse a esas disciplinas, ya que el lenguaje empleado en el proceso de homogeneización cultural, como lenguaje tecnocrático y globalizador, es el lenguaje de las mercancías y expresión de un momento histórico que al difundirse --distribuirse-- se reproduce como un "imaginario colectivo"; como ilusión que amputa la realidad y domestica la conciencia del receptor (fijémonos en la reducción: hombre-ciudadano-contribuyente-cliente-usuario-consumidor).
Los conceptos de la publicidad seudocultural responden a un interés de clase, dominante, cabe afirmar. Separarlos de la relación que guardan con la ideología tecnocrática sería caer en un monismo reduccionista, de la misma manera en que se incurre cuando se estudia la sociedad reduciéndose a la concepción "economicista", o sea con un determinismo del "libre juego de las fuerzas económicas".
En este caso el problema reside en la identificación fundamental de lo debe ser el concepto (por ejemplo: el amor) y el hecho pertinente (por ejemplo: la mercancía). Creer que el concepto amor y la belleza son hechos históricamente determinados y que la economía es la naturaleza se comete una barbaridad. [Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo IV].
Ninguna acción social e histórica puede operar en el vacío ideológico; el lenguaje, sistema de representación de signos y expresión del pensamiento es un determinante que hace posible la construcción y reproducción de la ideología.
Todo lenguaje —señala Alfonso Reyes— lleva implícita una interpretación del mundo. Todo saber se encuentra cimentado sobre el lenguaje. La expresión verbal no sólo contiene una significación o fija una representación; la fuerza de las palabras activa la voluntad, violenta el orden, subvierte, mueve la materia, produce reacciones, a veces inesperadas.
Ahora veamos la terminología que los ángeles digitales envían desde el ciberespacio, aderezados con dos tres voquibles en respectiva versión pochoñola: "firewall" (cortafuego), "pyme", "hash" (algoritmos de resumen), "PIN" (clave de identificación), "chat" (conversación), "navigator" (usuario), "hosting" (alojamiento), etc.

—Burocracia tecnocrática que administra su lenguaje vertical y lo convierte en una mercancía-sueño.

Estos quistes semánticos portan una carga ideológica, llevan implícita una interpretación del mundo, una identificación nominal que se separa la materialidad de los objetos o artículos que las corporaciones dirigen a sus posibles compradores, siempre y cuando se trate de clientes de la clase media o de su mismo estrato, porque la gente humilde, polo opuesto en la relación dominante del vertical proceso tecnocrático, no podrá adquirir dichos productos porque, en primer lugar, no están destinados a su clase social.

—Fueron hechos para el uso y disfrute de la pequeñaburguesía o para la burguesía.

Un sujeto, sin otro patrimonio que la pobreza heredada por generaciones y que apenas sobrevive con frijoles, únicamente en sueños podrá adquirirlos. Y al enfrentarse a esa realidad inalcanzable, no tendrá otra opción que apresar la quimera que le ofrecen: una realidad virtual, conceptual y de naturaleza puramente abstracta que representa sólo fetiches, toda vez que el sujeto expoliado (léase oprimido, jodido, prángana, piojo, etc) conoce el objeto pero no puede acceder a él porque es un ente pasivo, apartado, alienado, cuya aprehensión de la cosa únicamente logra mediante una ilusión.

Los productos que la mercadotecnia ofrece son símbolos refractarios de la ideología burguesa, mitificados y armados en abstracto mediante una dialéctica perversa.

—Estos son los síntomas de la alienación neoliberal, la globalización que nos espera con los brazos abiertos.

En los «Cuadernos de la cárcel» señaló Gramsci esta tendencia de volver 'subjetivo' lo que es dado como 'objetivo'. En los parámetros de la información de la cultura de masas subyace la teoría de los condicionamientos ideológicos; se trata de ritual autoritario que ha cerrado todos los canales de comunicación decente porque su mensaje es unilateral, y su discurso, pura saliva.
La aserción de este fenómeno lo explica Mattelart: «A cada crisis del capitalismo, los poderes han pedido a la técnica un suplemento para el alma. El campo del saber y de la comunicación tecnológica es hoy el campo donde el poder trata de reforzar su aparato de hegemonía».

4 de diciembre de 2009

EL FEMINISMO Y SU BAUTISMO DE FUEGO



EL FEMINISMO Y SU BAUTISMO DE FUEGO

Las mujeres no decidieron ser feministas. Su presunta liberación no es más que una concesión burguesa otorgada por el orden establecido. Y precisamente por el orden político militar fueron desarraigadas de su lugar y lanzadas al mercado debido a la depauperización.
A principios de los años cuarenta esta procreadora de la vida fue reclutada como obrera en las fábricas de artefactos de guerra de los Estados Unidos. No habiendo machines que maquilaran los artículos de la milicia, la mujer suplió al hombre que se encontraba en el frente.

—Ése fue su bautismo de fuego; la muerte misma de la femineidad.

Y los derechos que la mujer adquirió se fundamentan en la determinación de agresión imperialista. El estado la chantajeó para que rompiera con el contrato social del matrimonio, y ella, creyendo en una supuesta liberación, salió de su nicho ancestral.
En Alemania, milicias de mujeres llamadas las rexisas colaboraron con los nazis durante la ocupación de Bélgica. En su necesidad geopolítica de la expansión, el estado como un organismo vivo debía crecer y la mujer, renunciando al cuidado de sus hijos, coadyuvó a redimensionar sus tentáculos; es decir, a preservarlo y protegerlo. Ese fue el fundamento del pangermanismo de Kjellén, teórico precursor del nacionalsocialismo.

—Gracias al poder militar las mujeres se libraron del reducto esclavizante del hogar.

He ahí el desplazamiento del instinto maternal: la mujer ya no carga un bebe sino una arma. Por su esfuerzo y sacrificio fue recompensada con los valores viriles, al mismo tiempo que recibía la androginia del ejército. Ahora ya no quiere regresar al lugar donde era una perdedora, un ser hacinado y pasivo a disposición del macho.

—Por eso la femineidad nació muerta.

Ahora, sino hay guerra ella será utilizada de otra manera, por decirlo, en los avatares de la moda, en los anuncios comerciales como gancho sicológico o carnada sexual para jalar con lascivia a los potenciales clientes. Entonces modela en los aparadores, sino es desde afuera, será adentro, bobeando en el shopping. Ahora el poder despiadado del consumismo es quien la denigra; le arranca el vestido y en calzones y la coloca sobre el cofre de un carro para que anuncie la venta de esos artefactos. Se sube a la tarima y baila, poseída por un vértigo de lujuria artificial; y cuando termina la pieza recoge del piso los billetes que le lanzaron los borrachos.

—Qué importa dónde pueda estar; en la empresa, en la escuela, en un laboratorio, en un bar, en una sala de masajes. Es un ser colectivo que debe ir hacia adelante en espiral, hacia el progreso.

El momento histórico que la creo y la justificó, dotándola de derechos y poder, hay que nulificarlo, borrarlo de la memoria. Cuando la nueva economía en que hoy vive —y para la que vive— se depaupere, surgirán otras expectativas y nuevas orientaciones comerciales fijarán el rumbo que tendrá que seguir. Es decir, otros rumbos de consumo, otra ideología que garantice su seguridad femenina.

—A estas alturas, confunde su liberación con la competencia económica. Ése ha sido el signo del feminismo moderno y ahora continúa en la postmodernidad.

El feminismo, como categoría sociológica, es más falso que la sonrisa de un charlatán en plena faena engatusadora. Tocante a que las mujeres no decidieron ser feministas, dice Javier Sicilia, en un articulejo que publicó la revista «Proceso» (edición 1364 del 22 de diciembre de 2002), que «la explotación de la mujer (sea en el mundo indígena o en el mundo posmoderno) se debe a que cuando la economía, como lo ha demostrado muy bien su tocayo Karl Polany en La gran transformación, se desincrustó del orden social en donde convivía complementariamente con otros valores (religiosos, sociales, alimentarios, políticos, etcétera) y se convirtió en el valor supremo, del cual nuestras sociedades modernas son su rostro más acabado, todo, incluso el Estado, se supeditó a ella. Así, quien tiene el poder económico en la familia (semejante a los que tienen el control del poder económico en las sociedades globalizadas o no globalizadas) se convierte en denominador. 'Quien paga manda', dice un espantoso adagio moderno».

—Ergo, el feminismo inconscientemente reproduce el deseo masculino de dominio.

MOJIGATERÍAS «OPENMAIND»



MOJIGATERÍAS «OPENMAIND»

Hay gente mojigata que presume de muy "open mind", pero lo cierto es que nada tiene de liberal. Muchas veces detrás de una fémina que muy mofletuda se las madrea de progresista, manumitida y desoprimida de moralinas, se esconde una rapavelas de tres barandas, traumada hasta el tuétano por los convencionalismos absurdos que se carga.

—Cuántas manolas no hay con doble máscara porque se avergüenzan de pertenecer a los cucufatos.

Cuando se descubre el prejuicio ultraconservador en las palabras no hay manera de tapar el dedo con el sol (como diría el Roberto Putacazo). Y por más que zangoloteen las cucarachas peludas para anunciar que se es de mente abierta, de avanzada, en el discurso brota la rancia gazmoñería que controla.
Un ejemplo de esta doblez lo denota la plastiquera actricilla Ana de la Reguera (que pese a todo, la ruca tiene un culito muy aceptable, dicho sea de paso); y es que la mina susodicha omite llamar a las cosas por su nombre, mientras se ostenta de "muy alivianada".
Ella dice "intimidad" para no mencionar lo que la perrada conoce como culiadera, cogedera, cochadera, parchadera, acueste, revolcón, matar la rata, playar, enfierrar, echar pata, ponerle, fletar, etcé.

—Sino quería quemarse de raspa, mejor hubiera dicho acto sexual, y san camaleón.

Para no hacer muy largo el cuento, el caso es que una gacetillera de la farándula le preguntó a la ruca si es picarona y le gusta hablar en doble sentido. Y la jaina manifestó:

"La verdad es que soy media pelada, en la intimidad [quiso decir a la hora de estar cogiendo, o ¿me equivoco?] y con gente de mucha confianza. Sí soy calientona" [o sea que le encanta la fanta; y suelta prenda, mas no con cualquiera].

—¡Bendito sea Dios!

28 de noviembre de 2009

HAY QUE CALENTAR LA HORNILLA ANTES DE HACERLA ESTALLAR



El capital —dice el viejo Marx— es la potencia económica de la sociedad burguesa que lo domina todo. Opresión y explotación, superabundancia y pauperismo; y las clases, estamentos y grupos, corrompidos moral y socialmente. Concretamente, «el capitalismo —dice Rubén Zardoya Loureda— sigue siendo el régimen de la esclavitud asalariada y de la marginación social, de la sumisión de la sociedad y los individuos a las leyes de la producción de plusvalía; sigue siendo la forma de organización de las relaciones entre los hombres que se construye sobre la contradicción flagrante entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación; el espacio de la concentración y centralización progresiva de la riqueza, la propiedad y el poder[...], de la conversión de los productos de la actividad en fuerzas hostiles e incontrolables que oprimen a sus propios productores» [Gramsci y el capitalismo contemporáneo].
La «tranquilidad interna», o sea, «el grado y la intensidad de la función hegemónica de la clase dirigente», se ha convertido en un bramido de miedo, cólera e impotencia. Y después de unos tantos centenares de cadáveres triturados, hasta ahora el carnicero se ha dado cuenta que el molino de carne que manipulaba es una máquina infernal que escupe plomo y corta cabezas.
Los victimarios ahora se dicen víctimas y oficialmente se han puesto al servicio de la lucha contra la peste que días antes ayudaran a difundir entre cuchareros, pillos y socuchos de la última broza.

—Y no les extrañe que además manifiesten responsabilidad ciudadana como buenos pedagogos de la moral y las buenas costumbres, cuando en un pasado no muy mediato aleteaban la leperada, el sahumerio con olor a mota y hasta estornudaban por el trasero.

Caballeros dicen que no, caballeros dicen que sí a la ornamentación del crimen. La violencia se ha convertido en una causa de sí misma y la intervención selectiva del estado sólo representa para las bandas y organizaciones criminales una restricción eventual que ha causado dispersiones y reacomodos, pero no su eliminación o expugnación.

—Y la violencia tiene que hacerlo a uno productivo, aunque se pierda la sensibilidad y la fantasía.

Las cosas son perecederas, la vida circunstancial; y la sociedad burguesa se compone por dos tipos de personas; las que dicen que en alguna parte de la ciudad han tronado un picadero o una tiendita, y las que se lamentan por haberse enterado demasiado tarde del domicilio de tal puchadero. Y «esta clasificación —afirma Karl Krauss— tiene la ventaja de que se realiza también en una misma persona, al no ser en esto decisivo el hecho de que sea contradictoria la manera de ver las cosas, sino sólo las circunstancias y consideraciones del momento a la hora de elegir un punto de vista u otro» [Moralidad y criminalidad].
Malandros —de bajo y alto rango— acreditaron sus señoríos vinculándose a las estructuras del poder político, descollándose además, con la profusión de los billetes sucios y fortunas malhabidas, como socios inversores de los reputados miembros de las confederaciones patronales y los gremios empresariales. Mientras tanto, el grueso de la pequeña burguesía se ha tirado de cuclillas a lamberle las botas a la soldadesca y ruega por la militarización de su terruño para que se violen las mismas leyes que se supone se deben de respetar.
Muchos soñadores, ilusos, ingenuos y caraduras hablan de la violencia y la criminalidad como si tales fenómenos derivaran de fuentes ajenas al sistema que los ha engendrado; como si se trataran de monstruosos inventos, creados por seres que no tienen pinta ni vela en los entierros del conglomerado social. Las antípodas de las contradicciones y conflictos que dan origen a los acicates de la violencia también se explican por los alcances simbólicos; y si nos remitimos al pasado mitológico de las sociedades precolombinas, encontramos que allí hasta los dioses se alimentaban con sangre.

—Octavio Paz decía que la vida se prolonga en la muerte; y los ilustrados monjes de la cristiandad argüían que la muerte es la puerta para entrar al reino de los cielos.

En el poder acarreador de la muerte, ¿quién lleva la voz cantante de la guerra, el terrorismo, la violencia, el asesinato y demás atrocidades? Sabemos quien recibe el sebo derretido de las veladoras, pero no precisamos con certeza al dueño de la culpa; porque —como le comentaba Kafka a Janouch— aunque sepamos que «el hombre gordo domina al pobre en el marco de un sistema determinado. Pero él no es el sistema en sí. Ni siquiera es él un dominador. Al contrario: el hombre gordo lleva también cadenas... El capitalismo es un sistema de dependencias, que van de dentro para afuera, de fuera para dentro, de arriba para abajo y de abajo para arriba. Todo es en él dependiente, todo está encadenado. El capitalismo es un estadio del mundo y del alma...».
La esencia metafísica que subyace en el acto criminal se disuelve en la rutina social y desemboca en una tesis de poder que subvierte la moral burguesa. No es una suerte de «weltanschauung», pero su aplicación práctica destruye valores, altera idiosincrasias, compra conciencias, etcétera; y sus efectos síquicos se trasladan al proceso social para encontrar fundamento y justificación en cuestiones muy prácticas y concretas, es decir, objetivos inmediatos que revisten el carácter de crimen (organizado o desorganizado, según sea el caso).
De acuerdo con la idea naturalista de la realidad, si dos fulanos «A» y «B» carecen de empleo, están en la vil ruina y no tienen expectativas laborales en la estructura formal de las relaciones sociales de trabajo; uno podrá resignarse a no robar, a no secuestrar o no despachar a un tercero a la tumba; en cambio, el otro quebrantará la ley y cometerá delito.
Aunque la voluntariedad del segundo repugne, su intención es más firme y de mayor energía para afrontar la vida que la del segundo, que sin chistar se queda en el miserable atolladero que la moral burguesa le ha reservado y que de nada servirá para satisfacer sus necesidades más elementales. Y aquí sale a colación Wilhelm Reich cuando decía que «todo lo que actualmente se llama moral o ética esta, sin excepciona, al servicio de la opresión de la humanidad trabajadora».
Cuando muchos vivos queden reducidos en muertos— el crimen (como sinónimo de homicidio o dolosa privación de la vida) ya no tendrá ese carácter refractario de «causa eventual», desposeyéndose tanto el asesino y su comisión homicida del rasgo de ser un «un hecho excepcional» de la existencia cotidiana.

—O sea, esa «situación» a la que Raymond Chandler en su literatura negra, metafóricamente, comparaba con «una papa de cuatro kilos o un ternero con dos cabezas».

Chandler apuntalaba en su novela «Un largo adiós» la metafísica del acto criminal como inmanencia del mal:

«Un asesino es siempre irreal en cuanto uno sabe que es un asesino. Hay gente que mata por odio, o miedo o codicia. Están los asesinos astutos que planean y esperan salir bien. Están los asesinos violentos que no piensan en nada. Y están los asesinos enamorados de la muerte, para quienes el asesinato es una clase de suicidio remoto. En cierto sentido, todos son insanos...».

Si el pesimismo cósmico ya no se cura con la homologación de las catáforas epizóticas de la blenorragia, y en sus afiebrados cerebros se están muriendo las ilusiones, entonces pídanle a la ciudad les ayude a soñar sus pesadillas; y que siga con sus troquelados ritmos fronterizos y desenfrenos binacionales, que al cabo ningún matón es superior al incestuoso Caín, al negro Otelo, al esperpéntico Freddy Krugar o al borracho Constantino.

—Por lo pronto, ai se las van dando con las personas que están compartiendo sus corazoncitos.

27 de noviembre de 2009

LA INMORALIDAD CULTUROSA DE DON FRANCISCO [raúl] ACEVEDO SAVIN



Qué aburriddo es este puto. Don Francisco Raúl Acevedo Savín, alias también el Jeff Durango, debería ser tan entretenido en estos menesteres de la lectura, como lo es gateando por las noches en el piso de pasillos y cuartos de hoteles para chingarse a alguna culturosa que asiste a sus ya afamadas, (digo) amafiadas, «Horas de junio».

http://www.youtube.com/watch?v=oaHg0Xnqdfk&feature=player_embedded

Este cabrón caradura del Savín es de lo que firmó en contra del Virgilio Muñoz y, pues ai lo tenemos mamando ahora del Cecut, bañadito y recién talquiado, presentándose en el Festival de literatura del noroeste.

Por eso yo... de lengua me como un taco.

EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS ANTES QUE SE DESDIJERA DE LA CRETINADAS CHARKIANAS



Juan Martínez, alias el poeta que arrastra las patas, antes de convertirse en detractor del «Charkito», era de los mismos chupapollas que decían (como la Peggy Bonilla y el Bruno Ruiz): «Ay, Ektor, yo no sé que haríamos sin tus Vertederos de cretinadas». Y nomás le cayó bola negra, chingó a su madre el Charcomen.

Guachen:

LETRAS DE CACTUS ©2005 POETRY WITH A MEXICAN ACCENT
JUAN JOSÉ MARTÍNEZ, POETA Y TRADUCTOR, VIVE EN PLAYAS DE ROSARITO CON SU ESPOSA Y SUS DOS HIJOS. E-MAIL SKYPILGRIM@MSN.CO
M

WEDNESDAY, OCTOBER 29, 2003

LAS FAENAS DEL CHARQUITO

La crítica a Yépez y a otros, me recuerda un incidente de hace años. Al salir de un bar con una amistad, observamos como uno de los clientes, en un estado supra-ebrio, ofendía las madres de todos los presentes. Esto no fue suficiente para el ofensor, porque prosiguió al peligroso bulevar de la 5 y 10, se detuvo en plena vía de tráfico, y continuó con sus proclamaciones.
Los autos pasaban cercas de él y le pitaban para evitar atropellarlo. Muchos autos lo esquivaron. Hasta que se detuvo un carro blanco, último modelo, en su interior iba una pareja de mediana edad. Se bajó el conductor, un señor alto y corpulento, se acercó al ebrio y le soltó dos puñetazos. Nunca olvidaré el sonido de esos golpes porque se escuchó mejor que en las películas. El ebrio cesó de proferir sus maldiciones y se acerco hacia la acera. Me miró a los ojos y me dijo: “Ya me partieron la madre… ya me calmé”
Aunque los métodos del motorista hayan parecidos rudos, fueron éstos los que probablemente le salvaron la vida al borracho. En realidad el motorista es un héroe. Un altruista. Le salvó la vida una persona, que a razón de los excesos, perdió la capacidad de cuidarse a si mismo.
El Charquito usa procedimientos similares en el área de la semántica. Sus críticas son precisamente para salvarlos del error, para ayudarles a mejorar. Aunque esto parezca una paradoja, El Charquito los ama.


POSTED BY MARTÍNEZ AT 3:39 PM

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26 de noviembre de 2009

EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS

Ser puto no es ningún pecado ni delito, pero esto ya es una chingadera:

Después de un divorcio, este wey [deljuan.blogspot.com] ya se hizo bisexual... y va papu... que vuela.

TIRRIA DE GOMBROWICZ Y CHOCHEZ DE BORGES




ATLETAS DEL ESPIRITU UNIVERSAL


Se dice que el buen Jorge Luis Borges, "atleta del espíritu universal" y malinchista de corazón (pues afirmaba que el español era un idioma feo), gustaba alabar genocidas como Pinochet y Videla. No pocas veces calificó de "caballero" al general Jorge Rafael Videla y a tres años de la masacre en el palacio de la Moneda recibió condecoración del matón chileno.

—Pero, en cambio, en el plano literario, se comportaba implacable con Corneille, sangriento con Breton y desdeñoso con Baudelaire.

Gabriel Cacho Millet escribe al respecto:

"En agosto de aquel mismo año (1976) acepta ser condecorado en la Embajada de Chile en Buenos Aires con la Gran Cruz de la orden al mérito Bernardo O'Higgins y viaja luego a Santiago, todavía ensangrentado por la represión de Pinochet, para ser doctorado por la Universidad de Santiago y asistir a un banquete donde se encontrará con el dictador."

—Y esa fue una razón por la cual los suecos le negaron el premio Nobel en 1979, mandándolo a hacer puñetas; y chillaba cada vez que se lo volvían a negar.

Nikito Nipongo dice que Borges comía mierda para ocultar su resentimiento. Vale la pena reproducir lo que el lingüista y crítico acérrimo de la podrida Real Academia Española, en su libro «Perlas Japonesas», apunta acerca de la agenda oculta del escritor argentino, y nos muestra la deteriorada moral y la vena reaccionaria del discípulo de Macedonio Fernández:

"En 1979 se concedió aquel premio a un oscuro poeta griego. Y Borges volvió a lloriquear: 'Sí, ya sé que el Nobel es para Odisseus Elytis. No conozco la obra de ese poeta, pero me alegro de que sea griego' (también lo era Onassis y no por ello había que alegrarse)". Así berreaba don Jorge Luis: "Si alguna vez me dieran el premio Nobel, me sentiría muy contento".

Y don Nik prosigue, poniéndonos al tanto de la situación borgiana, y guachen como saca a balcón al bibliotecario argentino:

"Al anterior gimoteo le da este remate Borges: 'Pero fíjese, que yo sabía que me jugaba el premio Nobel cuando fui a Chile y el presidente... ¿cómo se llama?' (El entrevistador le sopla: 'Pinochet'). 'Sí, Pinochet me entregó la condecoración. Yo quiero mucho a Chile y entendí que me condecoraba la nación chilena, mis lectores chilenos'... Borges podrá tener muy poca vergüenza; su memoria, en cambio –y lo digo en serio-, se distingue por prodigiosa. Fingir que olvidó el apellido del asesino de Allende no es más que una payasada lamentable. Peor resulta salir conque la condecoración no se la otorgó Pinochet, sino el oprimido pueblo de Chile. Naturalmente que Borges recuerda muy bien el ditirambo que labró en honor del tirano sanguinario, el 22 de septiembre de 1976 (apenas tres años después de la caída de Salvador Allende y de la consecuente destrucción de la democracia chilena). Visitó entonces el palacio Diego Portales de Santiago de Chile, sede de la junta militar, y babeando se dirigió al cerdo de Pinochet así: 'Es un honor ser recibido por usted, general; en Argentina, Chile y Paraguay se están salvando la libertad y el orden.' Basta esa atrocidad, haber exaltado las dictaduras castrenses de su país, de Chile y de Uruguay, con una barbeada a Pinochet, para que los academicos suecos le nieguen de por vida el premio por el que tanto acatarra desconsoladamente."

Ni las obras de Borges están exentas de impregnaciones políticas, e incluso en sus conferencias vociferaba paparruchas como éstas:

"Las teorías pueden ser útiles para estimular la poesía, por ejemplo, yo no creo en la democracia, es una cuestión estadística para mí (sic). La idea de la democracia, esa extraña idea..." (en College de France, 1983).

Cinco años más tarde de haber publicado Historia Universal de la infamia, precisamente cuando los nazis invaden la Rusia estalinista (Operación Barbarroja, 1941), el escritor argentino manda al mercado su libro «El jardín de los senderos que se bifurcan», dedicado, por cierto, a su amigocha Victoria Ocampo, admiradora ferviente de Lawrence de Arabia, mercenario al servicio de la corona británica.

—Y que algunos mamones lo nombran el Che Guevara del desierto

Y de quien la Ocampo tenía una fotografía dedicada, colocada sobre su escritorio en la editorial Sur.

—Pero ¿a qué viene aquí el nombre de ese cabrón llamado T. H. Lawrence (1888-1935)?
—Pues fue un compinche de atrocidades de otro carnicero llamado Liddell Hart (1890-1970), estratega militar inglés que suprimió el concepto de 'población civil' sin reconocer la diferencia entre soldados y paisanos", inventor de la blizkrieg (guerra relámpago), táctica militar que consiste en usar los tanques como fuerza de penetración profunda en el campo enemigo, cortando las tropas y los suministros (José Steinsleger).

Y pues (otra vez) bien, el apolítico Borges, en su libro «El jardín de los senderos que se bifurcan», comienza citando al tal Liddell Hart, mientras que, en sincronía con la publicación del texto borgeano, el general Heinz Guderian, comandante hitleriano, aplica la táctica de la blizkrieg sobre la población soviética.
Así se las gastaba en el terreno estético el metafísico jomi de Adolfo Bioy Casares. Poco le faltó para calificar de "seres divinos" a los tiranuelos a quienes les lamía las botas.

—Y ya inmerso en la cuacha, tampoco tuvo madre al dedicar a Richard Nixon la traducción de un libro de Walt Whitman.

Con excepción de Nikito Nipongo, Roque Dalton y Mario Benedetti, entre otros críticos y pensadores culturales, hubo quienes evitaron las turbulencias y prefirieron anclarse en aguas tibias subrayando solamente lo obvio. En un ensayo escrito en 1971 («El hacedor, El concepto de ficcion», Planeta, 1997), Juan José Saer se refirió a Borges con estas palabras:

"Me abstengo de buscar una relación entre la evolución del pensamiento político de Borges y la poca calidad de sus últimos libros, por temor de que esa relación sea inexistente. Más bien prefiero afirmar que hace algunas décadas Borges ha escrito cuatro o cinco libros que figuran entre los más perfectos de nuestro tiempo, y que el tartamudeo político y literario es uno de los derechos, o de los inevitables estragos, que debemos reconocerle a la ancianidad".

—Bonita forma de dar beneplácito; dispensándolo por su chochez; así que el pobre ruco cegatón ya no sabe lo que escribe y opina.

Funesta fatalidad que no ha lugar, como dirían mis amigos leguleyos. Borges todavía no era un fiambre; la cordura y la memoria prodigiosa lo acompañaron hasta el día en que felpó y entregó el equipo a san Pablo.

—Si Borges viviera en los momentos de agresión bélica en contra de Irak, ya se sabe en qué lado estaría.

Basta recordar una más de sus vilezas, a propósito de los baños de napalm que el Pentágono arreciaba sobre pueblo vietnamita:

"Si se ve la guerra de Vietnam como parte de la guerra contra el comunismo, está plenamente justificada." Borges construyó una constelación asombrosa de la ficción, pero se mostró lánguido y pasivo ante posiciones políticas y sociales, que al final de cuentas le restaron calidad moral al refugiarse en un esteticismo esotérico –l'art pour l'art- y defender únicamente "valores literarios" (la irrealidad es condición del arte").

Hay quienes opinan que la inclinación de Borges hacia el ultraísmo era puro pancho, una actitud esnob ante la vida. Sé que Borges tuvo mucho talento como narrador de ficciones, y sé lo que el ruco vale, visceralmente como un poeta anticomunista. Pero el discípulo de Macedonio, bajo el signo ultraísta, de mozalbete cometió el crimen de mirar hacia la izquierda, tuvo lo suyo de «bolchevique».

—Y es que el men también la cuajó de escritor comunista, como el Octavio Paz de acá.

En la época macarhtiana Borges escribió un poema titulado Ritmos rojos, que le costó la cancelación de la visa para no poder entrar a los Yunaites. Debido a ese poema el tímido escritor de cuentos fantásticos y metafísicos estaba –de pura barbacoa- incluido en la lista negra de Ronald Reagan.

—Cuando éste era balcón de la CIA en Jóligud.

Antes de que fuera famoso sus compinches lo llamaban el poeta ciego, el Homero en penumbras, el hombre gris que se ganaba el pan con el sudor de su frente y que padecía el complejo de Edipo (siempre salía acompañado de su madre; era mis ojos, decía Borges). No hay que olvidar que la fama chipocluda le llegó a partir de que chupó faros (como suele suceder).

—En vida, poca clica lo pelaba; y angora, a un chinguero de güeyes no se les cai del hocico. Borges pallá, Borges pacá...

(¡Cretinos!).

Su divulgación hoy en día, más que seria, es pendeja; se le cita sin conocerlo, sin leerlo (igual que Octavio Paz, quien, dicho sea de paso, negó la poeticidad en Borges, sólo porque éste jamás escribió un poema extenso.

—¡Háganme el favor! Con ese tipo de jaladas salía el tal Paz.
—Retaba a don Yorch a superar al mismísimo autor de la Ilíada.
—Sí, como aquel cabrón ya se había dejado caer Piedra de Sol, pues le venía guango soltar el churro ese.

La juventud de Borges fue muy dolorosa. De morro -el sicólogo Miguel Cohen-Miller fue quien lo atendió- y dice su loquero que Jorge Luis a los 19 años no padecía fobia sexual, pero el che se cargaba un trauma sexual de pocamadre, ya que su jefe lo había iniciado a la vida sexual ni más ni menos que con su madrastra. Es por tal motivo —escribe Gabriel Cacho Millet— que en ningún verso de Borges cabe un muslo, un seno, la apretada sombra de una mujer o un beso que no sea inmortal (y el único cuento de tema amoroso que escribió –a sus 75 abriles- es Ulrica, en El libro de arena). ¿Acaso el pudor froideano lo distanciaba del erotismo? Con quebrada. En su producción no permean las carnes erógenas (pito y panocha), el deseo y la pasión lúbrica.

—A los más que llegan sus escritos es al beso, al apapacho santurrón y a la manita sudada.

Tocante a esto, Enrique López Aguilar escribe:

«Cuando él habla de las relaciones entre hombre y mujer en sus poemas, siempre evita la alusión directa a piel, cuerpos, sexualidad, y prefiere concentrarse en esa condensación absoluta de las emociones asociadas con el amor: encuentro, enamoramiento, fascinación, el leve roce de los labios o las manos, la certidumbre del arrasamiento personal, el abandono o la separación, la falta de correspondencia, la nostalgia».

—Nada de sobar el oso ni repegar la guásima; cero faje ni agasajo marinero.
—¿Se poncharía alguna vez a la María Kodama?
—Nel, prefirió el mundo metafísico que matar la cochi. Zambullirse en las sabrosas nalgas de una mina... ¡ni de loco! Ya de perdis un becerrazo.
—Menos.

A pesar de que siempre estuvo rodeado de puras jainas (mamá, carnala, alumnas, secretarias, amigas, lazarillas, etc.).

—¡Chale, qué desperdicio de jamón!
—Si yo hubiera estado en sus zapatos hubiera rajado más leña que la chingada.

«He sido demasiado pudoroso» –alegaba el ruco. Entre otros, éstos son algunos de los cacharros que desperdició Borges: María Esther Vázquez, Estela Canto, Delia Ingenieros, Matilde Urbach, sin contar una de las Ocampo. Para Borges el único compromiso del poeta es con la belleza:

«el poeta se compromete sólo con la belleza. Ese es su único compromiso». Pero más allá de la estética, ¿era Borges un poeta comprometido? Claro que sí; su bisabuelo (el coronel Juárez) fue chiloguán –vencedor- en la batalla de Junín. Estos fueron los versos de Jorge Luis, escritos en los años del gobierno peronista: «Junín son dos civiles que en una esquina maldicen a un tirano, / o un hombre oscuro que se muere en la cárcel».

Durante el peronismo (1945), la jechu y la carnala de Borges fueron apañadas por los gorilas de la mili. En ese entonces la progenitora del poeta ya estaba muy cáscara y éste era un don nadie que se ganaba la vida como bibliotecario municipal, es decir, un pericoperro que no pelaba un chango a nalgadas por su condición de burócrata oscuro de tercer nivel. Treinta años más tarde Borges elogió la valentía de su jefita:

«tu prisión valerosa, cuando tantos hombres callábamos».

Al poeta, por grillero, no le fue muy bien que digamos, en 1946, a pocos meses de la instalación de la dictadura peronista, lo ascendieron o degradaron (según sea el caso) a inspector de aves, conejos y huevos. Claro está que Borges no le entró al jale. Victoria Ocampo en la revista Sur (agosto de 1946) publicó la declaracion que el jomi de Bioy Casares rajó al respecto: "Las dictaduras fomentan la opresión, el servilismo, la crueldad; más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez (sic). Combatir estas tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor."
Borges abandonó su filiación de «poeta bolchevique» debido a las cagasonerías del marxismo estaliniano; pues, ¡no mames!, esa madre era igual que el nazismo, me dijo mi compa el Güero Bitachi (un poeta taquero o un taquero poeta).

—Y ¿qué tal se la refuegueaba don Jorge Luis con los poetas marxistas?
—¡Puta tía! Le cagaban de a madre. Empezando con el joto de Federico García Lorca, Rafael Alberti y, principalmente, Pablo Neruda.

A este último no lo podía ver ni el papel china. Y cada vez podía le aventaba cuacha, a morir. Así se expresaba Borges del autor del Canto general, a quien consideraba un hombre muy mezquino: «Escribió un libro acerca de los tiranos de Sudamérica, y a continuación varias estrofas contra los Estados Unidos. Ahora se sabe que todo eso es basura. Y no dice ni una palabra contra Perón. Porque tenía un pleito en Buenos Aires, eso me lo explicaron luego, y no quería arriesgarse. Y así, cuando se suponía que escribía a voz en cuello, lleno de noble indignación, no tenía nada que decir contra Perón».

—Échense ese trompo a la uña.

A García Lorca, más que por rojillo, lo destestaba por mamilas. Y es que, una vez cuando Borges cayó en España, durante una tertulia, Federico se lo cotorreó al decir que estaba preparando un libro acerca de un personaje muy famoso. Borges, con mucha solemnidad, le inquirió: "¿Y quién es ese famoso personaje del que habla usted?" –Miquimaus –respondió sarcásticamente García Lorca. Don Jorge, emputadísimo, replicó:

"Me retiro. Veo que aquí no se puede hablar con seriedad".

El che se abrió, mientras el jotito gachupas se cagaba de la risa.

—Pero, ¡qué perrón estaba el ruco pa literear! Su inspiración lo hacía apuntar rollos como éstos: las estrellas, -corazones de Dios- laten intensidad.
—¡Úfame, león! A ver, qué más.
—Tripea éste: Aun el alba es un pájaro perdido en la vileza más remota del mundo.
—Ai tuvo, ése. Vas hacer que mi jaina se venga en las pantaletas. Ta bien prendida del argentino. Casi se mea cada vez que oye pronunciar su nombre. Se chorrea como las tácuaras –nacas- que se caldean con el Lupillo Rivera.

Ni el Vicente Fox sabía quién era Borges, se refirió a él –en un congreso de la lengua española- llamándolo José Luis Borgues. ¿Por qué es poca la perrada que lo colorea? Porque era un escritor que escribía pa los escritores (¡y vaya la rebuznancia, men!). Un esteta dificultoso de leer, que atestaba su literatura con frases cultas y eruditas, un creador de la posmodernidad que les ganaba el tirón a aquellos que, precisamente, trataban de definir la posmodernidad, según advierte Jacques Derrida: "Borges hace cosquillas, pero en el cerebro."

—Y ¿qué decía el panzón de Alfonso Reyes acerca de Borges?
—Que don Jorge figuraba como el mejor ensayista occidental de su momento, pero, en cambio, era un hacedor de versos torpes y su poesía poco musical (en otras palabras: valía madre como poeta). El pedo estribaba en que no lo aceptaban en el campo de la lírica.

Escribe Juan Domingo Argüelles que Julio Cortázar cuenta que Witold Gombrowicz, en 1963, al momento que este último hace efectivo su exilio argentino, al pisar la escalerilla de la ballena voladora que lo arrojará a Europa, les aventó a sus discípulos, que lo despedían en el aeropuerto, esta provocación borgiana:

"Muchachos, maten a Borges."

Para los chamacos concretar tal mandato equivalía a un parricidio.

—Tirria de Gombrowicz, chochez de Borges.

14 de octubre de 2009

«EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS» • EN REGÜELDOS TERTULEROS •

En algunos capítulos de la blognovela «REGÜELDOS TERTULEROS O LA DEFORMACIÓN DE LOS HÉROES LITERARIOS DE LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO» se apostillaran algunos temas acerca de la chocoaventuras de este fanfarrón apodado «el poestastro que arrastra las patas»; y para que el cirro le acabe de hacer malas tripas, diré que, como adelanto, sacaremos del escondrijo de los testimonios y confesiones la ruda emocion habida en su relación conyugal y de qué manera ese ojete pretendía acusar de mariguana a su guaifa para que la encarcelarán y le instruyeran causa penal y privar a a pobre ruca de la patria potestad sobre sus menores hijos. Asimismo, se balicharán otros asuntos, tales como la trácala que el poetastro se aventó en contra de la empresa donde laboró y de donde lo echarón por güevon y por tragarse a cucharadas el ceviche y otras mengambreas que se ofrecía a la clientela; y lo más tétrico, y que se refiere al delicado problema de abuso sexual cometido en perjuicio de menores, en la casa donde vive el poetastro y por cierto pelafustán mañoso, cuyo nombre se revelará en apartado correspondiente, dándosese vista, desde luego, al «Child support» de los Yunaites.


Y ¿porqué le dicen «el poeta que arrastra las patas»? También lo sabrán en próximos capítulos de la blognovela «REGÜELDOS TERTULEROS O LA DEFORMACIÓN DE LOS HÉROES LITERARIOS DE LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO» [http://elcharkitoencuentontos.blogspot.com/].


se abordará con detalle la peripecia que le costó al bato ganarse dicho apelativo.

12 de octubre de 2009

JUAN MARTÍNEZ / EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS [O LA AFABLE MELINDRERÍA DE LO QUE NO ES POESÍA]

Más que poeta, este charanguero posee el egregio mérito de ser un besamanos, un chupapollas y un zampaboñigas.




Vertedero de cretinadas

Por Éktor Henrique Martínez



JUAN MARTÍNEZ / EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS
[O LA AFABLE MELINDRERÍA DE LO QUE NO ES POESÍA]



SIEMPRE EL DIABLO LE DISPUTA A DIOS SU CARNE


De la misma manera en que aparece la mueca fea en el instante posterior a una sonrisa, y aunque suene paradójico, en el acto poético de la libre creación también puede haber una restricción deliberada que echa por tierra la proclamada invención sin límites que se pregona. Me refiero a la capacidad de fingir la afición hacia lo bonito, hacia lo suave; poniéndose la máscara de lo afable y el disfraz de la melindrería, los buenos modales y el trato social exageradamente refinado, modoso y lisonjero. Y en esa facultad de “vibrar”, el Juan José Martínez de la Cerda se pinta solo; y al erguirse en poeta —que arrastra las patas— se coloca la careta de la credulidad y el postizo de un ser tiernamente humano en el que deviene la sublime “inspiración”, claro está, de sensaciones abstractas y con sus correspondientes disimulos, fingimientos y reservas mentales. [1]

—Posturas forzadas de la ñoñería y del retraimiento, artificialmente maquinadas desde los fueros de la hipocresía.

Pero... como en el bien se deja ver el mal, el Diablo le disputa a Dios su carne y, más pronto que tarde, se descubre el tarascazo, el moretón en el cachete de la virgen, el jedor de la carne podrida, el orificio de la puñalada trapera, la miseria moral... la neta del planeta.
Y es que nuestro invitado hace —tanto de saliva como de grafías— constantes alusiones a las bondades del espíritu, a la generosidad espontánea, a la ternura humana, a los valores positivos y a las buenas costumbres; pero todo eso es caterva de palabrería insustancial, blofería de patán que en sus relaciones conyugales suple el cortejo con la brusquedad del macho; y que se alebresta cuando su pareja —en turno— menciona los derechos de las mujeres. Entonces las estridencias ya no suenan con tonos y semitonos de cadencia poética; detrás del arrobamiento decoroso se halla el vituperio de doble filo y, en lugar de una compensación de elogios, la esposa recibe jiricuazos entre cachete y oreja; le grita «¡fuckenbicht!» ¿Y ella? Inexpresiva, sirvienta conformista y con la autoestima medio muerta. Y el culero, despótico no sólo con la segunda esposa, también fue tiránico con la primera guaifa.
Ambas muchachas se pasaron y desperdiciaron algunos años de sus vidas en degradante servilismo (tres: la primera y la segunda: ocho), soportando las pujas de humillación y maltrato del poetastro, trabajando para mantener al zángano y marchitándose tras una rutina soporífera entre el «ir-y-venir» de Tijuana a San Diego; limpiando patios, lavando platos y misereando en restaurantes. Mientras el hombre, bregando sus prestigiosas tareas, atendido y mimado por una esposa-segunda-madre; y él, tan satisfecho en su edípico retorno.

En otros tiempos y circunstancias eran otros los detalles que el mantecoso poetastro anunciaba en el proemio de su vitrina bloguera denominada «Letras de cactus» [http://deljuan.blogspot.com/]; cuando su alma todavía era presa de vapores pasionales.
Tripeen:

«Letras de Cactus ©2004 Poetry with a Mexican accent • Juan José Martínez, poeta y traductor, vive en Playas de Rosarito con su esposa y sus hijos. Y es muy feliz. E-mail soldecactus@yahoo.com»

Tortuosidades del amor y humanidad mutiladora. Es «el poeta que arrastra las patas» de la índole de aquellos que aman de a mentiritas. Esa felicidad fue una impresión pasajera, una emoción que duró muy poco.

«Letras de Cactus ©2009 Poetry with a Mexican accent • Juan José Martínez, poeta y traductor, vive en las Playas con sus hijos; en una esquina de Latinoamérica. E-mail soldecactus@yahoo.com»

Si el infeliz, que antes vocingleaba ser muy feliz, es de muy poca pupila para guipar lo que ocurre en el mundo, entonces que no reprima sus impulsos y descargue en sus ventorrillos poéticos todo aquello que trae metido en las entrañas. Que pague su gasto y se deje de pedanterías y de bobadas, que aquí no caben disimulos ni farsas de atildadas emociones. Que escriba una poesía honesta y sin pañoletas de halagos a las prójimas.

— Porque ni como poeta es lo que aparenta; y como cabrón, tampoco.

Y, en efecto, este cachafaz de la literatura enana ha sido escribiente de versitos pachudos desde que tenía la edad de veinte años y, en ese ínter, con cuarenta abriles y mayos encima de su calaca, no ha mostrado un ápice de evolución en los cuadriles de las letras, a pesar de las jactancias que escupe para hacerse notar en la rueda de la existencia. Y, saleroso, pretende engatusar con la terne soflama de poeta y traductor. Pero lo cierto es que no tiene actividad alguna de provecho; se distingue por su pasividad, conchudez y por ser un «bueno-para- nada». [2]

Sus piececitas subliterarias que, en conjunto homogéneo, no valen como arte pero bastan para recordarnos y dar fe que, hoy en día, cualquier pendejo puede hacerla gacha y figurar como poeta.

ME VOICI, IMBÉCILE, IGNORANT
PERO TU MACHÁCAME EL CORAZÓN CON PENDEJADAS


Fingiendo una elevada «ascesis», el Juan José Martínez de la Cerda—mejor conocido con el motete del «poeta que arrastra las patas»— señorea cretina y estólidamente que la güevonería y el parasitismo deben perdurar en comunión permanente con la poesía (o, mejor dicho, con la fístula de cursilerías que este gordo mantecoso considera que es elocuente poesía). Y cada mañana, al despuntar el alba, se confiere él mismo las virtudes cardinales de un «superego» lírico; y que, en realidad, se trata de un autodistanciamiento de la conciencia para paliar sus propias culpas y sublimar (aplastar) las pulsaciones de un superyó edípico. [3]
Dicho en términos escuetos, lo anterior supone que para autoconsumarse en divo de la «poetiada» se requiere la condición de zángano. Y claro está, también es necesario escribir versitos inocuos e inofensivos y crearse “valiosas” amistades de literatuelos de similar corte y confección (igual de ambiguos, pandrosos, gorrones, oportunistas, cobardes y lambiscones). Todo sea para diferenciarse de los demás y adquirir réditos simbólicos (popularidad, prestigio, apoyo), diluyendo la contingencia histórica y viviendo en un estado de interdicción política. Pero con objetivos muy precisos, tendientes a transformar en privilegios sociales y estatutarios su condición de lúmpenes y seres improductivos. [4]
Nadie puede negar el éxtasis que experimenta «el poeta que arrastra las patas» cuando, en tertulias y centros de reunión social, se foguea con tipazos como el Bruno Ruiz, el Rafa Saavedra, el Erasmo Katarino, el Luperco Castillo Udiarte, el Tijuana Gringo, el Juan Carlos Reyna (a quienes, antes de obtener membresía en el forúnculo «Apancho y laurel», no bajaba de batos vergueros, mecos y puñeteros) o con excelsas poetizas como la Aída Méndez o la Petra Bonilla (y a quienes, antes de obtener la membresia de «apancholaurelero» no bajaba de viejas piratonas y putañeras). Más que poeta, este charanguero posee el egregio mérito de ser un besamanos, un chupapollas y un zampaboñigas. Y desde que se convirtió en un detractor de «El Charkito», la «práxis» de su apostolado —de arribismo ideológico-político y repugnante justificación de doble moral— se ha desarrollado casi al último extremo como una especie de «causa sui» de sus propias actitudes (políticas, religiosas, morales, estéticas), perfiladas en deslealtad, charlatanería, oportunismo, pusilanimidad, exacerbada lambisconería y demás lacras y patologías.

—Como quien dice, todo un gañan que no respeta ni cumple los sacramentos que jura en voz alta.

Y en cuanto a los dizque poemas que escribe, los fundamentos de su lirismo son muy angostos, la forma literaria descuidada y los versitos que contienen se hayan alimentados con la culequera más deslavada del romanticismo. En vuelco de sensiblería, el poetastro junta las palabras y va escribiendo lo que se le viene en mente; y, así, por medio de notitas descriptivas, producto de sensaciones visuales y boberías que lo turban y lo emocionan, se ciñe el objeto de la lírica. [5]
En definitiva, se trata de composiciones hinchadas de naderías y de cursilerías extremadamente patéticas.
Guachen el baladro de quinterías que enseguida copio:

MEJOR

los relámpagos
de tu hermosura
me han dejado
moribundo

destellos de belleza
coros del cielo
que anuncian tu destreza
movimientos celestes
fotos con el flash del mundo

cuando miras
el cielo
se ilumina con tu sonrisa
y la noche parpadea
como un ciervo sorprendido

los canes aúllan y yo
prefiero contestarles con silencio

Juan Martínez
http://deljuan.blogspot.com/


—¡Ay, miren cómo le salen los versitos al pillete!

¡Pero qué tontería! Ahora resulta que dejan también yertos de moribundez, no solamente las acciones de los sicarios, de los matones, de los maridos golpeadores, los accidentes automovilísticos, los atropellamientos, las picaduras de alacranes, las enfermedades y las guerras, sino los «relámpagos de la hermosura». El refitolero debe haber sentido que esos «relámpagos» de «hermosura» le picaban el corazón, le tostaban la mollera, le quemaban el rabo y casi lo mandan a velorio. La belleza inextricable es la que está a punto de causarle la muerte al cachichán hacedor de triviales versitos; «los relámpagos de tu hermosura me han dejado moribundo». Y esparciendo estos vahos se llega a ser poeta: «destellos de belleza», «coros del cielo», «movimientos celestes» y gua-gua-guá.
Y entre todo ese chorizal de lugares comunes, ni guiñapo de auténtica poesía que sirva para cubrir el alma; únicamente pellejuelos de puerilidades; síntomas de un trabajo poetizado muy a la brava, de tonalidades y ritmos baratos. No hay manera de engañar a la poesía, a su fuerza contenedora no se le enmascara con expresiones verbales de una voz falsa e imitadora y en la que no subiste un mínimo de dirección en el sentido de la disposición que debe tener un buen poema. Pero aquí la transfiguración lírica, injertada de misticismo, estalla en incoherencias soltadas a boca-jarro: «cuando miras / el cielo / se ilumina con tu sonrisa / y la noche parpadea / como un ciervo sorprendido».

—¡Qué maravilla! El símil habla de un «un ciervo sorprendido» que «parpadea».

Habrase visto semejante idiotez; ésa de que un ciervo sorprendido (y, por ende, asustado) puede parpadear. La saturación emocional encara lo que la razón debería de dictarle a la conciencia; pues, ni el venado, ni la gacela, ni el ñu, ni el conejo o la liebre, estando en tal situación de “sorpresa” no puede reaccionar parpadeando ante tal estimulo.

—A veces, ni siquiera las chamacas de mirada pizpireta hacen eso; se quedan pelando tamaños ojotes. Pero... en fin. Pasemos a otro rollo.

De los arcanos de la confusión surge un mundo de «hiperconciencia», un espíritu que se potencializa como objeto (una sonrisa hace que el cielo se ilumine y que la noche parpadee); transposiciones sin fondo real, signos de negación como determinaciones arbitrarias de un mecanicismo metafísico que muda a idealismo místico platónico, y viceversa. Se trata de un círculo viciosamente repetitivo en el que, instantáneamente, el objeto pasa a ser sujeto (la noche que parpadea) y luego el sujeto se convierte en objeto (la hermosura que deja moribundo), y así sucesivamente.
Además de un zaratán de cursis miriñaques y zalamerías chabacanas, ¿qué se ofrece con esas imágenes? Un extrañamiento del hombre que, como poeta (y que arrastra las patas), ensimismado por la inercia de sus sentidos, por la conciencia enajenada, acaba expresando solamente las fantasías e ilusiones de un paraíso enajenado. Y esta enajenación de los sentidos, en términos de «ensimismamiento» —afirma el máster Revueltas— no únicamente se refiere a la incapacidad de inteligir, sino a la imposibilidad de activar la imaginación real de los sentidos; siendo «el acto que permite transformar la memoria en una creación libre del espíritu: una sinfonía, un poema, una ciudad; imaginación que «ha sido realmente mediatizada por la ilusión sensible de un conocimiento extraviado en las cosas, y él mismo cosificado en ellas» [José Revueltas, Dialéctica de la conciencia, en Obras completas].

El último berrido del poema finaliza con este coto de debilidad mental: «los canes aúllan y yo / prefiero contestarles con silencio». Pobres perros, ni golpeando la puerta van a hacer atendidos. Es más, ni siquiera ejerciendo la «perrogativa» constitucional —que establece el artículo 8 como derecho de petición— van a recibir respuesta.

—O sea que el bato canta con voz sorda.

Un hombre que no tenga güevitos y dignidad en el momento preciso de retachar copa, fácilmente puede convertirse en objeto de desprecio y ridículo; porque contestar con silencio, consabido está que significa no contestar

—Y, a propósito, esos perros, tú; ¿no serán «Luzbel» y «Belial»?


DESFIGURACIÓN DEL TALENTO Y LA IMAGINACIÓN ARTÍSTICA

Estando los asuntos de la poesía como ya se ha ha visto que están, he aquí lo que es pertinente hacer, y esto lo vuelvo repetir una vez más: avocarse con una crítica despiadada de las estrecheces, lacras, melolengadas y contradicciones que vive la culturosada local. El arte impele a trasmitir calidad, pero aquí no hay linaje estético. Más que expresiones y productos del arte lo que se contrabandea en los círculos, agrupaciones e instituciones dedicadas a tal menester, parece una vengadora desfiguración del talento y la imaginación artística. [6]
Seamos testigos de las altas efusiones que barbotan de este genio creador y cuyos principios y presupuestos estéticos (por llamarlos de algún modo) provienen de la precariedad, la ligereza y de la conciencia del desorden.

PISTA

tu calma
tu más fuerte virtud
tus manos
esquinas de mi alma

tus ojos se enfocan
para discernir el futuro
porque la mitad
de tu sonrisa es americana

la energía de tus pensamientos
puede plantar ciudades
modificar nubes
mostrar los secretos del corazón
desatar los ayes del día
alas de palabras
que no dejas despegar

Juan Martínez
http://deljuan.blogspot.com/

—Pero eso no es poesía, son únicamente signos de fugaz abstracción en el cerebro.

Y, efectivamente, en su sentido total no vale como expresión del arte. Si acaso, como partículas de símbolos que ya no encajan en los niveles de lo real. Ni un germen de originalidad creadora se vislumbra en cualquiera de sus piececitas subliterarias que, en conjunto homogéneo, no valen como arte pero bastan para recordarnos y dar fe que, hoy en día, cualquier pendejo puede hacerla gacha y figurar como poeta.

Este cachafaz de la literatura enana ha sido escribiente de versitos pachudos desde que tenía la edad de veinte años y, en ese ínter, con cuarenta abriles y mayos encima de su calaca, no ha mostrado un ápice de evolución en los cuadriles de las letras.


NOTAS
[O GÜEVOS DE COCHI]


1.- «El poeta que arrastra las patas» se coloca la careta de la credulidad y el postizo de un ser tiernamente humano en el que deviene la sublime “inspiración”, claro está, de sensaciones abstractas y con sus correspondientes disimulos, fingimientos y reservas mentales. Y ¿porqué le dicen «el poeta que arrastra las patas»?, preguntará algún lector curioso. En un capítulo de la blognovela «REGÜELDOS TERTULEROS O LA DEFORMACIÓN DE LOS HÉROES LITERARIOS DE LA FRONTERA NORTE DE MÉXICO» [http://elcharkitoencuentontos.blogspot.com/] se abordará con detalle la peripecia que le costó al bato ganarse dicho apelativo.

2.- «El poeta que arrastra las patas» se distingue por su pasividad, conchudez y por ser un «bueno-para- nada». Y, además, por ojete y gandalla. Desgarbos que se acreditan por el hecho de que aún quiere peregrinar en las reminiscencias de lo que fue la primera versión del blog «El Charkito» [http://elcharquito.blogspot.com/]. No sé si para joder o pararse el culo (¿de qué). Ese blog no le pertenece y descaradamente se lo ha apropiado. De mi parte no tiene ninguna «concesión» o anuencia para que disponga del referido blog y, si acaso le queda una pizca de decencia, lo que debería hacer es eliminarlo y quitar del perfil su foto con cara de puerco afeminado, que ha posteado junto con otros datos.
Las veces que le he requerido que elimine dicho blog, el cabrón (me imagino que poniendo su pinche carita de «metanmelatoda») se hace pendejo o responde con suatadas y ligerezas que no vienen al caso (prueba fehaciente de su duplicidad oral). Supongo que de esa manera instaura el código ético que servirá de modelo en la educación de sus hijos. Bien dicen que los hipócritas no sirven a Dios, pero se sirven de Dios para engañar.

3.- El autodistanciamiento de la conciencia para paliar sus propias culpas y sublimar (aplastar) las pulsaciones de un superyó edípico, en el caso del «poeta que arrastra las patas», cabe destacar que la hipótesis concerniente a la teoría de la glorificación del útero materno (como refugio de protección y seguridad para el hijo divorciado) no se apoya simplemente en la configuración somática de corte froidiano, sino que se descubre en la recargada holgazanería que padece como megagüevonazo el poeta que arrastra las patas. Es por ello que el bato permanece en el hogar de su jefita, lejos de las labores agotadoras, pordioseándole el «güélfer» que la doña recibe de los Yunaites. Y el poeta arguye que su ascenso al alto escalafón de la güevonería se justifica en términos de las necesidades poéticas. Convencido de que hay que concederles prioridad y, por supuesto, saber encontrar tiempo para algunas bebidas, antes y después de la veladas literarias y recitales poéticos en cafetines o chupaderos.

4.- «El poeta que arrastra la patas» encontró minuto preciso para pelar la pava y, tomando distancia de las convicciones ideológicas y credo político, intenta acomodarse —como buen chupapollas— en el «yetzet» culturero tijuanaco, creyendo que así logrará un “éxito” artístico.
Véase al respecto el Vertedero de cretinadas intitulado «DIARREA POÉTICA DE APANCHO Y LAUREL».

5.- El poetastro «que arrastra las patas» junta las palabras y va escribiendo lo que se le viene en mente; y, así, por medio de notitas descriptivas, producto de sensaciones visuales y boberías que lo turban y lo emocionan, se ciñe el objeto de la lírica. Su poesía es producto de sensaciones visuales, una especie de proyección utilitarista (para no decir catarsis o purga espiritual) de la inconciencia, una lirica de extracción enteramente impresionista, pasiva, sin fuerza, demasiado descuidada en lo que debieran ser sus registros estéticos. Como poeta, el bato, cuaja una lirica en la que no hay canto ni tampoco narración, únicamente describe en su sentido más escueto, una prosa vertical que parece haber sido despachada como si fuera un tíket salido de una máquina registradora de algún supermercado. Si acaso algunas piezas trascienden, se debe solamente al valor técnico de la imagen, expresada no por la economía de la metáfora sino por el simplismo retórico. O sea, por la pura exclamación rota y de medio pelo.
Y como la poesía ni puede ser ya definida y tampoco puede aprenderse por medio de tallercitos, lo que se hace entonces es cronopiar ocurrencias, perorar sensiblerías, asignándoles una falsa mácula estética, pero —eso sí— con mucha pretensión de onanismo intelectual, típico de los literatuelos mamones, comodinos, chapuceros y arribistas.
Véanse los Vertederos de cretinadas cabeziados como «PADRÓN ESTATAL DE POETAS DE LA BAJA CALIFORNIA» y «POESÍA COMO UN MONTÓN DE MIERDA».

6.- La literatura, bifurcada hacia el desprecio del ciudadano común y hacia la frustración del mismo escritor que no consigue proyección colectiva, es ahora un modo de expresión que estéticamente (o sea, espiritualmente) no aporta nada a la redención del la estupidez y su apertura crítica, si acaso la tiene, se exterioriza como un cliché. Y esta es, en realidad, la gran aventura de los hacedores de arte y productos culturales; sueñan con ser chinguetas y lograr un repunte de admiración al margen de toda disciplina y capacidad estéticas. Y los peores ejemplos los tenemos por trocadas. Son más que menos los escritores, pintores y poetas que sobrepujan la peor quincalla letrera, productos indignos y de apocada virtud, pero en un mundo regido por las apariencias, tales hechuras trascienden como si en verdad fueran auténticas obras de arte. Las mediocridades, las medias tintas y las insultantes cursilerías son las que se imponen de manera sucia y tramposa.
Véase el Vertedero de cretinadas «PREVARICATO CULTURAL Y BÁCULOS DEL MECENAZGO».

2 de octubre de 2009

PERO LAS RUCAS SON MÁS CABRONAS


PERO LAS RUCAS SON MÁS CABRONAS

Mecanismo de inversión con el que ha rebelarse la princesa Blanca Nieves
sentido de negación de todo aquello que implica una afirmación
o sea que la gallina debe pasearse como gallo en un gallinero
porque es una mujer «liberada» que no le envidia nada al machomen
el grito desaforado de la histeria como un cliché
superestructuras emocionales que son discursos del «corazón»
y en sus grados más extremos: simbiosis de la cursilería
ingenuidad del reaccionario que se asusta
creyendo que las mujeres pretenden sublevarse
en contra de la mítica sociedad fálica
rucas contestatarias / radicales y feroces guevaristas
hembras que leen a Marx o a Bakunin
pero son modocitas / obedientes y respetuosas del patriarcado
usted no vaya a educar así a su hija
férula doctrinaria en la estructura síquica del pensamiento
zapeando la idea que el esperma es veneno
contrapartida de esa otra fábula que equivale al anatema:
«todas las mujeres son putas, menos mi mamá y mi hermana»
los demonios de la erección / el rincón oscuro de la historia
melodramas de pasión y fervor amoroso
querendonas / halagadoras / dulces como la miel en flor
Concilio de Trento y prebendas otorgadas por el dios de la virilidad
batillos moralistas en busca de sabiduría
acto de virtual concurrencia ante las páginas librescas
una junta fascista / de sexo y poderío
con una mano empuñada para dar el golpe
y la otra puesta en la bragueta / confusos y culpables
son de los que se levantan a medianoche para inspeccionar
la ropa interior de su pareja
con la idea fija de cazar el semen de otro güey en las prendas íntimas
formas mentales por esencia perturbadoras
influencias del macho / no todos los batos somos machines
pero las rucas son más cabronas
¿qué talegudo aguanta una verga adentro?
nueve meses cargando en la barriga un chilpayate
fluidos de sangre escurriendo por el hachazo del Diablo
fluidos de sangre cada mes que se descalabra el chango
una puta gripa / un pinchi dolorcito de muela
la antítesis —el pene es una excrecencia— del feminismo rascuacho
en el convento o en el harén educación antisexual
guías para padres y madres de familias disfuncionales
cochinos libros / «código moral» de las galleras mexicanas
imprecisión a fin de cuentas / para dar tinta
que los signos sintácticos y semánticos no conllevan siempre
a una afectación de la conducta o del temperamento
políticamente correcto es que muchas rucas
emitiendo opiniones feministas
no asuman —por antonomasia o por ipso iure— su condición de hembras
su «pesada sangre femenina» como decía D.H. Lawrence en Lady Chatterley's
soportan sin chistar la afrenta y se dejan llevar por el paroxismo de las palabras
cómodos subterfugios de frívola condescendencia y ciega admiración
banal camaradería maleable como la plastilina
soportan sin chistar la afrenta
y se dejan llevar por el paroxismo de las palabras
sumisión victoriana / gusanos en el anzuelo
hay quienes se bajan los calzones a cambio de comprensión egocéntrica
la inutilidad que reportan las lecciones de Margarite Dures / Hélena Cixous
Sor Juana / Mary Wollstonecraft / Annie Ernaux / Nathalie Sarraute
sentido de la decencia duplicidad ética y cinismo ideológico
energías malgastadas para concluir que solo hay un ser en el mundo
¿qué son los derechos de la mujer?
no respondan y cédanle la palabra al fantasma de Charlote Woodward
una campesina de 19 años convertida en costurera
que en 1920 ya peleaba por la reivindicación mujeril en Seneca Falls
en ese entonces la Charlote dijo que los derechos de la mujer consistían
en «una miserable pitanza que, aunque ganada por mí, ni siquiera es mía»
la trampa vaginal se trastrueca en revolución sexual
—¡Ah, qué tiempos aquellos! Bronte sí era rebelde
Cleopatra sólo un receptáculo de líquido seminal •

28 de septiembre de 2009

LA BIPOLAR REGINA SWAIN Y SU LENGUAJE DE SICARIO


LA BIPOLAR REGINA SWAIN Y SU LENGUAJE DE SICARIO


En próximos Vertederos

http://www.reginaswain.com/

«Ya cuando vayamos a Tijuana, entonces tanto tú como el idiota del charco se verán con mi marido, que tiene muy buenos puños además de muy buen cerebro, y bastantes amigos en el sistema de cómputo de la PGR» [Regina Swain].

16 de septiembre de 2009

EL POETA QUE ARRASTRA LAS PATAS • UN DOBLEFEIS QUE NO SIRVE A DIOS PERO QUE SE SIRVE DE DIOS


Flor de chinche
ñusto corazón de la congoja
date las gracias a ti mismo
en un espejo de mierda
y bébete la escasa o nula inteligencia
de idiota al que han parido
con vehemente oligrofenia.


¡Hola, locas! ¿Cómo (se) les ha ido últimamente! No soy Santajuana de los Mataderos; soy Santajuana de los «Apancholaureleros».


Tijuana está saturada de parásitos como el que aquí se guacha; un sedicente artista excretador de poemitas absolutamente inanes. Recua de gente burda e ignorante, pretenciosa y sin tradición literaria; en su mayoría, artistillas que lastran escuetas líneas o pintan cositas sin relevancia, atendiendo más a caprichos, modas e imitaciones que a cualidades estéticas.

POETASTRO CON ARACLES DE CHUPAPIJAS

Uno de los desertores del «Charkito», el «poeta que arrastra la patas», o sea, el Juan Martínez Letras de cactus—; hizo lo mismo que Pedro cuando negó a Cristo, arrimándose chupapollescamente a la capilla de los «apancholaureleros», ya encontró ya lo que quería y buscaba; pues el batillo, presto a mamarle las aguadas y gelatinosas ubres su matrona la Aída Méndez; y después de sus aracles de chupapijas fue dado de alta sin cortapisas; y el güey se integró a la recua que madrotea y padrotean, respectivamente, la Aída Méndez, el Pancho Morales, el Luperco Castillo Udiarte y uno que otro jotito y machorrita reprimidos.

—Quién lo dijera, el vatillo acabó lengüeteando y dando coima.

Todo sea por el arte del doblez, la fanfarronería y el mastuerzo de la egolatría. Ahora, empingorotado en el quillotro tertulero, se le chorrean las gomas en favor del «Apancho y el Laurel», desplegando querencia postiza y falsa cordialidad hacia el macilento club metapoético, repleto de mamertos y mamertas paridores de versitos pachuchos. Caprichos absurdos del destino o voluntarismo tirado a la milonga. El bato es un proxeneta quintopatiero, un fulano con ínfulas de Adonis y que presume de ser un poetazo. Lo cierto es que recoge la cuota de los desperdicios en la bobería pequeñoburguesa y la doblez moral, pero eso sí, muy chidamente se despide de las ribasalseras dándoles las gracias y un besito en la baisa. Sempiterno pendejo de huevitos tibios que se justifica diciendo: "Ella me supo trabajar, me convirtió en un tipo ancho de narices, y me engolondriné con su flamante categoría de chupona, gorrona, mazcorra y trepadora".

—Bien lo decía mi agüela: los hipócritas no sirven a Dios, pero se sirven de Dios para engañar. El «poeta que arrastra la patas», encontró minuto preciso para pelar la pava.


Desguangüilada sea su literatura, y con grávidos síntomas de estupidez, engreimiento y petulancia cretina. quienquiera salir de los confines del ninguneo, como ha sido el caso de este cabroncito de chet, y subir al pedestal de alabastro o, simplemente, que lo acepten en determinada cofradía; que le concedan algún espacio para leer las pendejaditas que garrapatea o conseguir un parolazo para que le publiquen un libro, es menester, sino se tiene otra opción, recorrer caminos fecalosos. Y como siempre hay una deuda que saldar, considerando que la dignidad y la ética se han malbaratado, la mendicación requiere debutar de cobero, contagiarse de lambisconería y hasta andar oliendo las erupciones de las nalgas para encontrar cabida en los nichos y mafias tertuleras. Y, además, sin reparar en gastos, el chiripero debe estar en la mejor disposición, en grado tal, hasta de cogerse a Dios por el culo. Todo sea por el anhelo de erigirse en un personaje célebre o, por lo menos, comenzar a comer con manteca.

27 de agosto de 2009

LOS ARCANOS DEL DOCTOR MEFISTÓFELES



LOS ARCANOS DEL DOCTOR MEFISTÓFELES

Medio litro de pisto para la choya
los nombres han sido cambiados para proteger a los traumados
y aquí va a empezar esta historia de cornucopias letreras
de serafines literarios y de pechugonas sin brassier
nalgasprontas doblegadas a puro billetazo
y en el cochambroso entono de la cultura
se reparten premios y patrañas
encomiástica burla de meretrices
ciénega de la melcocha de las bellas artes
sinvergüenzada o denuedo intelectual
el poeta es el único animal legitimado para la irracionalidad
pero de él ya sólo quedan los restos fósiles
pero qué triste (para ellos) cuando se les achica la cabulita lenguaraz
cuando les levantan la tapadera del guacal
y se descubre que toda la chingadera está putrefactada
ahí es donde está el pedo
donde la puerca tuerce siempre el rabo
por ignorancia pendejismo o incomprensión
vaya usted a saber
desfile alabatorio
representatividad canónica
requisitorias amorosas entre mayates y gingirines
entre machorras y madmuaselas con bichoras desmontables
endiosamiento hacia los viejos maricas
por la bajeza de chuparles la polla para allegarse de simpatías
esos estúpidos encasillamientos de la sensibilidad literaria
consignas para la subversión y la obediencia política
en el mayor conciliábulo de la idiosincrasia “posmo”
empresa intelectual de inoculada conciencia
tareas de subversión oficial-cultural
intoxicación informativa
troupe de intelectuales que muerden la mano que les da de comer
exclusión social
también degradación ecológica
soplos de creatividad en un sistema tan rígido
se colaban por las esclusas que quedaban semiabiertas
las ideas en el abismo poético
rebelión de las ovejas negras en la tierra de Canaán
cosas del cuerpo y el alma
convicción filosófica que huele a estigma del pasado
en papel sobado y resobado
flacucha institución de jóvenes de imparable ascenso metafísico
abriendo los arcanos de del doctor Mefistófeles
y el autor quiere convencer al lector de que es un lelo
al albur de oscuras maniobras orquestadas
para venderle las ideas que interesan al poder
mejor dicho las dudas que han marcado el pensamiento.
falsa conciencia de un conocimiento profundo de los procesos sociales
sentimiento de una desposesión moral:
eres un campeón tienes un gran país y un porvenir muy chingón
superioridad embriagadora del camelo
y no dominio de la verdad
la emoción es más caliente que el del intelecto
posmarxismo estructuralismo
semiótica y deconstructivismo
todo se ha vuelto un el discurso cínico
empapado de literatura en la literatura
y así se vive
tras la idea de que el Occidente es la nada
y ni las academias de la lengua se molestan en proponer una definición
desenvoltura de la herencia clásica
mitología y patología
sempiterno odio al enemigo-lector
historia de la democracia liberal
confluencia neohegeliana para los intereses USA
izquierda y derecha y argumentos refinados
con facilidad para formular teorías paranoicas
efecto retardado de las alucinaciones
películas de Hollywood en un lógico paralelismo
of course
acorde con la dirección política de los pepudos en turno •

Tijuana es el culo de San Diego

Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta ...