los superdotados de la aristarquía seudoliteraria
El castigo para el literato es una colectividad analfabestia, una gran
masa de apáticos no-lectores y un yermo de ágrafos. Y la única regresión
al pasado clásico, como los «post-arieles» de Enrique Rodó, es la gran
cultura del gran privilegio; el gran gusto de la pequeña burguesía hacia
los superdotados de la aristarquía seudoliteraria de los supuestos
genios de chafetán