Sacan hasta las sonajas y los cinturones de cascabel para anunciar al mundo quiénes son
Así se pisa el umbral de la literatura, meneando el
culo y balanceando del cuello las medallas, premios, doctorados y demás
corcholatas que han ganado. Sacan hasta las sonajas y los cinturones de
cascabel para anunciar al mundo quiénes son. Con las turgencias curriculares
que exhiben pretenden ser distintos en un lugar en el que la pobreza y la
anemia cultural los hacen ver como seres abyectos. Si acaso, poéticamente
hablando, como pájaros aturdidos, ominosos jilgueros de la retórica
nauseabunda.