bebedero de vibraciones lubricas
El sol está en su cenit y el alma no es más que un
vapor.
—Que la gente no conoce el estado de los espíritus.
¿Quién dijo eso?
¿Dónde está pues el espíritu?
¿Se esconde en un cesto de ropa sucia? Le da golpes
a la tapa del ataúd.
Antes de que te mueras déjame entrar a tu vagina,
señora poeta.
Devolver el cadáver a la tierra.
Sí, pero antes quítame el calificativo de puta y te
daré este nido de piojos blancos, este cacharro de pulgas de burdel, este
bebedero de vibraciones lubricas, este receptáculo de peces carbonizados, esta
planicie empastada de carne sudorosa.
Turista del paraíso sexual cuya extraversión
lingüística sobrepasa los menesteres de la textualidad académica.
Y no se puede hacer nada para mitigar la
fosforescencia de los órganos genitales, dijo una vez don Camilo Cela.
Yuxtaposición de elementos contrarios, que la
materia se pegue al verbo.
Y yo me siento incapaz de escribir cuando estoy
frente a tus nalgas.