Ariete de «coptación» política

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¿Qué tiene de malo que una migaja del presupuesto público sirva para auspiciar a becarios que participan o se involucran en actividades culturales? Nada, si detrás de la fachada institucional de subvención (gestión dadivosa de pídeme-que-sí-te-doy) no hubiera un ariete de «coptación» política (claro que finamente disimulado) que, en sus extremos, suele ser determinante de clientelismo, tesitura de la manipulación, control mediático de la política cultural y reverberación de la tutela estatal para justificar lo injustificable.

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