PREGUNTAS A DON MONO FILÓSOFO
PREGUNTAS A DON MONO FILÓSOFO
«Don mono filósofo, ¿porqué el bato que lo apodan el Charcomen, y quien se hace llamar Éktor Henrique Martínez, no puede decir nada sin que medie grosería de su parte cuando garrapatea sus ariculejos acerca de los literatos y gente inmiscuida en los asuntos del arte y la cultura?»
Mira, cabrón, uno se sirve de la majadería, el improperio, el baldón imprecativo o emplea el vituperio como recurso estilístico o elemento de la preceptiva. Y para eso es necesario alejarse de los remilgos y empalagos del corazón. A la clientela de malhechores seudoliterarios hay que ponerlos en decúbito supino; que quiere decir en 20 uñas. Por tanto, hay que rendir antipleitesía a las jainas bloferas y a los baturros vergueros que fetichísticamente se enchalecan como encarnaciones y representantes de la mengambrea artística y cultural de este tafanario fronterizo.
Y qué más se puede hacer, si la nómina de los cretinismos está que revienta de choncha, repleta de fulanetes y manolas que son dueñas y depositarios de un miserable acervo cultural; y, sin dudarlo, tan indigno hasta para un personaje de lo más bajuno dentro de la cultura tijuanense y, por ende, norbajacaliforniana.