REGÜELDOS TERTULEROS • TOMO 2 • DE SÁBADO GIGANTE A LAS HORAS DE JUNIO [DON FRANCISCO ACEVEDO SAVÍN]
Don Francisco: Tú, te diviertes mucho escribiendo ¿verdad? Te carcajeas solito.
Charcomen:Es lo que dice Bukowski: si sufres por escribir, no escribas, cabrón.
Don Francisco: Margarita Yourcenar decía que sufría porque escribía. Yo también sufro, mi Charco.
Charcomen:Pues si sufres porque escribes, entonces no escribas, pendejo.
Don Francisco: Sí, ¿verdad? Eso es masoquismo. Y hasta ahorita me doy cuenta.
Charcomen: ¡Ah, raza!
REGÜELDOS TERTULEROS • TOMO 2 •
DE SÁBADO GIGANTE A LAS HORAS DE JUNIO
Respecto a la forma en que la mafia culturera —vinculada a las directrices del oficialismo— cachirulea los premios literarios, el Charcomen escribió en su blog (elcharkito.blogspot.com) un articulejo titulado «PEGAJOSO FAVORITISMO Y FINGIDA IMPARCIALIDAD [EN LOS PREMIOS ESTATALES DE LITERATURA]», refiriéndose al redomado maquiavelismo que existe entre los «dadores» y «recibidores» de tales preseas letrísticas, argumentando que para mantenerse siempre en la nómina de los apalabres, el procedimiento de resolución es tan sencillo como una incubación rotativa y de espiral burocrática en la dirección de sus «cuadros» beneficiados. O sea, como queriendo seguir un modelo gongorino, ridículamente usando nombres como «Psiquis», «Adonis», entran a concurso —por ejemplo— el Raúl Acevedo Savín y el Pancho Morales; y mientras por el extremo donde se coloca la campanilla están, listos para jalar el mecate del badajo, la Eve Gil y el Gabriel Trujillo. Luego los papeles se invierten, a éstos les toca concursar y a aquellos sonar la venia de la campanita, y así sucesivamente hasta llegar a una aburrida reiteración de premios, jueces y premiados. Revueltos todos en viejas y nuevas camarillas donde ya no se sabe quiénes son los léperos y los hombres de talento. Cualquiera sabe cómo se precisa el “apoyo” o la parola hacia los protegidos y recomendados, es decir, la complicidad de capilla, simplemente se les pide a la terna de los «dadores» en turno la dejadez de su responsabilidad moral en aras del prevaricato y la arbitrariedad.
—Asi cómo, pues.
—Uuuuuh, y se hizo la luz y el dicharazo del Charcomen se cumplió como si fuera una premonicion.
—¡Adió! ¿Porqué, tú?
—Pues, porque le dieron hace poco rato un premio de poesia a «Don Francisco» Acevedo Savín por un versiado libraco que metió a concurso con todas la de la ley capuchineadora del troquel literario.
La "señorita" Cecy, presidenta del club de fansde «Don Francisco» Savín.