PAULA PEYSERÉ O LA DESINTEGRACIÓN DEL EGO



Discípula de sí

No va a darse por camino diferente al epistolar
el amor de la generación capicúa,
y no va a darse por camino diferente al corporal
el ritmo creciente y desproporcionado del escriba
¿cuán ajena resulta la fuerza literaria
al crecimiento del rubro construcción en Capital?

Creemos que se mueve el ajetreo
de lunes a lunes aunque no llega el paquete
al buzón de la esquina de Manuel Rodríguez.
El cansancio imprime un registro
fotográfico en tu cabeza:
talleres mecánicos, paredes pintadas,
tapas de luz arrancadas para reventa,
basura mal puesta alrededor de la manzana.

-Desde la avenida se veía muy distinto
que desde el puente Juan B. Justo -De un lado
hay planificación de sobras y chapa, del otro
el tránsito es una mancha salvaje

Leemos SABE REÍRSE en la fachada del almacén
y cómo termina la obra:
médanos de arena,
baldes y motores de mezcla trabajan.


Futuro

Se acopla a un Suplemento;
quiere darle el alma al país, porque sí.
Porque mantener viva la llama de la información
es como mantener el deseo. Un matrimonio.
Una bola de nieve.
Se domina una sección para que después
se acaben las armas, los números,
se acaben los tanques en la revista del domingo.

¿Cómo hacer para regularte, hipertensión?
Te desplazás con ese bozal de perro que impone
a diámetro, simétricamente,
medio metro de distancia.

Cuando suena el teléfono
la oficina se transforma en una balsa,
el llano de una ruta de agua: el Quilpo.
Podés ver desnudas
las piernas que te llevan; se articulan con una gracia
animal, naturalmente.
Te trepás al escritorio,
con la palma sobre la frente haciendo techo:
estás interpretando
la llegada de un aliado imaginario.

Paula Peyseré

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