
La crítica de hoy rebaja o adula, pero esa actitud
sicológica bien sabemos que es insuficiente para constituir una verdadera
crítica; su significado es parcial y no contribuye a crear una auténtica
crítica. Ahora, agréguese el diletantismo, las descocadas afirmaciones
arbitrarias, la turbación de la conciencia provocada por los problemas
existenciales, la errónea o desviada percepción de la realidad que se tenga,
las fulgurantes crisis morales, la limitada capacidad de discernimiento,
etcétera. Sumando todo este bagaje ¿qué es lo que se obtiene? Un mazacote de palabras
que no rebasa el nivel de una estulta propaganda, mezquina y estrecha. El
máster Gramsci decía que la cualidad más delicada, incomprendida y, sin
embargo, esencial del critico de las ideas y del analista de desarrollo
histórico consiste en saber encontrar la verdadera identidad bajo la
diferenciación y la contradicción aparentes, y en encontrar la diversidad
sustantiva bajo la identidad aparente [Cultura y literatura, p. 99].