una critica rompedora de madres
Una «crítica» ejercitada con balizajes estrepitosos
es la que yo me impongo; una critica rompedora de madres. Se trata de combatir
el carácter trascendentalista y epifenoménico del discurso mamón y pendejo que
abunda; despojar de su abstracción esa retórica hueca, frívola y mezquina que
repiten los promotores y los agentes publicistas del establecimiento cultural oficial
y empresarial y ofrecen como panacea absoluta de la engañosa libertad de
expresión; hipérbole de la humillación y la segregación cultural. Palabrería
encubierta como un mojigato remedo de la tradición estética y artimaña del
superego despiadado y del conformismo social disfrazado de erudición postiza.
Por otra parte, hay que evitar los trucos del amiguismo y las estrategias de
socialización. Aunque esto, a mí ni me va ni me viene.