idiotas descerebrados
Es decir, no negamos la vida a estos idiotas descerebrados; sólo exigimos que vendan libremente su producto, como cualquier otra cosa, pero no en nombre de la Literatura. Así que sus famosas historietas guais del Paraguay sobre gente que entra y sale de los armarios, muchachas liberadas fornicando por doquier y pijos aburridos que pretenden filosofar sobre Snoopy, sus ropas de marca y su perfume de cien dólares el bote, se las pueden meter donde les quepa.
Leo Bastardi