en el acmé de la catarsis

 

en el acmé de la catarsis

Soplo de la torpeza
Se limitan a llenar un hueco cavando otro hueco
Y así sucesivamente
El menosprecio de los ignorantes
Con mucha extensión en el pregón
Estilos análogos en distintos niveles de espiritualidad
De modo que andan a un mismo paso
Placebos inocuos y un montón de estiércol seco
Ya no hay discernimiento entre pureza e impureza
Ni siquiera ellos saben dónde quedan
Como dijo un prologuista de Darío
Dios no se arrepiente de haber creado al gavilán
Aunque éste se chingue a las palomas
Preciosa configuración de monerías artísticas
Torcidas e inadecuadas
A vuelco de sensiblerías verso enclenque y reseco
Como la bestia feroz con quien no se debe tener ningún contacto
Vociferan más cursilerías que los ardientes enamorados
No se ajustan a los hitos cronológicos
Andan ya tatarabueleando en los negocios de la concupiscencia
Pero aun así dan y quitan ofrenda en el acmé de la catarsis
Lanzarse a ese abismo sin fondo se ha de llamar inspiración poética
Como Marco Antonio en brazos de Cleopatra
Como Sor Juana ante los caprichos de la duquesa de Aveiro
Como el Santo Sínodo excomulgando a Tolstoi
Obligados están a hacer algo extraordinario
Ojalá y no se les ocurra irse a Sinaloa para determinar
Si acaso Jesús Malverde debe ser o no canonizado





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