Aquí el birote de la cultura ya no es una cuestión
de elevación, como decía el Marx hegeliano, tampoco un fenómeno que merezca
debatirse; se trata un asunto para hacer negocio e insuflar los egos. Porque
—para esta runfla de culturosos— el arte y la cultura se vertebran a partir de
lo que dicta la moda, la imitación servil o la inercia mental.
«Todo lo que escribo está cargado de dinamita. Mientras tenga fuerza y entusiasmo cargaré mis palabras con dinamita. Sé que mis verdaderos enemigos, los tímidos y los arrastrados, no se enfrentarán a mí en un combate justo. Sé que la única forma de entrar en contacto con ellos es alcanzarlos desde dentro, por el escroto, tiene uno que subir por dentro y retorcer sus sagradas entrañas» Henry Miller
Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales
Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...

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La función cultural de la mayoría de los artistas y escritores que han emergido —con más precipitación que talento— es de escaparate y apari...
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Y, a vuelco de impresiones y adjetivaciones inútiles, y con muy poco sentido de proporción estética, el protopoeta se sumerge en una ensoñac...