13 de julio de 2013

estúpidas muletillas a las que le anteponen la palabra «cultura»

Actitud tramposa o de ignorancia es reducir a categoría simplista un concepto tan polisémico como el de cultura. Para ciertos espíritus, la cultura se comprime en una definición que no va más allá de reglas de cortesía, normas de urbanidad, sapiencia libresca, acervo informativo o modales de buen comportamiento. Y sucede que, cuando algo se pone de moda, es fácil que cualquier cretino oportunista fastidie con estúpidas muletillas a las que le anteponen la palabra «cultura». Y, así, vindicando equis chingadera se comienza a chamullar el término hasta quedar rebajado a cliché de propaganda política marquetera. Una y otra vez se repiten desaguisados: «cultura de la legalidad», «cultura de la prevención» «cultura de la igualdad de género», «cultura del agua», etcétera. Como si con eso se expurgara la inferioridad intelectual de los cabrones que hacen de la palabra cultura propaganda hueca.

Francisco Morales en la dote cultural de nuestras miserias locales

Y el poeta, compinchado en la rémora de las instituciones cultureras del gobierno empresarial (IMAC, CONACULTA, FONCA, ICBC, CECUT), proporc...