materia tan esencial

Ni tanto ni tan poco: ni el profesor autoritario de la escuela tradicional, vinculado a la enseñanza de la historia basada en la memorización de grandes nombres, fechas y batallas, "clases magistrales" y alumnos pasivos; ni el profesor como el simple facilitador y coordinador del autoaprendizaje de los alumnos de la escuela posmoderna, que proclama el "todo vale" en cuanto a historia enseñada, inc luyendo el contenido corrientemente tradicional de la historia oficial correspondiente. Sostenemos que el papel activo del alumno es complementario con la función docente y social del profesor, pero no puede reemplazarla, como se pretende, ni siquiera con la valiosa ayuda de la red. Alumnos y maestros activos, y comprometidos, son unos y otros imprescindibles, al mismo tiempo, si lo que se quiere son unas comunidades de aprendizaje realmente inteligentes. Rebajar el profesor de historia a monitor de clases prácticas, testigo mudo sobre todo de aquello que implique interpretación, tiene sus consecuencias perversas: abrir la puerta a un mayor control administrativo de una materia tan esencial para formación de los ciudadanos, no se trata de una propuesta políticamente inocente. Aunque lo peor es que la "comunidad de aprendizaje" entendida a la moda anarco-conservadora conduce a un fracaso pedagógico que beneficia a las tendencias restauradoras de la escuela autoritaria. Carlos Barros

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