«Todo lo que escribo está cargado de dinamita. Mientras tenga fuerza y entusiasmo cargaré mis palabras con dinamita. Sé que mis verdaderos enemigos, los tímidos y los arrastrados, no se enfrentarán a mí en un combate justo. Sé que la única forma de entrar en contacto con ellos es alcanzarlos desde dentro, por el escroto, tiene uno que subir por dentro y retorcer sus sagradas entrañas» Henry Miller
27 de agosto de 2012
apocalípticamente hablando
Cobran validez las palabras que George Orwell escribió el 2 de enero de 1946, y que principiaban un ensayo donde refería que "los enemigos inmediatos de la veracidad, y de libertad de pensamiento son detentadores y controladores de los medios de difusión masiva; los magnates de la prensa, de la industria cinematográfica y los burócratas, pero que, a largo plazo, el síntoma más alarmante de todos es el debilitamiento del deseo de libertad entre los intelectuales" [The Orwell Reader, Collected Essays, p. 167]. No nos engañemos, una empresa de vocación trasnacional no puede ser amiga de la cultura. Pasolini decía que la televisión es autoritaria y represiva como nunca lo fue ningún medio de información en el mundo. Y por más que empresas de la difusión masiva se disfracen de fundación cultural y promotora de los quehaceres artísticos; su objetivo es (y será, apocalípticamente hablando) anestesiar la conciencia; sus estrategias mimetizan sobre el pensamiento una realidad fetichizada. Televisa, por ejemplo, cumple la "función social" de entretenedor y pedagogo, y poco le falta para sustituir totalmente a la Secretaría de Educación Pública; ha puesto a eximios catedráticos como el Jorge Ortiz de Pinedo, el Chabelo, el Adal Ramones, el Juan José Origel y la Galilea Montijo a impartir los programas educativos. El monopolio privado ha adquirido el estatus de monopolio público. Han llegado a la pantalla chica los nuevos relevos de Paco Malgesto, Sube, Pelayo, sube, Raúl Velasco y Paco Stanley. Nuevas caras, nuevo despliegue ideológico; neorrománticos de la tecnocracia, paladines del control remoto que vienen a cagarse sobre las últimas ilusiones de la promesa revolucionaria. Se aplica el ostracismo a los artistas e intelectuales contestatarios; se trata de esquivar los dardos venenosos a la luz de los reflectores, las cámaras, la publicidad y la parafernalia consumidora, secundada con cantos suaves y discretones de la trova de rebeldía institucionalizada y capitalizada a modo de pastiche.
Tijuana es el culo de San Diego
Tijuana es el culo de San Diego, es uno de los tantos retretes, tafanarios y bacinicas que tiene California. Dónde todo mundo se cree poeta ...
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