La sofística es el arte de traficar con sabiduría aparente


«Cuando un locutor ataca o adula a un gobernante, mediante la erística y la sofistica, es fácil detectar que se trata solo de un charlatán que con astucia consigue una buena remuneración. Y te preguntarás ¿Qué es la erística y la sofística? Pues bien, cuando Aristóteles intenta hacer comprender la diferencia entre un argumento y lo que se le parece pero no lo es, descubrimos la falacia, y en esta distinción va elaborando su teoría argumentativa sólo superada por el número de falacias que podemos encontrar en los discursos. La erística y la sofística, son definiciones de argumentos falsos, falacias en todo caso. Se diferencian entre si de acuerdo al fin que persiguen. La sofística es el arte de traficar con sabiduría aparente, con el objetivo primario de enriquecerse. Allí es donde se desmienten quienes utilizan el micrófono o la columna de opinión para enriquecerse, pues es muy fácil mentir ya que la argumentación debe ser apenas verosímil y no exacta. Estos personajes han desarrollado un pico de oro, que les permite estafar a quienes no dominen el lenguaje y no sepan de comunicación. Además cobran duro. La sofística proviene de los sofistas griegos que enseñaban por remuneración, lo que les llevó a utilizar sus métodos de espaldas a cualquier intento de obtener la verdad. La erística utiliza la sabiduría aparente con el fin de alzarse con la victoria en cualquier disputa, es hacer prevalecer la opinión sea como sea» [David Javier Medina, Armas de distracción masiva en Guayana].

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