LA VIANKA SANTANA, LA BOTELLITA DE JEREZ, DE LA TETA PRESUPUESTîVORA Y DEMÁS UNGÜENTOS CULTUREROS




FUNERALES PARA EL GRAN ESPECTÁCULO DE LA CULTURILLA ZAUMADORA

Desde de la temporalidad de la historia nos llega este flach-bak de barato montaje publicitario; una de tantas estampas del narcisismo seudoestético, muy rutinizado para impresionar mentecatos, haciendo de los referentes culturales una vulgar pacotilla decorativa. Se trata de un sentimiento estúpido y hasta inmoral, similar al que experimenta la pelusa de los pueblos débiles cuando exalta a sus déspotas.

«Con una deslumbrante personalidad, con ideas transparentes, claras y espléndidas relacionadas con los movimientos artísticos y culturales que se suscitan en el área de Tijuana, con una trayectoria de casi veinte años de conocimientos, vivencias y experiencias Vianka Santana, artista transdisciplinaria, expresa sus inquietudes, sus necesidades del quehacer artístico» [Paco Zavala, Aporta Nuevas Ideas Culturales Vianka Santana, La Prensa de San Diego, 18 de abril de 2003].

—Y miren nomás conquién... y para expresar el afecto reprimido, supongo.

No hay duda que la impostura de la vanagloria, el fantochismo y la trivialización constituyen una condición funcional de la actual concepción de la cultura promulgada por los «mass-media». El máster Eduardo Subirats apunta que «la definición administrativa de la cultura como sistema de entretenimiento social y de neutralización de conflictos ha llevado necesariamente consigo la trivialización de sus expresiones y la pérdida de significado y de compromiso real de las formas culturales o de aquellos que las generan».
He aquí el símbolo o correlato ofrecido como una cursilería, y a la que también le pertenece la idolatría del título nobiliario.

«Esta singular mujer, posee un dechado de virtudes, dentro de los que podemos contar a la belleza femenina, personalidad, inteligencia, gracia, don de gentes, cultura y una depurada educación. Mujeres como Vianka Santana, representan con mucho orgullo a la mujer mexicana y sobre todo a la mujer tijuanense. Le deseamos mucho éxito en su posición de Coordinadora de Eventos Especiales en el ICBC, en su trabajo educativo, en su quehacer teatral, en la organización de los teatristas y en todo lo que emprenda»
[Paco Zavala, Aporta Nuevas Ideas Culturales Vianka Santana, La Prensa de San Diego, 18 de abril de 2003]. [3]

—Hay quienes optan por la desmesurada coima, yo prefiero el incordio.

«Todo es voz, de cerca y de lejos, jerga de prensa, cadencia de fraseología, omnipresente banalidad. ¡Pero qué eco, qué grandiosidad! La banalidad se hace apocalipsis, la fraseología explosión, la jerga de la prensa se convierte en bramido de cañón, la cháchara de un dandy o folletinista en trueno de Juicio Final. Se hace lenguaje de lo indecible. Por todos lados se alza la contradicción». Y para esta efímera revelación o dédalo de biográficas tunantadas se antojan exactas las palabras en cita y que escribiera el doctor Ernest Fischer en su libro «Literatura y crisis de la civilización europea».

—Oiga, mi chif; ¿ya reviró lo que ese pedazo de zoquete del Paco Zavala dijo acerca de la comadre del Leobardo Sarabia?
—A ver, repítemelo.
—Que rucailas como la Vianka Santana representan con mucho orgullo a la mujer mexicana y sobre todo a la mujer tijuanense.
—Humm... Ese cabrón arrastrado ha dicho cosas peores.

Si el lambiscón e ignorante gacetillero ofrece como prototipo de la jermu tijuanaca a la «coordinadora operativa» del propugnáculo «Sarabia hermanos & asociados»; más bien, el birote sería al revés, en el sentido de parecerse ella, y desear erigirse en las tantas y tantas señoras y señoritas, sin malos humores, ociosas, de buen diente, criadas en el ocio y el regalo, en medio del vicio fácil y corriente, como dijera don Leopoldo Alas Clarín en páginas de «La Regenta». Aunque, quién sabe si alguna de esas tantas manolinas tuviera la exquisita sensibilidad y el arrojo para crear un drama como el de su autoría, intitulado «La Quitamaridos», mismo que le abrió las puertas para camellar en el Instituto de Cultura de Baja California (ICBC), en los tiempos en que figuraba de padrotín de dicho changarro culturero el ahora difunto Bernal; o, porqué no, jambarse un "flautín" perteneciente a unos de los maicerones de la Orquestra de Baja California.

—Y es que a la pobre le gusta muchísimo el instrumento del solfeo.

Con sus remasterizadas diosas de la justicia, la igualdad y la fraternidad, y tras las cuales se ocultan variados intereses burgueses, la mitología de los universales oscuros sigue departiéndose en los opúsculos de propaganda que la doña genuflexea sobre papel periódico. Con el porte de una enjuta yegua inglesa a punto de desfallecer, la ruca menea las anquillas, al tiempo que flamenquea los brazos y se cala las antiparras para irse a chutar un broli de patafísica. Contagiada por lecturas del calado de la dama de las Camelias, el alma se le afusila para avenirse en desbragada mujeruca romántica y bobaliconamente utopista; con decir que ya no requiere bato alguno que le guise el pimiento, pues —cuando apenas avienta la noche su mortaja— la cama se le llena de sombras moradas que le desquician la zaguanera. Luego que se ha ido la luna y el canto de la lechuza se diluye en el grito sordo, la ruca dice no tener sueños, pero sí muchas ganas de marronguear la trola y la pajarota.

Y digo esto porque cada vez que saca a balcón su retal de palabras, entonadas al ritmo del relativismo pusilánime y oscilando entre una actitud ingenua y ladina, la madmuasela se dispone a presentarse (pluralizándose en nombre de los culturosos) como una víctima de la insensibilidad de malvados seres (calcados en los textos, por así convenir a la conchita, como villanos abstractos); la madama se muestra muy ilustrativa en su intentona de querer atrapar al lector en las redes de la compasión; pero, además, la facundia no para allí, pues la emplea para manipular los puntos de vista, al presentar al grueso de la culturosada y la bohemia parasitaria —y que se integran por quienes ella denomina «creadores artísticos», «promotores culturales», «grupos culturales independientes», «gestores en el ámbito de la cultura» y blablablá— como unos seres frágiles, inocentes y desamparados.
Y esto queda demostrado en muchos de sus textos, por ejemplo:

«El gremio de la comunidad de artistas y creadores, es un sector que al igual que los otros, paga impuestos, participa activamente de los procesos económicos, sociales y políticos y que además, vitaliza las formas de cultura que le dan sentido e identidad a una ciudad, a un Estado, y a un país. Sin embargo, se trata del sector más vulnerado y vulnerable, puesto que se le ha marginado y desprovisto de garantías que tienen un carácter: intransferible, irrenunciable, impostergable e inalienable» [Vianka Santana, País asimétrico, suplemento Identidad 1914, periódico El Mexicano, 7 de febrero de 2009].

Vaya trampa sicológica y burda maniobra de retórica chapucera; la realidad no se ajusta a los esquemas propuestos por la mina, pues la justeza de sus conceptos sólo sirve para eludir formulaciones practicas, anteponiendo fetiches como figuras de primer orden en la «esfera» culturalista.
¿Porqué tal gremio de parásitos y de arribistas es el sector más vulnerado y vulnerable si, como bien lo afirma la ruca, participa activamente de los procesos económicos, sociales y políticos? Pero si esa cáfila de vivales es quien usufructúa de lo más requetelindo el mogollo de la cultura. Por lo que se ve, la Santanita sigue la misma línea pequeñoburguesa de crear islotes privilegiados.

«Entonces —ante el panorama cruel de los contrastes sociales y económicos—, es claro que hay todo un universo de sectores vinculados a la cultura que quedan en el más franco abandono» [Vianka Santana, Promover los derechos artísticos y culturales, suplemento Identidad 1879, periódico El Mexicano, 31 de mayo de 2009].

Qué tipaza es esta señorona de la Vianka Santana; una desaforada tipaza que le encanta pasarse de chorizo; una gran tipaza de la farsa seudointelectual. Con total indiferencia por aquellos seres que verdaderamente sufren y sí se hayan en agobio, la chamacona se apresta a esta encomiable o detestable (según sea el caso) labor de asistencia samaritana. A fin de cuentas, ingenuo e impotente (cuando no, políticamente rastrero) es el sermoneo —que en su ministerio de "promotoría" culturera, culturosa y culterana— apela la señora Vianka Robles Santana. Pero no nos detengamos en las pedantes burradas y disparates que la mina tira a redondel, saquémosle otro botón al ojal.

«Legislar en torno a los derechos del arte y la cultura, es una tarea urgente que requiere de la necesaria concurrencia y participación de la ciudadanía, lo que implica una consecuente reconstrucción de esa visión que tiene la propia comunidad cultural de sí misma, en la que se ve y se percibe al artista como "sujeto de asistencia"» [Vianka Santana, Promover los derechos artísticos y culturales, suplemento Identidad 1879, periódico El Mexicano, 31 de mayo de 2009].

¿¡«Concurrencia y participación ciudadana»!? ¡Coñetas! Estas ya son chingaderas. Pero ¿cómo el estado va a ser servidor de los esclavos ciudadanos? Y en cuanto a la tozuda percepción («visión que tiene la propia comunidad cultural») de considerar al artista como "sujeto de asistencia", sin dejar de ser una mamada, esto ya es una beatería muy pendeja o, deatiro, una vil mendacidad de la decencia.

—Oh, sí; la gran cultura, el gran privilegio y el gran gusto de la pequeñaburguesía.




BISUTERÍA ESPIRITUAL Y DEMÁS UNGÜENTOS CULTURALES

Cebados por la paráfrasis, invocando fraseología, con los sentimientos perturbados y guiados por el «aura anónima», asistimos a la disolución del mundo en el «yo»; hombres y cosas ya no son diferentes, se suceden en sus esencias. Sujeto y objeto se erigen en apariencias y no se reconocen sus particularidades («cambios» y «recambios» facilitaron «la fractura»); un modo de «alotropía» en la que cambia la forma pero no el contenido («el quehacer artístico» les ha dado «una clara noción»); lo opuesto a lo concreto no es solamente lo abstracto, sino lo disperso. La autoconciencia se encuentra delimitada por el objeto y el individuo ha capitulado ante el poder de las cosas («un sitio» que promete una importante «oferta»).
Y en el discurso que hace suyo la «singular mujer» (de «deslumbrante personalidad, y de un «dechado de virtudes») se despliegan entidades abstractas que adquieren una fuerza motriz autónoma («el optimismo» y «las cuentas alegres» enrarecen «la obligada reflexión»; «las acciones de gobierno» llevan «el aprovechar»), objetos con voluntad propia que se sobrepujan en seres animados («resultados obtenidos» le dan a la ciudad «liderazgo», «el 2009» trae «la llegada» y «el arribo»).
Personificación de los objetos que se mueven por su cuenta como los sapitos de voluntad infatigable, como los desenfrenados esponsales en su primera etapa conyugal, como las chamaquitas de mal vivir, como el alma en pena de un muerto que no fue enterrado en el panteón o como el padrote en el acto de esquilar suripantas.

—En los individuos y las cosas se han invertido las funciones.

En los tantos articulejos de la Santana, publicados en el suplemento del Eligio Valencia Roque, son abundantes los ejemplos que ponen al descubierto el proceso histórico de la enajenación del hombre como sujeto que ha sido desplazado por el objeto (la realidad que se diluye en el «yo»); objetivación deformada de un mundo en el que se vive de apariencias; fenómeno de despersonalización no sólo discursiva, sino de la vida y los sentimientos (se puede regalar el alma, no así el dinero).
Y para expresar la andanada de despropósitos y demás desfiguraciones teoréticas, la supernietzscheana leidi tijuanaca arma su «weltanshauung» utilizando los recursos estilísticos y retóricos de la distorsión lingüística y la dislocación gramatical. Así, embaulando palabras, sintagmas y enunciados que acaban en notas periodiqueras de un mismo color y sabor; luego, «evacuatio fit» en el suplemento dominguero que padrotea el gingirín del Jaime Cháidez Bonilla; y, ya en cuadro de publicación, la ñorsa Robles Santana informa (o, mejor dicho, desinforma) que «la actual situación de vulnerabilidad social y económica» y «la visible confrontación de las fracciones parlamentarias», cual si fueren peleoneras marimachas que se lían a moquetes con cuanto cabrón se ponga en frente, dejando estrellitas funestas en el aire, ojos de cotorra, labios partidos y jetas hinchadas, «han golpeado de manera significativa al sector de la cultura».
Me imagino que la hija putativa del arqui Cleofas Veloz fue la primera mona a quien ese par de gandulas (dos cholas malandrinas que, como ya dijimos, responden a los nombres de «actual situación de vulnerabilidad» y «visible confrontación»), le arrimaron tortazos, patadas y zopapos.

—¡Ay, qué momentos tan graves!

El estilacho retórico y, por antonomasia, esa forma de armar un discurso sustancialmente disparatado, yuxtapuesto con costras de una lengua erigida como una inconmensurable columna y barnizada con una dorada capa de mierda, fraseología para el embrollo del sinsentido y ornamentar el crimen, promover el turismo o anunciar la llegada del besaculos. Y fraseología es la lengua que utiliza la prensa para difuminar la realidad y espantar los sucesos con clichés.
Un envilecimiento de la palabrería esponjosa que Karl Krauss, antes de que estallara la primera gran peste de 1914, combatió en solitario a la prensa, a la sociedad burguesa, al fantasmal imperio austriaco, al estilo de vida de esa época con jedor a fraseología y putrefacción moral; desenmascarando las capas más profundas de la engañifa, la mentira, la hipocresía.

«He tenido una visión terrible:
veía yo cómo un léxico de conversación iba hacia un erudito y se ponía a abrirlo y hojearlo».


De la manera en que las circunstancias, los acontecimientos y las cosas sepultan a sus protagonistas y hacedores; individuos arrejolados en su alienación, desrealizados y sustituidos por una realidad que sólo es vapor, cosa etérea, fantasmal.
Y este fenómeno de alienación lingüística y de proposiciones clichés no es privativo del discurso que expone nuestra invitada; por tanto, consideremos los siguientes enunciados, cabezales del periódico Frontera (martes 27 de marzo de 2009), y observemos que la mediación «sujeto-objeto» se verifica en los mismos términos ya expuestos; es decir, la realidad, como un objeto abstracto, disuelve al «yo», despersonalizando al sujeto y sustituyéndolo por un mundo de simples apariencias.

«Cuidan hogares gasto y cambian consumo» [12-A]
«Sobrevive altar de Santa Muerte» [14-A]
«Revela escuela conflicto» [14-A]
«Sin novedad reportan cámaras» [14-A]
«Arranca festival de teatro en Tijuana» [11-B]
«Repuntan las bolsas por nuevo rescate» [16-A]
«Llegan ‘esperanzas’ a Chile» [25-A]
«Desatan camisetas repudio en Israel» [25-A]
«Arranca festival de teatro en Tijuana» [14-A]

Ahora, toda vez que la noción del antitético binomio sujeto-objeto suele ser un caldo para muchas cucharadas, procedamos a echarles mirugiada a otro birote.

(nota: para ahondar con precisión en las cuestiones del fenómeno de las extrapolaciones semánticas, remito a los lectores interesados a los análisis que Timpamaro, Rossi-Landa, Broch, Lukács y Brecht llevan a cabo en respectivos textos).




FRAUDULENTAS CRETINADAS PARA COMEMIERDAS
[O CUANDO LA SANTANA LE HACE COMO EL TÍO LOLO]


La cultura, y todo lo que la Robles Santana relaciona con dicho concepto, no es el único contenido de la vida. Es verdad que se requiere unificar lo social con lo individual; pero no únicamente por la vía de las sensaciones bienhechoras, haciendo de la vida un poema o una canción. La cosa no va así; hay que reconocer la realidad y tener presente que, ante las convulsiones y deformaciones de esta realidad contradictoria, el modelito de cultura que apologiza nuestra invitada es pura idealización cuyo aparato terminológico está armado con base en generalizaciones; y lo que es peor, al establecer el análisis de las categorías de cultura, la jermu niega los componente ideológicos, postula ambigüedades, extirpa los elementos determinantes de las contradicciones sociales y anula del plano teórico los conceptos específicos, mismos que remplaza por objetos abstractos, genéricos, neutros y políticamente indiferenciados. Y, pese a todo eso, y cada vez que puede dar bucheos publicitarios, quijotescamente ha de bufar la cantaleta de que la cultura es el «supertodo», la extravagante dama del orden y la paz que evitará que nuestras almas se hundan en la macabra ciénega de carne y sangre.

Doña Vianka Robles Santana, ¿acaso no toma nota del tiempo en qué vive? Porque se advierte que no vincula los carifanchos cultureros con su amilanada agenda de vida. Los imperativos del mercado para allegarse ganancias han modificado el rol de los consumidores, y a través de la publicidad se conceptualiza la noción de la cultura en sentido diametralmente opuesto, introduciéndose la visión ultraligera, es decir, culturalista. «Hoy ya damos por sentado —dice el máster Eduardo Subirats— que el concepto de cultura no es idéntico con aquel significado de libertad y autorrealización que tuvo para los intelectuales de la Ilustración moderna. Y se acepta sin mayores reflexiones que tampoco la cultura es el medio, privilegiado porque marginal, en donde se dan expresión los conflictos sociales e individuales a través de una responsabilidad colectiva de los lenguajes intelectuales o artísticos».
Categoría que se sitúa en una pretensión de cultura vacía de sentido, recreada como una glosa romántica pero a la vez perversa, una noción de cultura de poca o nula visión crítica, generada como un mero proceso de intelectualización, abstraída del contexto de la lucha de clases, controlada y reproducida por los miembros más oportunistas, nefastos y parasitarios de la pequeña burguesía; cultura neoescolástica, excluyente, idealista y que, como refiere Antonio Gramsci, «sigue siendo la cultura de una restringida aristocracia intelectual, que a veces tiene influencia sobre la juventud, solamente cuando se convierte en política inmediata y ocasional».
Conceptos como «agenda cultural», «balance alternativo de la cultura», «comunidad cultural», «propuestas artísticas», «función pública», «espectro cultural», «desarrollo creativo», «gestor cultural», «promotor artístico», etcétera y demás etcéteras, son usados por la susodicha artista «transdisciplinaria» como si fueran ungüentos o jaleas que le servirían a cualquier hembrita para paliar escozores en la chutama. Doña Erreese se autoimpone el chocho de vindicadora de los intereses del proyecto «BBC», (nada qué ver con la «British Broadcasting Corporation»); el acróstico significa «Berruguete Becaril para Culturosos».

—Oye, bato; ¿no sería más ilustrativo que esa dama se nos presentará como el chino que aconsejaba al «Karate kid»?

Después de consumada la penitencia de sus rogaciones públicas y despachados los exhortos de rigor, a la multidisciplinaria artista le sobrevienen baladros de una corajina que rápidamente logra amainar; pues de lo contrario, la rabieta le hubiera rapado el fleco, el monte de Venus y hasta la yadema de laurel que sus acólitos (daifas y gamberros del entorno culturero) le obsequiaron por cumplir una larga trayectoria en los oficios de la trápaga y la faramalla.

—Recuérdese lo que se moteja en este arcaico refrán: «con arte y engaño se vive medio año; y con engaño y arte, la otra parte».

Tersa en el trato con las terceras personas y reprimiéndose los arranques de histeria (y no para salvaguardar el decoro, sino por el miedo a descubrirse como una vulgar y frívola rumiadora de novedades de escaparate), pues ella participa en el control unitario del estado cultural.

—Pues... mire lo que espetó la flemática mujer en otra de sus notículas papirescas.


«Con incredulidad escuchamos la promesas del Alcalde, del Gobernador y el Secretario de Seguridad Pública. Y con una buena carga de enfado, leemos las flamantes declaraciones con las que en materia de cultura el Ayuntamiento tuvo a bien adjudicarse el trabajo de los creadores» [Vianka Santana, A propósito del 2008, suplemento Identidad 1859, periódico El Mexicano, 11 de enero de 2009].

—Uy, haber si no terminan matándola esos pinchis recuerdos.

Se ponderan las consecuencias de las intencionalidades; o sea, de acuerdo con la magnitud de las proporciones éticas el camotero decidirá si le pone o no el termómetro a los tubérculos (le mide el agua a los camotes); y la costurera calculará qué tan ancho o qué tan angosto quedará el encaje.

«Desafortunadamente, en la función pública del la cultura hemos sido testigos del ascenso —casi providencial— de personajes que han resultado toda un revelación en el arte de la simulación o el tráfico de influencias»
[Vianka Santana, País asimétrico, suplemento Identidad 1914, periódico El Mexicano, 7 de febrero de 2009].

—Ni todo el amor, ni todo el dinero —aconsejan los viejos enamorados.

Nuestra invitada arroja a todos los vientos la noticia de ser «testigo» de la manera en que ciertos «personajes-revelación» se trepan por la escalera de la jerarquía de los empleos, valiéndose para ello de una eficaz e ingeniosa artimaña, o bien, a través del apalabre o el canillazo de algún pepudo (amigo o pariente). A esa ventaja se le llama realismo pragmático y conocimiento exacto del mundo.

—¿Y no será de mucho atrevimiento afirmar que la Santana también le mete pezuña a ese refinado maquiavelismo?
—Agüevo. Procura ir a la moda.
—¿A poco, tú?

La ruca nos tira el borregazo de algo que ya es obvio en las cogullas del burocratismo culturero, pero no se atreve a balconear a los chichos de la película; nos pone al tanto del pecado, mas no nos dice quién es el pecador. La ciega o convenenciera aceptación del pernicioso sistema de hacer política. A través del dualismo moral y los «métodos inmanentistas», los críticos se autosilencian o se autocensuran para no perder sus posiciones, para que no les turben la calma, para seguir chupando del bote, para que no les pronostiquen la cesantía y «tutti quanti. Predispuestos a enredarse en la lógica de la sumisión, haciéndose de la vista gorda, tecleando el discurso oblicuo y justificando como fatalidad el relativismo moral. En el principio regulador de los medios, así se fija el precio que se debe pagar por la consecución del fin.
Los medios preceden ontológicamente a los fines; y cuando la teleología sucumbe ante el engaño histórico, entonces los fines ocupan el lugar de los medios. Esta degeneración de la talacha periodística y escritural suele encubrirse, según sea la destreza del bribón que invoca los elevados ideales humanistas o fines supremos que sirven de parapeto para cambiar de color o subirse a otro carro.

—¡Chale, carnal! Ni siquiera el viejo marica de José Stalin se atrevió a proclamar que «el fin justifica los medios».
—Que la jaina se abra de capa y suelte toda prenda; al cabo que los políticos no le tiene miedo a este tipo de simplezas mentales.

Pero sucede que, y por lo que aquí se avizora, a la ruca le ocurre lo mismo que al camaleón; cambia de colores según la ocasión; la docilidad pasiva se trasmuta en participación activa, y viceversa. Arte y cultura en las falsas dicotomías mecanicistas que se cargan hacia un extremo o hacia otro, según convenga al interesado; es decir, ¿quién es más hermosa: Casildea o Dulcinea?

—La Viankanuka debería de hacer un pacto de sinceridad consigo misma.
—¿Porqué, bato?

Porque aquí peca la beata señorona, y de la trompita le salta el chicle bilioso cuando le piden su "parecer" acerca del julanete, antecesor del Virgilio Muñoz (éste sí gallo predilecto de la Santana), y quien quedara momentáneamente en calidad de director del Centro Cultural Tijuana (CECUT), luego que la Tere Vicencio pintó venado hacia la ciudad de México, siguiendo un hueso más choncho que mordisquear.
Y estos fueron los untos que hicieron combustión de verbena en sus carnes flacas:

«Un perfil inadecuado. Héctor Villanueva, no es la persona que reúna el perfil para una institución como el CECUT, dijo de entrada la promotora cultural Vianka Santana. Definitivamente no reúne el perfil. No tiene la trayectoria ni la experiencia en la función pública de la cultura como para dirigir una instancia de esta magnitud, no es un promotor cultural que se haya caracterizado por interactuar con otras disciplinas artísticas y otro tipo de creadores que no estén acotados a la disciplina que él en lo personal se desempeña. • Creo que desde el espacio que ha estado, no ha interactuado con la comunidad y no ha sido una subdirección de liderazgo como para que uno pensara que en consecuencia sería lógico que ascendiera al siguiente puesto, creo que se deben considerar ciertos aspectos que requiere el perfil, agregó la creadora. • Sería importante que una decisión de esta naturaleza se tomara de una manera consensuada, que se tome en cuenta a todas las personas que hay en el estado, no sólo en Tijuana, que tienen la suficiente trayectoria demostrada y la experiencia en la gestión pública, que tienen la visión clara de lo que debe ser el desarrollo cultural en el noroeste, que no esté comprometido con un proyecto personal, sino que estén comprometidos con la comunidad cultural» [CECUT: Cuestionable relevo, Zeta online, nota de Enrique Mendoza Hernández]. http://www.zetatijuana.com/html/Edicion1828/Cultura_Principal.html

Y esa fue la divisa que recibió el mentado Héctor Villanueva, contrariamente, y en nada comparada, con la dulce turgencia y elocuencia lisonjera —toda una polifonía de aleteos de mariposillas, trinos pajariles y repiques de campanitas que hacían eco en el corazón— y que restriega en la collera del Virgilio Muñoz. A éste sí, mas no a aquel cabrón, le hace la Robles Santana amorosa «rendición», tan hiperbólicamente como la hiciera la Sophia von Klingenau: «Y llegó una luz del cielo, sobremanera hermosa y deliciosa; y me cubrió a mí, y me penetró por completo con su resplandor y brillo, y, de repente, mi corazón quedó transformado, rebosando de una alegría indecible, desacostumbrada...».

En el acto de imponerse la lealtad al trono se procura siempre sacar alguna tajada; y eso que la ruca no le tiene mucha afición a la política. En fin, se procura siempre asegurar la concesión y el premio que dan, quitan o niegan los caciques cultureros de las "políticas públicas"; amaños que formulan los «creadores y promotores artísticos» para manejar pueblos ya casi fantasmales.

—Pruuffff. Menos charlatanería culturera, mi chavala.




DOBLEZ Y ESTULTICIA ANTE LA MENDACIDAD CREATIVA

Pasemos a un repliegue de narcisismo, y que le sirve a la conchita como una especie de antídoto para apaciguar la angustia de una conciencia lacerada, me recuerda el caso de Maquiavelo cuando jesuitas lo combatían teóricamente; pero, en el terreno de la praxis política, nada les impedía que el florentino pasara de ser su adversario a mentor.

«...dos grandes satisfacciones del 2009 fueron la experiencia de seguir perteneciendo al Foro Cultural Ciudadano (FOCUC), y el poder contribuir de alguna manera a la reflexión sobre la cultura en Tijuana, a través de la oportunidad que me brindó la comunidad al designarme en el subcomité de Cultura del COPLADEM, como Consejero Ciudadano» [http://blogs.myspace.com/frivolitos].

Bueno, y en razón de que la Santanita también utiliza las palabras como si fueran pilchas, veamos un ejemplo (nada más uno, que conste) en el que ha soltado el churumo con las patas al cielo y la cabeza al suelo.

NOTA: una vez leído le aplicaré la fórmula de la «botellita de jerez».

—O sea, que todo lo que ella diga será interpretado al revés.

«Desafortunadamente las estrategias emprendidas por el XIX Ayuntamiento apuntan hacia formas de crecimiento insostenible, porque no han considerado el valor de la cultura como elemento de cohesión social, porque han eludido el hecho de que existe una relación estrecha con la economía, y por qué no han querido entender que la cultura es causa del desarrollo y no consecuencia» [Vianka Santana, Clusters y distritos culturales, suplemento Identidad 1915, periódico El Mexicano, 14 de febrero de 2010].

La manolita aduce que ciertos cabrones (cuyos nombres ignoramos porque la pajarita omite precisar el dato) «no han querido entender que la cultura es causa del desarrollo y no consecuencia». Primor, sin menospreciar las virtudes que te hacen brillar y los egregios méritos que por ley te tocan en el reparto clientelar, lamento decirte que andas soltando el chorro de miados fuera de la bacinica. Y creo que tú eres quien no ha querido entender que la cultura sí es consecuencia del desarrollo. El hombre no existe en virtud de la cultura, sino que la cultura es la que existe en virtud del hombre.

—Qué absurda y ridícula contradicción.
—¿Qué cosa, tú?

La madmuasela se subleva contra sí misma y, acto seguido, chilla, patalea y se estremece de asco. Y, repetidamente en uno y otro de sus sucesivos y tantos articulejos que confecciona, suelta el puchero de que no existe «una política generosa y comprometida en materia de arte y cultura»; que «el Estado aun no ha asumido a cabalidad su responsabilidad»; que hay «improvisación en la función pública»; que «falta presupuesto»; que «no existe una voluntad clara por parte de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento para generar un presupuesto acorde a las necesidades de esta ciudad»; que «existe una visión muy limitada sobre los consumos culturales, ya que no se han realizado diagnósticos que permitan la construcción de programas certeros»; que «también en el ámbito de cultura, Tijuana fue lesionada sensiblemente» y tururutururú.

Son estas las cositas que espantan, hartan y enfadan a la madama. No obstante, confusa y meciéndose en el hartazgo, espanto y enfado, y sin dejar de crisparse y clamar maldiciones. También, y no sé porqué, esas cositas de la Santana me traen a colación un relato que Gramsci anota en sus cuadernos carcelarios, y «en el cual el sabio Saladino dirime la desavenencia entre el vendedor de asados que quiere hacerse pagar por el uso de las emanaciones aromáticas de sus manjares y el mendigo que no quiere pagar. Saladino hace pagar con el tintineo de las monedas y dice al vendedor que embolse el sonido de la misma manera que el mendigo ha comido los efluvios aromáticos».

—La pedantería...

Y la pedantería apasionada, dice Gramsci, es tan ridícula y peligrosa como el sectarismo y la demagogia más desenfrenados. Pero en el texto que enseguida transcribo, cogiditas de la mano se pasean la pedantería, la ridiculez, la demagogia y el disparate.

«Las políticas públicas deben orientarse hacia el cumplimiento cabal de las premisas que les dan sentido, tomando en cuenta que su dimensión es proporcional a su cometido social pero también, a su grado de incidencia y beneficio...» [Vianka Santana, País asimétrico, suplemento Identidad 1914, periódico El Mexicano, 7 de febrero de 2009].

—¡Más seriedad, por favor!

¿Podría alguien decirnos qué significa ese bochinche de piruetas cerebrales que excreta la manola? Pues miren qué cosas tan inigualables. De tal manera que lo ya transcrito significa, precisamente, que «las políticas públicas deben orientarse hacia el cumplimiento cabal de las premisas que les dan sentido, tomando en cuenta que su dimensión es proporcional a su cometido social pero también, a su grado de incidencia y beneficio». Y nada más.

—Vaya forma de demostrar su inteligencia y «depurada educación».

¿Quién dijo que la Santana era toda una paridora de «ideas transparentes, claras y espléndidas»? La verdad es que la "consejera" del subcomité de cultura del COPLADEM no tiene desperdicio en el momento de lucirse con tales cantinfladas y, sobre todo, para poner del asco y rebajar aún más la poca credibilidad que tiene la consejería ciudadana que fufurufamente dice ostentar.

—Que quede claro, si la madama se anima a tal cometido, pues que lo haga con el virtuosismo con que se explaya ante la aristocracia morralera, cantándole responsos y meneándose muy requetemegaguau.


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