REFLEXIONES DE UN ALBAÑIL MARIGUANO
La relación de la conciencia con la realidad perturba cuando las apariencias ocupan el lugar de las esencias. Un bato es un bato y sólo en determinadas circunstancias llega a convertirse en poeta, periodista, ratero, mayate, panadero, carterista o catedrático, según sean las formas fetichistas de la objetividad. Pero la función encubridora de aquello que no es lo que es, siempre deja costras que poco a poco comienzan a levantarse y desprenderse. Porque dos cosas hechas iguales por dos personas diferentes no son la misma cosa. Por eso, como apuntaba el autor «Perro que ladra no muerde», la tendencia más natural del hombre es adquirir alguna superioridad sobre sus semejantes, y cuando esto le es absolutamente imposible, se conforma con aparentarlo.