CUANDO EL CANTO DEL GALLO ES DE GALLINA PONEDORA [LA COCHINA CONDE, LA MAULA LUNA Y OTROS PRODUCTOS PARA CABALLEROS]


CUANDO EL CANTO DEL GALLO ES DE GALLINA PONEDORA
[LA COCHINA CONDE, LA MAULA LUNA Y OTROS PRODUCTOS PARA CABALLEROS]


El chuzonero y chupóptero del CONACULTA Erasmo Katarino Yépez, como buen machito engreído (dijera Paquita la del Barrio), y a quien no se le enseña que los hombres son iguales que las mujeres (porque son ellas las obligadas a aprender que son iguales que los hombres), en ocasiones le da por celebrar el triunfo político-literario de los seres con heráldica ranura.
Y del espécimen escribano dotado de concha o pepa, el batillo anota esto que a continuación palpan los oclayos:

«Es momento de decirlo: la escritura más arriesgada de Tijuana ha sido femenina. En lo que toca a la generación fundadora de la profesionalización de esta literatura fronteriza, El agente secreto (1990) de Rosina Conde, que la primera vez que lo leí me dejó perplejo y me cambió la forma de ver la literatura» [Heriberto Yépez, suplemento El Mexicano, 22 de junio de 2008].

A los nuevos críticos y analistas del mundo entero, recomendamos que tengan a bien seguir los métodos implementados por este galimatiyador y verán cómo se les facilitará la chamba. Rediez y jolinez: «es momento de decirlo»; «es momento de decirlo»; «es momento de decirlo» y «es momento de decirlo».

—Son chingaderas.
—Tan culto, tan trucha y dizque tan leído que se las nalguea el güey para, finalmente, valer madre.

Quiere así indicar que «la escritura más arriesgada de Tijuana ha sido femenina», pero qué le importa al cabrón gastarse chorros de tinta y kilos de papel para referirse a la «Cochina» Conde y —of curs— a su nalguita la «Quihubolesqué»; y a la que trata de emparejar con la primera susodicha.

—¿Qué tiene de extraordinario el guacal literario de la Conde?

Lo suyo sigue siendo el costumbrismo telúrico (perdón por el pleonasmo) que le trasuda el feminismo estereotipado y la plastiquera “subversión” pequeñoburguesa de cafetín y alcoba.

—Elementos que, por cierto, la ruca inmiscuye hasta la nausea en sus macilentos textos como falso porte de mujer cabrona y liberada.

Y en esa transición del “éxito” femenil, en el que hasta la Muerte se viste de mujer, al gallofero no se le podían pasar de tueste las habas y tarde se le hacía ya para sacar a relucir el guardapelo de su manceba. [1]

« Y más recientemente también ha sido una autora la que ha escrito obra interesante: Lo peor de ambos mundos (2006) de Mayra Luna que, según Julio Ortega, es una de las mejores narradoras de su generación en Latinoamérica» [Heriberto Yépez, suplemento El Mexicano, 22 de junio de 2008].

De poco o ningún respeto y distinción deben ser las demás mujeres escribidoras de Tijuana que no merecen ni que se les mencione aunque sea por sus alias, aunque «haigan» sido parte de «la generación fundadora de la profesionalización de esta literatura fronteriza». Y conque su hetaira la Mayra Luna —paridora por lavativa textualera del broli «Lo peor de ambos mundos»— es según los asegunes del Julio Ortega «una de las mejores narradoras de su generación en Latinoamérica».

—¿Y qué? —como dijo el hermano del hijo del papa, o sea, el «Canacas».

A Gabriel García Márquez le otorgaron el premio Nobel porque los académicos suecos creyeron que era de izquierda. Para describir la realidad se conceptualiza con palabras, pero las palabras son insuficientes.
Y hay que ver bajo qué influjos el «opinador» relativiza, desdeña, encomia o lengüetea (pocamadrismo, ignorancia o desconocimiento de métodos y teorías).
Por tanto, conociéndole las ancas al pollo de nuestro corral, se deduce que el “crédito” del tal Ortega fue despachado con mucho ligerismo.

—O sea, que es un crédito sin crédito.

En un breve texto antológico, cuyos protagonistas son Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, Don Emmanuel Carballo explica el punto luminoso de un aforismo de Karl Krauss que se refiere a la irresponsabilidad que por complacencia, arrebato o atolondramiento suscitan las palabras; y mas, si la saeta es verbosamente camelera y lanzada por boca de un jayán o cacagrande. Porque, sentado el precedente es más difícil despegar el chicle. [2]
«Los juicios literarios que emiten escritores famosos en un órgano sofisticado —señala Carballo— se supone que son irrebatibles o, por lo menos que se aproximan a la verdad, a la verdad que el status quo aplaude y el lector común y corriente no osa poner en duda». [3]

—Pues sí, pintan al Diablo con cuernos pero no los tiene.

Pero la torva verdad del estatuskú, llena de bondad y de ilusoria omnipotencia —cuyos merolicos y achimeros son capaces de equiparar la boda y el matrimonio del Nicolás Sarkozy y la Carla Brunin con el pipiripao y el acuilmado concubinato del Erasmo Katarino Yépez y la «Maula» Luna— aquí se la Pérez Prado con todos los de la orquesta.
En cuanto a los tongos churritos del Julio Ortega, ¿qué significación pueden tener para la gente totalmente ajena y apartada de la camada de mamertos yepezianos y demás pajarracos que actúan como los gansos que creen que donde existe un hoyo hay un nido? Lo espetado por Fulano Ortega de llamar a la «Maula» Luna «una de las mejores narradoras de su generación en Latinoamérica», baste decir que es una más de las aberraciones que, seguramente, acostumbra a disparatar cuando se pone muy pedo y mariguano, o en circunstancias en que trae hambre sexual.

—¡Uuuy, sí...! Juuulioortegaaa!

Cabrones como el mentado Julio Ortega se pueden hallar dónde sea. Un literato que se respete no dará mirlos como los que asegura don Katarino que el atento viejo lépero desaguó sobre su advenediza jaina como elocuente riachuelo expresivo.

—Oficios de la caridad y la benevolencia entre los palurdos miembros de una misma casta culturera que se exhiben en el tajuelo de las mentiras oficiales sin remordimiento de conciencia.

Ahora, si el reputado escritor ha trasmitido —con toda cachaza y altanería— las hipócritas adulaciones con las que también se peina el ego el maridazo de la «Maula» Luna, porqué no, titiritándole de ardores y comezones la bichola, podría trasmitir también un enfermedad contagiosa como la venérea gota del soldado y configurar a su receptor en un inmediato candidato a veinte mil unidades de penicilina. [4]
Pero retachémonos a lo que opina el Carballo respecto a ese tipo de rebotes.

«De viva voz, y entre amigos, esos mismos juicios suelen ser menos doctorales y más en mangas de camisa. Los “escritores famosos” comentan en confianza lo que no era correcto afirmar por escrito. El autor estudiado no sólo tiene cualidades “cualidades” sino también “defectos”. Por conveniencia callan la lista de imperfecciones y se esfuerzan por aumentar méritos difíciles de comprobar. A esa crítica hablada no tiene acceso el lector común y corriente, quien comulga con ruedas de molino» [5]

En efecto, quién puede asegurar que el mentado Ortega, ya despabilado y con la mollera serena, no podría haberse retractado y voltear la tortilla, escupiendo hasta lo que no de la pobre melolenga esa.

—Uy, sí, pues, «la escritura más arriesgada de Tijuana ha sido femenina, nomas porque la Mayra Luna le entregó a su ludibrio “promotor” la parte más peludita de su «yo» interno (dijo una profesora tartamuda de la UABC).



NOTAS FINALES O WEVOS DE KOWI


1.- Del gallofero del Erasmo Katarino Yépez que no se le podían pasar de tueste las habas y tarde se le hacía para sacar a relucir el nombre de su mancebita la Mayra Luna; al respecto, véase el «Vertedero de cretinadas» intitulado «COBA Y ADULACIÓN PARA EL COMERCIO DE LA AMISTAD», específicamente los segmentos cabeziados: «LOS METATEXTOS Y EL PENDEJITO DIALOGISMO BAJTINIANO», «SWAIN, CAZESSÚS Y LAS PERRAS DEL ZACAS» y «CUANDO EL CROAR DE UNA RANA ES CANTO DE RUISEÑOR».

2.- Del punto luminoso del aforismo de Karl Krauss en el que se refiere a la irresponsabilidad que por causa de arrebatos estúpidos o inconcientes suscitan las palabras, el escritor austriaco sentenció: «Quien calla una palabra es su dueño, quien la pronuncia es su esclavo».

3.- Emmanuel Carballo, Borges, Bioy y los escritores mexicanos, Revista de la Universidad de México, #43, septiembre de 2007.

4.- De lo que es la venérea gota del soldado que configura a su receptor en un inmediato candidato a veinte mil unidades de penicilina, gota del soldado, llamada también gota militar, se denomina así al padecimiento de un mal por contagio venéreo cuando la enfermedad (gonorrea, por ejemplo), comienza con sus primeros estragos. El infestado, al día siguiente que tuvo el contacto sexual que le acarreó dicha enfermedad, secreta por el orificio penial, conducto de la orina, una sustancia viscosa o babeante de color amarillo, aunada a constantes ardores y comezón en el miembro. El padecimiento se detecta porque la membrana que cubre el pene se adhiere pegajosamente a la glande, así como al calzón. Sinonimia: gomorra; premio; premiado.

5.- Emmanuel Carballo, Borges, Bioy y los escritores mexicanos, Revista de la Universidad de México, #43, septiembre de 2007.

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