«Todo lo que escribo está cargado de dinamita. Mientras tenga fuerza y entusiasmo cargaré mis palabras con dinamita. Sé que mis verdaderos enemigos, los tímidos y los arrastrados, no se enfrentarán a mí en un combate justo. Sé que la única forma de entrar en contacto con ellos es alcanzarlos desde dentro, por el escroto, tiene uno que subir por dentro y retorcer sus sagradas entrañas» Henry Miller
12 de diciembre de 2014
siempre el elemento sine qua non
En
el «corpus poetico» puede estar contenida la política, la moral, la
religión, pero debe predominar siempre el elemento sine qua non que lo
determina a ser una obra de arte: el factor estético. El arte en la obra
como Dios en el Universo, diría Flaubert. No obstante, no se despacha
en gran escala una producción letristica, a pesar de que «la gran poesía
—como afirma el máster Juan José Saer— es el
resultado de una elección del dolor, una búsqueda, una disciplina de la
extrañeza que lo borra todo, que consume el mundo, lo sumerge en la
oscuridad y lo rescata lavado nítido para una historicidad más alta,
menos primitiva. En rigor de verdad, la poesía es 'hecha por todos'
porque la poesía está en todos».
«Los monstruos no duermen bajo tu cama, ellos viven en tu cabeza en forma de prejuicios» Joaquín Loera ''El Chapo'' Guzmán
«Los
monstruos no duermen bajo tu cama, ellos viven en tu cabeza en
forma de prejuicios» Joaquín Loera ''El Chapo'' Guzmán
como palomas a vista de gavilán
Podredumbre poética
Se requiere una fuerza superior a sus vulgares cantaletas
No pueden engañarse ni engañarnos
Pero han hallado por dónde hincar el diente
Se vio con sorpresa que ratón y gato
Ahora ya comen en un mismo plato
Saben cómo y donde el Diablo perdió el poncho
Echaron pelillos al agua y se unieron como uña y dedo
Han tenido su cuartito de hora de fragilidad
Emigraban del salón tertulero como palomas a vista de gavilán
Y echaban más cruces que si hubieran visto al demonio
Faltaba su chichisbeo amoroso
Encontraron momento preciso para pelar la pava
En una asociación de mujeres garabateadoras de arrugas
Viejas como el pecado, feas como chisme
Y con pespuntes de brujas y rufianas
De esas que dan el ala para comerse la pechuga
Y son duchas para sacar provecho de toda calamidad pública
Como si no bastara con la necrología de los periódicos
Se apoderaron de ellas como de plaza conquistada
Olvidándose del precepto que dice:
No haga de gallo quien nació gallina
Se deshacen en cumplidos y salvan las apariencias
Jugando al pin-pin y a la gallina tapujada
Y a la pizpirigaña y al pellizquito de mano •
Se requiere una fuerza superior a sus vulgares cantaletas
No pueden engañarse ni engañarnos
Pero han hallado por dónde hincar el diente
Se vio con sorpresa que ratón y gato
Ahora ya comen en un mismo plato
Saben cómo y donde el Diablo perdió el poncho
Echaron pelillos al agua y se unieron como uña y dedo
Han tenido su cuartito de hora de fragilidad
Emigraban del salón tertulero como palomas a vista de gavilán
Y echaban más cruces que si hubieran visto al demonio
Faltaba su chichisbeo amoroso
Encontraron momento preciso para pelar la pava
En una asociación de mujeres garabateadoras de arrugas
Viejas como el pecado, feas como chisme
Y con pespuntes de brujas y rufianas
De esas que dan el ala para comerse la pechuga
Y son duchas para sacar provecho de toda calamidad pública
Como si no bastara con la necrología de los periódicos
Se apoderaron de ellas como de plaza conquistada
Olvidándose del precepto que dice:
No haga de gallo quien nació gallina
Se deshacen en cumplidos y salvan las apariencias
Jugando al pin-pin y a la gallina tapujada
Y a la pizpirigaña y al pellizquito de mano •
el amor a la patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional
Hay
en la anunciación una gran mentira o desfasamiento entre la idea
legislativa y lo que realmente le ocurre al pueblo: «la educación que
imparta el estado tenderá a desarrollar armónicamente, todas las
facultades del ser humano y fomentará en el, a la vez, el amor a la
patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la
solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia». Dicho
de otra manera: se trata de dar batazos sin pelotas, hasta quedar
totalmente exhausto o ponchado.
Toda esposa sabe cuando el marido tiene una amante, pero no toda mujer sabe que su amante tiene esposa.
Toda esposa sabe cuando el marido tiene una amante, pero no toda mujer sabe que su amante tiene esposa.
parlando el lenguaje de Esopo
El
máster Pepe Revueltas afirma que en el momento en que la razón se
disfraza, parlando el lenguaje de Esopo, los filósofos han de
convertirse en perros, caballos, elefantes o cabrones que hablan y
piensan antropomórficamente a través de una «crítica» elusiva,
indirecta, pusilánime y complaciente. Ascesis de escribir sin decir nada
o puerta abierta al oportunismo, la doblez y la ambigüedad: el escritorzuelo,
articulista o gacetillero, mediante imposturas y falseamientos, se
sirve de dicho lenguaje; y cuando es llamado a moverse teóricamente, lo
hace aplicando groseras fórmulas anfibológicas o lanzando lisonjas de
filisteo con el fin de acomodarse u obtener la prebenda de rigor. De esa
manera, su «crítica» merece ser leída o escuchada, se vuelve glorioso
ejemplo y se acepta el meritorio discurso porque se ha desprendido del
«núcleo racional» —transustanciándose en una «crítica-acrítica»— en la
que prevalecen únicamente los raseros de la «superestructura emocional»,
de una conciencia vacía de contenido que opera con el puro entusiasmo o
el optimismo. Entonces, se logra el propósito de que las palabras ya no
digan nada. Como afirma Revueltas: «Las palabras pierden por completo
la significación que indican, como ocurrió con la ideología cristiana
por los tiempos en que el agitador Savonarola intentó restituir las
vaciadas significaciones a la pureza original de su antiguo contenido.
La horca hizo pagar a Savonarola su osado proyecto de arrancar a la fe
religiosa de su optimismo y complacencia ideológicos, y las palabras
continuaron vacías» [Dialéctica de la conciencia, libro 20, p. 225].
DE LA MENTIRA MATERIAL A LA VERDAD LEGAL
DE LA MENTIRA MATERIAL A LA VERDAD LEGAL
Para entender el «ritual» de la legalidad debemos distinguir qué papel juegan los intereses de la clase capitalista que detenta el control de la de la llamada «soberanía» del consumidor o de la potencial clientela en las relaciones comerciales.
A la facción corporativista y gerencial poco le importan los escrúpulos —digamos que morales— cuando se trata de obtener réditos y ganancias económicas; el individuo de carne y hueso en tal situación —de comprar lo que el mercader le vende— ha de concebirse como un ente relativamente abstracto; dado que la necesidad es una «idea», una tendencia que concuerda con las antiguas formulas metafísicas porque su finalidad es igualmente destruir las ideologías y desintegrar la cualidad de pensar y actuar en forma penetrante y no de manera oscurecida y pasiva.
En este río revuelto de ganancias participan el estado, con su correspondiente division de poderes, y las corporaciones de «mass media» y los accionistas y propietarios legales dedicados a la vendimia en gran escala. Conjuntamente controlan y persuaden a la masa clientelar, promueven sus intereses y consolidan sus poderes y privilegios.
Si los detentadores de poder comercial de gran escala no hicieran uso de mecanismos y estrategias fraudulentas de publicidad, sus ganancias entonces serian magras. Sin los capuchineos y engañifas a los que recurren sus bolsillos no engordaran. Se tima al cliente, se le da gato por liebre, se le embauca para estafarlo. Y gracias al lenguaje de merolicos diestros en el arte de cilindrear al prójimo.
Y la ley a ¿quién protege? Obviamente que al bribón.
La legislación en materia de consumo de bienes y servicios está paralizada y es letra muerta en este aspecto. Y el peso de la ley en este campo de la economía de mercado, cuyos beneficiarios venden engatusando, no tiene más fuerza gravitacional que lo puramente «literario». Veamos un botoncito de muestra.
En el Capítulo III, relativo a «la información y publicidad», de la «Ley Federal de Protección al Consumidor» se establece lo siguiente:
«ARTICULO 32.- La información o publicidad relativa a bienes o servicios que se difundan por cualquier medio o forma, deberán ser veraces, comprobables y exentos de textos, diálogos, sonidos, imágenes y otras descripciones que induzcan o puedan inducir a error o confusión, por su inexactitud».
Sin embargo la práctica demuestra todo lo contrario. Y es que los soportes del leguaje de propaganda comercial están a la vanguardia, mientras que la ley, supuestamente protectora del cliente y del consumidor de bienes y servicios es ridícula y anacrónica.
Pero como el «quid» del asunto, como lo decía Bertold Brecht, esta en esta dicotómica premisa:
«Todo quiere seguir siendo lo que es y no quiere seguir siendo lo que es».
Pero las oposiciones son irreductibles.
Para entender el «ritual» de la legalidad debemos distinguir qué papel juegan los intereses de la clase capitalista que detenta el control de la de la llamada «soberanía» del consumidor o de la potencial clientela en las relaciones comerciales.
A la facción corporativista y gerencial poco le importan los escrúpulos —digamos que morales— cuando se trata de obtener réditos y ganancias económicas; el individuo de carne y hueso en tal situación —de comprar lo que el mercader le vende— ha de concebirse como un ente relativamente abstracto; dado que la necesidad es una «idea», una tendencia que concuerda con las antiguas formulas metafísicas porque su finalidad es igualmente destruir las ideologías y desintegrar la cualidad de pensar y actuar en forma penetrante y no de manera oscurecida y pasiva.
En este río revuelto de ganancias participan el estado, con su correspondiente division de poderes, y las corporaciones de «mass media» y los accionistas y propietarios legales dedicados a la vendimia en gran escala. Conjuntamente controlan y persuaden a la masa clientelar, promueven sus intereses y consolidan sus poderes y privilegios.
Si los detentadores de poder comercial de gran escala no hicieran uso de mecanismos y estrategias fraudulentas de publicidad, sus ganancias entonces serian magras. Sin los capuchineos y engañifas a los que recurren sus bolsillos no engordaran. Se tima al cliente, se le da gato por liebre, se le embauca para estafarlo. Y gracias al lenguaje de merolicos diestros en el arte de cilindrear al prójimo.
Y la ley a ¿quién protege? Obviamente que al bribón.
La legislación en materia de consumo de bienes y servicios está paralizada y es letra muerta en este aspecto. Y el peso de la ley en este campo de la economía de mercado, cuyos beneficiarios venden engatusando, no tiene más fuerza gravitacional que lo puramente «literario». Veamos un botoncito de muestra.
En el Capítulo III, relativo a «la información y publicidad», de la «Ley Federal de Protección al Consumidor» se establece lo siguiente:
«ARTICULO 32.- La información o publicidad relativa a bienes o servicios que se difundan por cualquier medio o forma, deberán ser veraces, comprobables y exentos de textos, diálogos, sonidos, imágenes y otras descripciones que induzcan o puedan inducir a error o confusión, por su inexactitud».
Sin embargo la práctica demuestra todo lo contrario. Y es que los soportes del leguaje de propaganda comercial están a la vanguardia, mientras que la ley, supuestamente protectora del cliente y del consumidor de bienes y servicios es ridícula y anacrónica.
Pero como el «quid» del asunto, como lo decía Bertold Brecht, esta en esta dicotómica premisa:
«Todo quiere seguir siendo lo que es y no quiere seguir siendo lo que es».
Pero las oposiciones son irreductibles.
fusilando las estructuras joyceanas
Metaficción
es, supuestamente, hacer literatura desde la literatura misma. Sí es
cierto, pero en forma paródica, humorística y sarcástica. No desde la
forma pastichera y fusilando las estructuras joyceanas que se han vuelto
ya un cliché. Además, y considerando aparte que la mayoría de la
metaficción es literatura terriblemente mala, quienes la escriben son,
en su inmensa mayoría, noveles y diletantes que nada más siguen las
influencias de dos o tres escritores; y pareciera que solamente han
leído al Tito Monterroso, al che Borges y al Julio Cortázar. Más de
allí, comercialmente no pasan.
la fatua ingenuidad de papagayos
Acto
de simbiosis con el que se pretende adquirir virtudes que no se tienen,
imponer un hipócrita código moral, remover las fibras sentimentaloides y
alcanzar la satisfacción o placeres sincopados a costa de la
desinformación. Conformismo artificial y ficticio de la fatua ingenuidad
de papagayos, como refería don Antonio Gramsci. La actitud mental que
vislumbran el comentario copiado, no es consecuencia,
aunque podría darse el caso, de la incapacidad de articular criterios
no imitativos o de posibles daños en la corteza cerebral, el origen de
esa impotencia de activar la máquina del discernimiento radica en
posturas ortodoxas programadas desde los cánones funcionalistas y los
clichés alienantes que se bifurcan en sectarismo malsano y estruendosas
intrigas pedantescas
Los seres humanos se enamoran tres veces en la vida
Los
seres humanos se enamoran tres veces en la vida: cuando son
adolescentes (y que por vez primera se les calienta el chamorro);
cuando se casan (sin imaginar deshielo de una concupiscencia sin
amor); y, finalmente, cuando huelen la nostalgia sexo (pues la sangre
se ha hecho delgada).
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